En el confinamiento de la primera ola, Nayara Granados, una niña de 9 años alumna de 3º de primaria del colegio Andrés Manjón de Alargarinejo (Granada) y con una discapacidad visual, escribió a sus futuros nietos para contarles que en marzo de 2020, el coronavirus obligó al mundo a detenerse.
De su precioso escrito nació este cuento publicado por la editorial Planeta. El relato nos sitúa en un 2070 en el que una tierna abuela, el yo futuro de Nayara, explica a sus nietos cómo se vivió la pandemia. Pero también, qué aprendimos en esos días: lo valiosa que es la vida y la importancia de las cosas simples y del contacto humano. Sobre todo los abrazos, aquellos que Nayara no pudo dar a sus abuelos durante ese tiempo, y a quienes dedica el cuento.
Ahora la entrevistamos para que nos cuente un poco mejor cómo es su día a día, cómo vivió el confinamiento y cómo se imagina el futuro.
Nayara, cuéntanos qué es lo que más te gusta del cole y qué haces en tu tiempo libre.
Mis asignaturas favoritas son la Educación Física porque me relaja hacer ejercicio al aire libre. Pero también, Lengua porque aprendo muchas palabras nuevas para poder expresarme mejor, y Plástica porque me transporta a mi mundo. En mi tiempo libre me gusta pasear, escuchar música, hacer algún que otro Tik Tok, cocinar y ayudar a mis padres en las tareas de casa.
¿Cómo viviste los primeros días de la pandemia? ¿Cuáles fueron tus sentimientos y emociones? ¿Cómo te acompañó tu familia?
Los primeros días lo viví muy mal, me sentía triste y notaba un vacío interior que no me dejaba estar feliz. Sobre todo porque de golpe dejé de ver a mis cuatro abuelos que viven en un pueblo de Córdoba y eso, para mí, era terrible. También estaba asustada por el miedo a lo desconocido, a la duración de la pandemia, a poder ser contagiada o a contagiar a mi familia. Pero mi familia intentaba animarme quitándole importancia a la situación. Y para ponerme contenta me proponían llamadas de teléfono y videollamadas a esos familiares que tanto echábamos de menos como mis abuelos.
Durante el tiempo que estuvimos en casa encerrados, ¿Qué hacías en tu día a día? ¿Qué era lo que más te gustaba hacer y lo que menos?
Hacía justo lo que explico en el cuento: los deberes de la escuela, leer, dibujar, escribir, escuchar música, bailar, cocinar en familia, y también algo de Tik Tok. Esos días jugué mucho con mis padres y también cocinábamos juntos. Hacíamos de todo un poco para que los días fueran amenos y más fáciles de pasar y llevar, la cuestión era no pensar tanto en la situación que se vivía fuera.
A mi me gustaba hacer de todo… Pero si tuviera que elegir de algo me quedo con los momentos compartidos; lo que más me gustó fue lo mucho que nos disfrutamos los cuatro juntos. Y lo que menos, la situación que había a nuestro alrededor por el dichoso virus.
¿Aprendiste algo nuevo? ¿Con qué recuerdo te quedarías?
Sí, aprendí mucho… Aprendí a valorar el significado de la vida y también las cosas que realmente importan y, sobre todo, a disfrutar de lo que hoy tenemos porque mañana no se sabe lo que va a pasar.
Me quedo con el recuerdo de que todos estos sentimientos vividos han llegado a toda España en forma de libro y a su vez, con las muestras de cariño que recibo de la gente que lo lee.
¿Qué te llevó a escribir Los abrazos perdidos? ¿Fue un trabajo del cole o simplemente una dedicatoria a tus abuelos?
Los abrazos perdidos nació como un trabajo para mi colegio. Nos pidieron un cuento que hablase del coronavirus. Yo, que echaba de menos a mis abuelos, pensaba en las historias que me cuentan de cuando ellos eran jóvenes, y ahí se me ocurrió la idea. A mí también me gustaría contarles a mis nietos todo lo que hemos vivido y estoy viviendo ahora. Por supuesto, va dedicado a mis abuelos, por esos meses tan duros que hemos pasado y seguiremos pasando hasta que todo se normalice. Ellos saben que en ese libro siempre van a tener un abrazo mío.
