Aprovechando el cambio de ministro de Universidades hemos iniciado esta petición https://www.change.org/OtraAnecaEsPosible en defensa de una evaluación del profesorado universitario al servicio del bien común y de una ciencia abierta, gratuita y social.
Por eso pedimos el apoyo a este manifiesto, impulsado por el colectivo Uni-Digna, integrado por profesorado de diversas ramas de conocimiento de las universidades públicas españolas, unido para reivindicar un sistema de evaluación y acreditación del profesorado universitario comprensivo, razonable y justo.
La función docente de la universidad se sacrifica en pro del impacto
El actual sistema público de evaluación y acreditación universitaria premia la acumulación de publicaciones cuantificables y comercializables, penalizando con mayor “carga docente” si no se consiguen.
Este sistema está convirtiendo la función docente esencial de la universidad en un obstáculo para la promoción académica, un “castigo”, que termina por devaluar una finalidad fundamental de la universidad, que es la de enseñar, provocando que el mismo profesorado la minusvalore y postergue.
Se presiona a la comunidad científica para transformar la investigación rigurosa, que requiere tiempo y procedimientos a veces lentos y reposados, en una loca carrera de la “cultura del impacto y de la citación”.
Ese impacto es controlado esencialmente por multinacionales extranjeras a las que, además, se pagan anualmente millones de euros de dinero público. Todo este engranaje es accionado por las agencias nacionales públicas de evaluación: la ANECA y la CNEAI.
Circuito privatizado y competitivo
Así, los resultados de investigaciones financiadas con dinero público, de todos y todas, se publican en revistas de acceso privado. Con este modelo la producción de conocimiento se encierra en un circuito privatizado, ajeno a su servicio a toda la sociedad y al compromiso con el bien común.
Todo es beneficio para las multinacionales editoriales. Los científicos les dan gratis el resultado de sus investigaciones; realizan gratis la revisión de la validez de las publicaciones de otros científicos. Bibliotecas de universidades y académico les pagan, con dinero público, para leer lo que crean. Y, finalmente, exigen que se pague por publicar en acceso abierto. Es como si los periódicos exigieran a los y las periodistas que escribieran y editaran gratis el trabajo los unos-as de los otros-as y reclamaran al gobierno que pagara la factura con el dinero público.
Este sistema presiona a la comunidad investigadora para adaptar su trabajo hacia lo que se valora en el competitivo mercado de las revistas. Se está generando así una inflación de papers inabarcable, que pocos leen y que no siempre se escriben con el poso necesario. Todo ello lleva a que la persona interesada en hacer carrera dentro de la universidad se vea condenada, en un círculo perverso, a “publicar o perecer”. Ansiedad, depresión, estrés laboral se unen a la precariedad, la competitividad y la incertidumbre en el sistema universitario…
La excelencia de la investigación científica en las universidades públicas es inseparable de su conciencia ciudadana y de la capacidad de promover la participación civil en la decisión sobre los fines y los usos sociales de la ciencia.
El corazón de la ciencia se define en términos de colaboración, no de competición; de amor honesto al saber y no a los réditos individuales; de interés por incrementar el conocimiento y no por la producción de publicaciones. El actual sistema obliga a un proceso continuo de competición interna que fragmenta y enfrenta al profesorado, naturalizando la competencia en vez de producir formas colaborativas de pensamiento e investigación.
Otro sistema de evaluación al servicio del bien común
Publicar en revistas de demostrada calidad científica es necesario para el avance social y es preciso que se evalúe para evitar que en el desarrollo profesional del profesorado se utilicen criterios poco éticos o un uso perverso del poder. Pero se precisa otro sistema de evaluación de la producción científica del profesorado universitario público, sin intereses comerciales, basado en la colaboración, el conocimiento compartido, el libre acceso a la producción científica. Necesitamos una universidad realmente pública y democrática, que cuestione esta concepción neoliberal de la ciencia, la investigación y la universidad basada en la competitividad.
Queremos una universidad en la que la investigación y la docencia reivindiquen elementos esenciales: trabajo compartido, investigación de base y a largo plazo, docencia como valor, honestidad científica, compromiso con toda la sociedad y también con las necesidades y sectores más desfavorecidos. Una universidad al servicio del bien común y no del beneficio económico de accionistas e inversionistas.
Propuestas concretas para avanzar
- Desarrollar repositorios públicos de “acceso abierto”, mandato expreso del programa de la Unión Europea Horizonte 2020, en la línea de la Declaración de San Francisco sobre Evaluación de la Investigación (DORA) y de la Declaración de Berlín, administrados por universidades u organizaciones de investigación públicas.
- No reducir la evaluación de la investigación a las publicaciones científicas en forma de papers o capítulos de libros. Considerar otros méritos de investigación.
- Incluir el impacto social como criterio y valorar la investigación orientada a temas relacionados con el bienestar humano, el desarrollo cultural, la sostenibilidad y el cambio social, la solución de problemas sociales y la transformación de las desigualdades de todo tipo.
- Evaluar el propio sistema de evaluación para que sea realmente transparente, democrático, participativo y público.
- Utilizar referentes de buena ejecución en lugar de ordenaciones y ranking, como en iniciativas como Redalyc y Latindex.
- Valorar y potenciar la investigación de relevancia local, tal y como señala la declaración de Leiden.
- Utilizar los criterios cuantitativos, únicamente, para apoyar la valoración cualitativa, que tiene que basarse en razonamientos informados y ha de revestirse de carácter deliberativo.
Se han presentado dos Proposiciones No de Ley (PNL) en el Parlamento Nacional. Son una propuesta para consensuar con la comunidad académica universitaria un sistema de evaluación de la producción científica más justo, que responda a un modelo de ciencia para el bien común.
Es hora de sumarse a una acción colectiva por parte de la comunidad universitaria que exija este cambio. Únete a este manifiesto https://www.change.org/OtraAnecaEsPosible para que llegue al ministro de Universidades e inicie el proceso planteado en esas dos PNL registradas en el Parlamento Nacional.