El unísono que se manifestó tantas veces en las calles argentinas durante las multitudinarias marchas de los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, los paros feministas, y los pañuelazos frente al Congreso no dejó margen de duda respecto del consenso alrededor del reclamo y de la urgencia de la ley. El movimiento feminista sin grieta alguna se plantó ante el gobierno para que el proyecto fuera presentado y votado sin más dilaciones, y así se hizo teniendo como colofón un nuevo derecho ganado. A partir del 24 de enero de 2021 Argentina hace parte de la lista de países en los que abortar de manera legal, segura y gratuita es un derecho y la maternidad es una elección que no le costará la vida a ningún cuerpo gestante. El 24 de enero entró en vigencia, con aplicación automática, la Ley Nº 27.610 que garantiza la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Cerca de las 4 de la mañana del 30 de diciembre de 2020, en medio de un calor sofocante y miles de mujeres en vilo, el movimiento feminista argentino celebró la consagración de un nuevo derecho. Después de 12 horas de debate parlamentario con 38 votos positivos, 29 negativos y una abstención, el Senado sancionó la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y así la República Argentina se convirtió en el quinto país de América Latina y el Caribe en legalizar el aborto.
A los pocos minutos del conteo y del anuncio de los resultados de la votación parlamentaria, en Twitter la tendencia pasaba de “#SeráLey” a “#EstoyLlorando”. Esta vez la red social hacía semblanza de la realidad, pues tras el grito contenido por horas de vigilia y décadas de lucha, el llanto inundó las calles repletas de mujeres y las casas de quienes siguieron la emisión de la sesión del Senado. Todas aquellas que llevamos atado el pañuelo verde alguna vez, nos permitimos aún en tiempo de distanciamiento social, preventivo y obligatorio, el abrazo del triunfo y un llanto histórico compartido.
Hay muchas razones para esa alegría: el aborto legal hasta la semana 14 de gestación sin causales supone saldar una deuda que la democracia tenía con nosotras. El aborto legal, exigido desde hace décadas por el movimiento feminista, no solamente es un importantísimo tema de salud pública, sino que es la consagración del derecho a decidir, del derecho al goce, de la autonomía sobre nuestro cuerpo y nuestro proyecto de vida. La maternidad, en Argentina, será elegida o no será.
Por eso el grito es eufórico, porque esto significa no solamente que miles de personas dejarán de morir a causa de abortos inseguros, especialmente mujeres pobres que han sido las principales víctimas de la impuesta condena social y legal que suponía la penalización del aborto, sino que es un salto material y simbólico que empieza a derrumbar la visión de la maternidad como destino de las mujeres, y saca definitivamente del closet la decisión de no parir. El impacto que esto tendrá sobre la educación sexual y reproductiva de las presentes y futuras generaciones y respecto de la igualdad entre varones y mujeres, es hoy imponderable pero sabemos que será de grandes dimensiones.
En concreto, la ley sancionada establece los siguientes derechos:
- Acceso al aborto libre, seguro y gratuito, en el sistema de salud público y privado, hasta la semana 14 de gestación
- Una vez pasadas las 14 semanas de embarazo el aborto es legal en caso de peligro para la vida o la salud de la persona gestante o en caso de violación.
- El establecimiento está obligado a garantizar el acceso al aborto en un plazo no mayor a 10 días desde su requerimiento.
- Las personas de 16 años o más tienen plena capacidad por sí mismas para prestar su consentimiento; se presume que las niñas de 13 a 16 años cuentan con aptitud y madurez suficiente para decidir la práctica y prestar el debido consentimiento, a menos que deba utilizarse un procedimiento que implique un riesgo grave para su salud o su vida.
- El personal del servicio de salud debe garantizar un trato digno, privacidad y confidencialidad de la información, y respetar la autonomía de la voluntad.
- El funcionario público o personal de la salud que dilate, obstaculice o se niegue a practicar un aborto en los casos legalmente autorizados podrá ser sancionado penalmente e inhabilitado para el ejercicio de la profesión. Salvo cuando previamente haya declarado ser objetor/a de conciencia.
