“Nacimos para aguantar lo que el cuerpo sostiene, aguantamos lo que vino y aguantamos lo que viene”, recita el músico Residente en su canción El Aguante. En medio de protestas, son recurrentes elementos que se convierten en símbolo. La protesta colombiana — derivada en estallido social—, tiene un lema claro: “Si un pueblo sale a protestar en medio de una pandemia, es porque el gobierno es más peligroso que el virus”. Las movilizaciones ya han adquirido su himno de rigor, la canción del puertorriqueño exlíder de Calle 13, en la que hace una alegoría a la resistencia del pueblo.
Desde el lunes día 3 de mayo, YouTube Colombia notifica la pieza como “contenido ofensivo o inadecuado”. Lejos de surtir el efecto de presunta censura que se le puede atribuir a este hecho, los comentarios del vídeo se han convertido en un espacio de solidaridad internacional. Una centralita de muestras de apoyo al pueblo colombiano —e incluso el artista se ha posicionado dando soporte a los manifestantes—, cayendo en una suerte de “efecto Streisand” que ha hecho la canción más popular si cabe.
La voluntad de apagar El Aguante no es gratuita, Colombia está reportando cortes de Internet y cobertura desde el inicio de las movilizaciones. La táctica gubernamental de interrumpir la red para interceder en la convocatoria y apoyo de concentraciones, es una estrategia usada por gobiernos de dudosa calidad democrática. “Los regímenes autoritarios a menudo cierran Internet para silenciar protestas, influir en las elecciones, ocultar violaciones de derechos humanos y negociar con otros malos actores”, explica la organización Acces Now, que se dedica a defender los derechos en Internet. La entidad ha registrado 155 apagones de la red en 29 países durante el 2020, y se ha hecho eco de un aumento de esta estrategia censora en zonas de conflicto.
En el caso de Colombia, diversos usuarios de redes sociales denuncian que en los últimos días ha caído la conectividad, además de apuntar que ello responde a una maniobra gubernamental. Netblocks, monitor global que trabaja en derechos digitales, seguridad cibernética y gobernanza de Internet, da la razón a estas denuncias. Las gráficas publicadas demuestran que algunas zonas de Cali vieron la conectividad interrumpida desde el 4 de mayo a las 4.30pm, viéndose reflejado a partir del día siguiente.
Monitoreo de los apagones de la red en Cali. Fuente: Netblocks
“Están haciendo cortes de señal, sobre todo en Siloé [Comuna en Cali]. La están interfiriendo porque la gente estaba haciendo lives —encubiertos como stream de videojuego para evitar que pincharan la señal—, y cantantes, artistas colombianos se estaban metiendo”, explica Daniela G, joven participante de las protestas. La plataforma de periodismo independiente Itaca Laboratorio, declara que más allá de los cortes de red, se están eliminando posts de las redes sociales. Denuncian que la censura va más allá, y que usuarios que ofrecían directos en las manifestaciones, están siendo bloqueados. “También están eliminando posts e historias en Instagram que difunden información o generan tejido de apoyo entre el pueblo”, añade el colectivo de comunicadores.
La bandera de Colombia al revés se ha viralizado como símbolo de rechazo a la brutalidad estatal desencadenada en el país —considerando el control de las redes y los cortes de cobertura en esta categoría—. Los perfiles de Instagram de protestantes, y muchos internautas internacionales que quieren mostrar solidaridad, han generado una ola de tendencia inundando la red con estas imágenes. La agenda global de las redes sociales también se ha visto marcada por las movilizaciones colombianas, y es que hashtags como #ParoNacionalColombia, #NosEstanMasacrando, #SOSColombia, #ColombiaEnAlertaRoja o #UribeDioLaOrden, han sido los más usados durante las jornadas de protesta.