¿Y qué te parece que se haya incluso publicado?
Este mismo cuento lo utilicé también para un ejercicio que me propuso mi maestra de la ONCE, Vero. Ella me propuso grabarme haciendo cosas esos días del confinamiento. Así que me grabé leyendo este texto que tanto me gustaba. A Vero le encantó, y me dijo que ese cuento era muy bonito y que se tenía que lucir más. Fíjate al final lo que se ha lucido que se ha convertido en un libro.
Gracias a la ONCE de la noche a la mañana, todo muy rápido, mi cuento llegó a la editorial Destino y decidieron publicarlo. Además, muy pronto también estará en braille y sonoro para poder así compartirlo con mis compañeros de la ONCE. Nunca imaginé que sería capaz de conseguir algo así pero al final ese sueño se ha hecho realidad.
¿Qué piensas de nuestros mayores-abuelos? ¿Crees que se sienten cuidados?
Pienso que la mayoría de abuelos y abuelas están bien cuidados, algunos en mejor condición que otros. Pero pienso que no reciben el cariño que se merecen. A lo mejor es la edad, a medida que los niños nos hacemos mayores cambiamos. Los adultos van cada uno a lo suyo y no prestan atención a los mayores, no les dan el cariño suficiente ni la atención que ellos necesitan de verdad.
¿Y los niños y niñas dirías que se les tienen suficientemente en cuenta? ¿Cómo piensas que los niños y niñas podrían participar más de las decisiones que se toman en los pueblos y ciudades? Al menos en cuestiones que les afectan directamente como la construcción de un nuevo parque, el horario escolar, la programación cultural para familias, etc.
Pues la verdad, estaría bien que hubiera una asociación de niños y niñas donde se pudiera opinar de todos estos temas, al igual que existen otras en las que participan adultos. Las opiniones de los niños también son importantes y en muchas ocasiones nadie las tiene en cuenta. Todos deberíamos ser más conscientes de que la niñez se pasa y ya no vuelve nunca más, por eso hay que cuidarla.
Después de todo lo vivido y de que el planeta Tierra parece que nos ha dado una buena lección. ¿Dirías que la especie humana cambiará algo de sus hábitos?
Sinceramente creo que no. La gente actúa según su conveniencia, sin pensar en lo demás. Es triste decirlo pero es así.
¿Cómo ves el futuro? ¿Cómo te imaginas dentro de 10 años? ¿Y cómo te imaginas que estará el mundo?
El futuro del planeta Tierra lo veo mal. En los últimos años le hemos hecho mucho daño, lo hemos ido destruyendo a pasos agigantados. Y eso ya es complicado de arreglar, es difícil de volver a como era antes.
Dentro de 10 años me veo estudiando aún con mascarilla y medidas de seguridad. Seguro que el virus no habrá desaparecido todavía y el mundo seguirá estando triste. Tal vez las personas también, porque en 10 años muchos de nuestros abuelos ya no nos acompañarán en vida.
¿Qué te gustaría ser o hacer cuando seas mayor? En el cuento vemos que te gustaría ser abuela… ¿y qué más?
¡Sí! Por supuesto me encantaría ser abuela, y estoy segura de que lo seré. Me gustaría casarme, ser mamá y tener hijos. Pero también me gustaría seguir escribiendo y poder transmitir a los lectores que las cosas que no se ven por los ojos existen en el corazón.
De momento, para este año ¿qué planes tienes? ¿Seguirás escribiendo y contando historias?
Mis planes para este año son esforzarme más en todo y superar todas las complicaciones que la vida me ponga en el camino. Seguiré escribiendo porque lo que hago cada día; para mí, escribir es desahogarme, dejar los pensamientos libres y la imaginación fluir. Por escrito también se puede conseguir que todos te escuchen mejor y comprendan lo que quieres transmitir. Como bien dice el dicho: «Las palabras se las suele llevar el viento, pero lo escrito es para siempre». Tengo varias ideas en mi cabeza, que se lleguen a publicar o no, eso ya no lo sé, pero mientras llegue ese momento, sigo soñando y escribiendo.