Se hace complicado realizar un perfil de la nueva ministra de Educación y Formación Profesional. Aunque en Alcalá 34 (sede del Ministerio) se sabía desde hacía algún tiempo que había cambio y que incluso la propia Isabel Celaá había puesto su cargo a disposición de lo que quisiera el presidente (aunque, dicen colaboradores estrechos de la ya exministra que su compromiso para continuar era firme), el terremoto del fin de semana pilló a todo el mundo con el pie cambiado.
Llega el tiempo del impás, que promete ser bastante corto, para quienes hoy por hoy forman el Ministerio. Un compás de espera para saber si la ministra Alegría viene o no con ganas de tomar las riendas por completo y cambiar un equipo que ha puesto la cara para redactar y aprobar la nueva ley de Educación y la de Formacion Profesional. Esta, al principio de su andadura, la otra ya en marcha y con todos los desarrollos pendientes.
Las redes sociales, eso sí, se han pasado el fin de semana recordándole a Pilar Alegría algunos de los deberes que, seguramente, seguirán en el cajón a la espera de mejor momento. La bajada de ratios siempre presente ha sido la petición más repetida, con diferencia. Es en la que podría meter mano la nueva ministra si puede hacer la suficiente presión en los próximos Presupuestos Generales del Estado. Otras, relacionadas con modificar la Lomloe, no parecen posibles o razonables para un Ministerio que acaba de sacar adelante el texto, como quien dice.
Por delante, le queda no poca labor, aunque llegue al cargo con una gran cantidad del trabajo legislativo realizado ya. Tiene, más o menos, medio año para hacer una propuesta relativa a la carrera docente, un compromiso que planteó la Lomloe en su articulado y del que, a día de hoy, nada se sabe todavía. Una revisión de la formación inicial y continua, del acceso y el desarrollo de la carrera al completo. El famoso Estatuto Docente que el profesorado lleva décadas esperando.
Los sindicatos también esperan del nuevo equipo una mayor capacidad de diálogo social que facilite las cosas. Han visto cierto déficit en el Ministerio de Celaá en este sentido. A esto se suma que Pilar Alegría llega al despacho con un acuerdo recién firmado por CCOO, CSIF y UGT con el ministro Iceta sobre la estabilización del funcionariado, con la importante excepcionalidad de las y los interinos de educación sobre la mesa.
De la propia Alegría resulta complicado conocer más información de la ya facilitada por los medios nacionales y locales en las últimas horas. Es diplomada en Magisterio por la especialidad de Primaria. Nació en un pueblo de zaragoza en 1977 y ha pasado buena parte de su vida laboral en el PSOE aragonés. Hasta el sábado era delegada del Gobierno en la comunidad, además de jefa de la oposición en el Ayuntamiento de Zaragoza. Se quedó a pocos cientos de votos de la Alcaldía en las últimas locales.
Se afilió a la UGT en 2006 y después pasó al PSOE, en 2008. En el partido, ha pasado por muchos cargos, entre los que se incluye haber sido la Consejera de Innovación, Investigación y Universidad entre 2015 y 2019. Antes de eso, ha sido diputada en el Parlamento entre 2008 y 2015, también en las Cortes de Aragón, entre el 15 y el 19; vocal de la Ejecutiva del partido en la Comunidad y secretaria de Organización del PSOE Aragón entre 2014 y 2017. También ha sido coordinadora de la Secretaría Federal de Educación y Ciencia, secretaria de Educación en la Ejecutiva Regional del PSOE-Aragón y jefa de Gabinete del Departamento de Educación, Cultura y Deportes.
Parece que el presidente Sánchez ha hecho un cambio drástico en el Gobierno con la mirada puesta en las elecciones de 2023, generales y autonómicas. La elección de Alegría para el Ministerio de Educación y FP podría ir en esta línea. Con buena parte del trabajo en marcha, es una cartera poco agradecida en cuanto a peso en el Consejo de Ministros, pero que puede ser un buen escaparate que suponga el espaldarazo que el PSOE necesita en Aragón para recuperar ciertas posiciones tanto hacia la izquierda como hacia la derecha. Personas que la han conocido en Zaragoza aseguran que es una persona trabajadora y discreta y que hay muchas posibilidades de que para entonces sea la candidata a sustituir a Javier Lambán, actual presidente de Aragón.
Pero antes de eso, y además de ser ministra, en el mes de abril, Alegría fue nombrada para coordinar la redacción de la ponencia sobre Educación para el próximo Congreso del PSOE, que se celebrará el próximo mes de octubre. Una cita en la que el partido pondrá las bases de sus líneas de trabajo en las diferentes áreas. Ahí, Pilar Alegría podrá marcar la diferencia y hacer notar su peso, todavía más, en el partido.
Bien es cierto que el nombramiento ha pillado de sorpresa a propios y extraños. A pesar de ser diplomada en Magisterio, su relación con la educación no es precisamente amplia y no ha habido mucha gente del sector que haya podido trabajar estrechamente con ella. Al menos, fuera de Aragón.