- En caso de que el establecimiento al que se recurra no cuente con personal médico no objetor, este debe garantizar en un plazo mínimo la derivación a otro establecimiento.
Una larga e imparable lucha por los derechos
La celebración de este avance democrático no hubiera sido posible sin la lucha continua de 15 años de existencia y persistencia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Una experiencia de organización feminista que ha dejado lecciones magníficas sobre la construcción democrática, intergeneracional, interseccional y plural. La Campaña Nacional junto con la Red Federal de Socorristas han sido dos estrategias políticas fundamentales para la construcción de este camino de resistencia sin precedentes en el mundo y cuyo recorrido fue esencial para que millones hagamos eco de la defensa del derecho a la salud integral, a la autonomía, al placer, a la igualdad, a la dignidad de la persona y a la vida plena. Una década y media de batallar la consagración del derecho a decidir y ocho presentaciones del proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo ante el Congreso son la antesala de la ley sancionada en diciembre de 2020.
Asimismo, la conquista tiene un precedente imposible de pasar por alto y fue el fulgor político que el tratamiento del proyecto generó dos años atrás. En junio de 2018 se llevó adelante en la cámara baja del Congreso Argentino el debate del proyecto para legalizar la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Con una reñida votación, entre los y las diputadas ganó la favorabilidad a consagrar el derecho de las personas gestantes a decidir o no la maternidad. Meses después el Senado diría lo contrario y la interrupción voluntaria del embarazo continuaría en el marco de la ilegalidad. Sin embargo, el profundo debate social originado por el tratamiento de la ley y las calles repletas de la marea feminista que empujaba una sanción positiva fueron el primer y más importante triunfo de esta disputa política.
Esas jornadas se convirtieron en un hito. En las mesas de todos los hogares argentinos se habló del tema y lo que hasta ese momento había sido concebido como un gran tabú salía del ámbito privado. Cientos de personalidades dirían públicamente que habían abortado, y miles de mujeres empezarían a sentirse verdaderamente acompañadas por otras miles que, sin secreto, decían “compañera yo también aborté”. Se construyeron listados enormes de profesionales de la salud aliadas de la lucha. Quien desea abortar sabe que no está sola, que un amplio sector de la población no la señala, que una porción mayoritaria no la criminaliza. Ahora somos más libres para señalar la soberanía sobre nuestros cuerpos, nuestro derecho al goce y defender nuestras elecciones. El invierno de 2018 se vio arropado de una marea crecida que se metió por ventanas, puertas, televisiones y radios de todas las casas argentinas.
El tsunami feminista no solo alcanzó el territorio nacional, atravesó las fronteras por aire, mar y tierra tras un contagio panamericano. El pañuelo verde, símbolo de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Argentina, se tiñó de distintos colores para vestir cuellos y puños y para anudarse en miles de mochilas a lo largo de nuestra región. Como canta una arenga feminista “¡ALERTA! Alerta el que camina, América Latina va a ser toda feminista”. Al movimiento Ni Una Menos expandido por distintos continentes y el Paro Feminista que conectó al feminismo del mundo entero, se suma esta lucha que comparte estrategias de un país a otro, que se abraza sororamente entre latitudes. Las solidaridades alargan sus brazos, especialistas de distintas disciplinas, activistas históricas atraviesan fronteras regionales para poner voz y conocimiento y así fortalecer las luchas por el aborto legal en otros países.
Esta lucha expandida por nuestro hemisferio verá también los frutos del aborto legalizado en Argentina. A días de sancionada la ley, se inició el debate por la despenalización en Chile. La marea no se apaciguará, seguirá su curso en cada lugar donde se emprenda la lucha por nuestros derechos. La ley es la demostración de que es posible cambiarle el rumbo a la historia del aborto clandestino y será inspiración para que otros países de la región y el mundo avancen en el reconocimiento del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo.