Paulo Freire fue un pedagogo y filósofo, que nació en Recife, Brasil, el 19 de septiembre de 1921, y que, por ello, en el mes actual, se celebrará el 100 aniversario de su nacimiento. Esta figura intelectual que dedicó su carrera a la pedagogía, la enseñanza y la educación, es una de las más importantes del panorama latinoamericano y mundial de nuestro tiempo.
Entre sus logros se cuentan el haber participado durante finales de los años cincuenta y la primera mitad de los sesenta, en la eclosión social, popular, de resistencia frente a las incipientes dictaduras que se dieron en el cono sur de América Latina a la sazón. Su figura representó el papel educativo y pedagógico —a través de la organización de círculos educativos y asamblearios— de crítica frente a lo que sería una dictadura terrible como la que empezó en el año 64 del siglo pasado en Brasil. Después de esto, su actividad literaria cobró gran importancia con la publicación de grandes obras como Pedagogía del oprimido, el hito intelectual que recoge las experiencias de crítica social teorizándolas, poniéndolas en práctica en otros contextos.
Freire, por aquel entonces, se desplazó exiliado a Chile, e inició un periplo por Estados Unidos, Suiza o las excolonias portuguesas de Santo Tomé Príncipe y Guinea Bissau en África. De estas experiencias, en recorrido biográfico casi literario, pero siempre vinculado con la organización de círculos culturales de alfabetización, surgieron otras obras como Cartas a Guinea Bissau. Donde hablará de su experiencia como asesor educativo en el proceso de independencia de las excolonias portuguesas nombradas anteriormente. Esta obra como la de Pedagogía del oprimido pueden ser consideradas como un referente en creatividad en la vinculación de la política con la educación, y por tanto, de entrecruces interdisciplinares como la sociología de la educación, la teoría política y la pedagogía.
Después de un largo exilio, Freire volvería al Brasil del naciente movimiento protagonizado por Lula. Ocupó cargos de máxima responsabilidad en el ministerio de educación de aquel país, y se consagró definitivamente como personaje político y educativo, fue finalmente digamos, “profeta en su tierra”, cosa difícil de conseguir. Desarrolló programas educativos y siguió escribiendo hasta su muerte obras tan importantes como Pedagogía de la Esperanza, un reencuentro con la pedagogía del oprimido, que como su propio nombre nos indica, fue una obra de reflexión sobre su carrera, o el opúsculo de fácil lectura, pero no por ello menos profunda Política y educación, donde trata de nuevo los problemas de su tiempo vinculando la acción política con los procesos de aprendizaje.
Freire dejó un legado vasto, en prácticas, militancia, organizaciones, procesos histórico-educativos. Y ello se muestra en la cantidad de eventos que se han dado este año por el aniversario de su nacimiento. Instituciones representativas como CLACSO, CEIP, IUCOOP, UDESC, PRODESSA, universidades de largo alcance en América Latina de México, Argentina, Chile, y de toda la región, los Institutos Paulo Freire de Brasil y España, sindicatos, organizaciones freireanas de base, se han hecho eco del aniversario y no han dejado pasar la oportunidad que este brinda para el activismo y la reflexión. A través de publicaciones, reediciones, movilizaciones, encuentros en escuelas y un largo etcétera que no cabría en las líneas de este sucinto artículo. Ya daría para una larga investigación todos los encuentros que se han hecho sobre Paulo Freire este año en el centenario de su nacimiento y, por tanto, se debe de comprender como un autor vivo, que se sigue recreando y ampliando en relación con la actualidad y sus textos.
El centenario de Paulo Freire, sin duda alguna, ha traído de nuevo a Freire a la actualidad, lo ha rehecho una vez más. Empero, ha venido a coincidir, a su vez, con la circunstancia de la pandemia, que ha transformado el plano educativo de manera notable. En esos eventos que se han producido a lo largo del mundo para conmemorar al pedagogo brasileño, no han podido faltar las referencias a la integración, ya de manera esencial, de los nuevos medios informáticos con lo educativo en el contexto del COVID. Ha acontecido, por tanto, un entrecruce entre la pandemia, lo educativo y el aniversario del nacimiento de Freire en esos encuentros, el cual ha acabado siendo un espacio para pensar lo que podemos llamar como una “reforma educativa encubierta” provocada por la crisis.
Si preguntáramos si Freire hubiera estado de acuerdo con los cambios que ha supuesto la pandemia en la educativo, como mínimo, desde mi modesto opinar, creo hubiera sido crítico. Al menos en España, pero también análogamente en otras partes del mundo. Las dos premisas freireanas básicas ante la suspensión de clases, la sustitución de las clases por videoconferencias o la aplicación de una retahíla de normativas —que si bien cumplieron en parte con su cometido, no dejaron de mostrar grandes contradicciones— hubieran sido la de estar CON¹ los oprimidos o la de trabajar esos procesos en la medida de lo posible desde la comunidad, aunque en este caso, la distancia de seguridad ha sido el otro foco de la oposición dialéctica para poder trabajar comunitariamente.
Retomar la colectividad y la grupalidad, el diálogo, la corporalidad presente, son factores que, desde la perspectiva de Freire, pienso, serían puntos básicos. Para poder trazar una perspectiva crítica desde esa comunidad y también, poder asimilar la cantidad de información, muchas veces inconexa, que puede representar la “data” acumulada en internet. Sin comunidad que le dé sentido a esa información, y que la trate críticamente, la educación se convierte en un mero “recibir” algo ya dado (educación bancaria), sin recreación posible en torno a lo real.
Esto ha sido un reto difícil de conseguir frente a las normativas y leyes que se extendieron en la pandemia en lo social, y cómo no, en su reflejo en lo educativo. Si lo político y lo educativo eran campos articulados en la obra de Freire, la circunstancia de la pandemia no ha venido más que a corroborar esto mismo. Es decir, mientras se recibieron normativas y más normativas, regulaciones e instrucciones, de manera vertical en los ámbitos políticos, sociales, económicos, de la misma manera esto se reflejó también en los ámbitos escolares, tanto de primaria y secundaria, como universitarios en España. La extensión de este artículo no nos permite profundizar en todas las cuestiones que de ahí se infieren, sin embargo, sí damos cuenta de la forma vertical en la que tal aplicación de la normativa, en bloque, se hizo.
Dicho esto, cabe recordar que Freire nunca fue crítico con las normativas curriculares por el mero hecho de ser normativas, algunos pudieron interpretar en esto alguna clase de “anarquismo” freireano en su obra, pero yo no estaría de acuerdo en esa interpretación del texto ya que creo que más bien se optaba en sus textos por el diálogo y la posición clara de diversas perspectivas que se oponen. Para Freire debía existir en el ámbito educativo esa normatividad, pero desde una autoridad que no fuera, por así decir, “autoritaria”.
Por ejemplo, sin ir más lejos, lo que se echa en falta en el proceso del curso académico que hoy empieza, hablando desde la propia experiencia, es la capacidad de recibir esas normativas dentro de un campo de diálogo más activo. Se dijo a los centros educativos que debían de mantener una distancia de seguridad, pero no se aclara qué deben hacer los centros si esa distancia es imposible de conseguir por el tamaño de las aulas. En este caso, estamos ante una autoridad que ordena normativas verticales y no solo eso, sino imposibles de cumplir, y supongo que el lector se podrá figurar varios casos más de este tipo de incoherencias. Ante esto, la comunidad se ve forzada a “incumplir la normativa”, lo cual abre el camino a algo así como una corrupción generalizada impuesta.
En definitiva, desde un punto de vista freireano lo que venimos a decir es que esas normativas han de existir, pero mejor si son factibles y puestas en diálogo. Para el caso, Freire sigue proveyendo de herramientas que permiten interpretar críticamente la realidad. En estos paralelismos entre política, educación, y la irrupción de lo social en la escuela y de la escuela en lo social, se produce la vinculación entre lo político y lo educativo, abriendo perspectivas interdisciplinares que dan amplitud de miras a su obra hasta hoy. La teoría y la práctica freireanas se reinterpretan a la luz de estas nuevas circunstancias que nos tocan vivir.
- Por poner un ejemplo, aquellos que se quedaron fuera por no tener equipos y materiales informáticos.