Recuerdo perfectamente aquel día del mes de marzo de 2020 en el que por los medios de comunicación anunciaron el cierre de los colegios y establecimientos escolares durante dos semanas debido al nuevo virus. Eso que parecía ser un cortometraje de ciencia ficción se convirtió en un largometraje que acabó durando meses. Acababa de empezar una película que precisamente no era de comedia. Habíamos pasado de un par de semanas, a un par de meses de confinamiento y a pesar de las dificultades del momento y del parón en el mundo exterior, dentro de cada casa estábamos nosotros, adquiriendo nuevos conocimientos sobre este mundo, y evitando así que el parón exterior significara un abandono del aprendizaje.
Durante estos tiempos, teníamos clases todos los días, y cada día despertaba en nosotros un sentimiento de intriga puesto que al trabajar por un nuevo medio todo se convertía en experimento y en nuevas formas de aprender. El esfuerzo de nuestros profesores se convirtió en nuestro mejor aliado. Recibiamos correos de información pero también de apoyo, de hecho, nos avisaban de las nuevas programaciones de clases por la televisión o de programas auxiliares para ayudarnos en nuestro camino hacia el saber. En mi caso concreto, la pandemia fue, según mi opinión, una forma de expandir nuestro conocimiento de otras maneras y que sin la ayuda de los profesores no hubiera sido posible. Además, se creó un equilibrio perfecto entre la ayuda del profesorado, y la actitud autodidacta del alumnado, lo que permitió de forma conjunta avanzar con el objetivo de ir adquiriendo más y más conocimientos sobre el mundo.
Debo decir de forma concreta, que en mi caso, ese año fue y sigue siendo hasta ahora el año en el que más llegué a aprender sobre las matemáticas, supuso para mí un antes y un después, y la pandemia no convirtió de ninguna manera ese año en improductivo, sino todo lo contrario; estábamos en constante aprendizaje.
Por desgracia, la pandemia continúa hoy en día, pero también continúa el progreso hacia el camino a una nueva forma de educación mixta y más manejable que se adapta a las situaciones del momento al igual que la última pieza de un puzzle. Actualmente, se ha construido un sistema donde la presencialidad es más valorada tanto por los profesores como por los alumnos, pero donde los medios tecnológicos siguen presentes. Los profesores nos guían por el buen camino en todo momento, si yo he aprendido todo lo que ahora sé, no es más que gracias a ellos, y si la pandemia no ha parado el desarrollo de nuevas mentes del futuro, es gracias a ellos. Por todo el esfuerzo y todo el empeño que habéis hecho por nosotros, gracias.