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Echar un vistazo a la web del Departamento de Educación. Comprobar qué ofertas de trabajo hay para las sustituciones del próximo curso. Echar el currículum. Esperar a que te llamen del centro y hacer una entrevista con la dirección para ver si encajas o no. Este es, más o menos, el mismo trámite que tendría que seguir cualquier persona en el sector privado. Desde hace años, en Catalunya, se está haciendo así en centros públicos.
Tal vez uno de los efectos más extendidos del sistema de creación de plazas perfiladas es que pasa por delante del sistema de elección de la bolsa de trabajo. Esto supone que primero se llenan las plazas perfiladas, de maneras que personal sin experiencia previa, por ejemplo, pueda conseguir plaza en un centro y que haga saltar a otro profesional interino. Estos, cada vez más, ven cómo muchas plazas pasan de la bolsa a ser perfiladas y las opciones se van reduciendo. A esto se suma el hecho de que las plazas perfiladas quedan bloqueadas de manera que no aparecen disponibles en los concursos de traslados.
En los centros ordinarios pueden perfilarse hasta el 50% de los puestos. En los de alta complejidad, hasta el 100%. A esto se suma, las plazas ocupadas por funcionarios con plaza fija. CCOO aseguraba hace unos días en rueda de prensa que el 11 % de las plazas totales del sistema en el curso que acaba de terminar, son perfiladas. Son 8.441. Para el curso próximo se espera que aumenten hasta el 23,3 %.
“Si eres funcionario pero no caes bien o te quedas embarazada, como era mi caso, o pides reducción de jornada o cualquier cosa que no cuadra, no te renuevan sin darte ninguna explicación. Y saltas (de la lista) aunque seas funcionaria”. Así lo explica María (nombre ficticio, como el de otras dos personas que han querido contar sus historias pero tienen cierto miedo a posibles represalias).
Su caso es relativamente complejo. Ella tiene plaza definitiva en un centro sobre el que pesa una investigación por riesgos psicosociales después de que la dirección recibiera varias denuncias. El ambiente era tan malo que decide cambiar de centro y lo hace pr la vía de las plazas perfiladas. Hace una entrevista en mayo para incorporarse en septiembre. Es una vacante para todo el curso.
El primer problema llega cuando el director que la entrevista le pregunta si tiene pensado volver a quedarse embarazada (ya tiene un crío). Ella le dice que no, pero en julio, sin haberlo buscado, se queda embarazada. “ Paso un verano horrible pensando que si me quedo embarazada no me iban a renovar. Te hago el spoiler, así fue”. Comienza la baja antes de dar a luz por posibles riesgos en el embarazo y da a luz a primeros del año siguiente. En abril llama al director del centro para saber qué pasará el curso siguiente. Según cuenta, tiene una reunión en el centro en la que el director le comunica que no habrá renovación para el curso siguiente. Una madre reciente “no tiene la dedicación al centro que otra persona sin un bebé”, asegura que le dijo para justificar su decisión.
Según los datos hechos públicos por CCOO hace unos días, hay 43.728 docentes que han participado en las adjudicaciones para el curso siguiente. Todas ellas, en el sistema de plazas perfiladas. De todas estas personas, 10.654 se han quedado fuera, “no se adecúan”, “no dan el perfil”.
Sofía también es funcionaria, pero sin plaza. Ella es de secundaria pero al principio, tardaban tanto en darle trabajo que estudió también para poder ejercer de maestra. Comenzó “con la morralla”, asegura: con tercios de jornada, hasta que fue “subiendo” por la lista. En un momento dado decidió dejar un instituto para ejercer en primaria. Y lo hizo durante un curso en un centro que decidió dejar, mediante una entrevista, para trabajar en otro donde desarrollaban muchos proyectos.
Entra para una plaza perfilada. Necesitan a alguien de inglés y que pueda dar unas pocas horas de francés. Tras el primer curso, la reclaman un segundo, pero en aquel diciembre la diagnostican cáncer de pecho. Coge la baja.
En su caso, pasados unos meses, el director le dice que renovará para el siguiente curso, sin problemas. Pero cuando toca hacer los papeles y pone el centro como primera opción, recibe una llamada de la dirección. La plaza perfilada que era para ella ya no existe.
Estar de baja por enfermedad no es la situación ideal para realizar entrevistas de trabajo para plazas perfiladas, de manera que tendrá que esperar a lo que haya en la bolsa. Tiene un número alto, aunque no excesivamente. Pero, frente a otros compañeros, ahora está congelado, mientras “la competencia” va ganando méritos durante su baja. Aspira a meter la cabeza en los procesos de estabilización y en las oposiciones del próximo año.
Hasta primeros de 2023 estará de baja, de manera que tendrá que esperar hasta entonces para saber qué plaza tendrá. Sofía lo vive como una vuelta atrás de ocho años, a cuando empezó. Cada vez se perfilan más plazas y van quedando menos en la lista de adjudicaciones. En el cole del que salió, ha quedado otra interina, con un número más alto y menos experiencia. Su plaza, como la de Sofía, no ha desaparecido. Según la informaron en el sindicato, había posibilidad de que se hubiera quedado ella, en vez la otra interina (lo que habría sucedido con un sistema de listas), pero no ha sido así. “Prefiero pensar que no ha habido mala fe. Me molestaría que la hubieran elegido por no estar de baja ella”.
Pero las bajas médicas o por maternidad no son las únicas situaciones en las que alguien puede verse empujado por el sistema de plazas perfiladas y la discrecionalidad de las direcciones. Mariana es funcionaria, sin plaza asignada. Tuvo que esperar 10 años para que se la dieran a pesar de tener plaza, aunque pasó la mayor parte del tiempo en el mismo centro. Pero decidió estudiar un master en otra localidad, lejana y pidió una comisión de servicios. “Yo soy funcionaria y tengo unos derechos. Uno de ellos es pedirme una comisión de servicios para ocupar otra plaza provisionalmente, incluso teniendo la definitiva”.
Pasado el tiempo volvió a pedir otra comisión de servicios, en vez de ir a su plaza definitiva: “Tenía ganas de conocer un poco el entorno en el que estoy y otros tipos de escuelas”. El problema fue que se la concedieron y en ese trámite “hizo saltar” a una interina que estaba en el centro. Es una situación que casi cualquier que haya sido y sea interino, conoce. El funcionario tiene prioridad.
“La directora se puso como una hidra”, relata Mariana. “Me acusó de no haberla llamado con antelación”. “Me dijo, relata esta docente, que tenía tres días para pensármelo, que renunciara, que cómo había escogido esa escuela”. Al día siguiente volvieron a hablar y, según cuenta, la directora le dijo que las familias estaban en contra de que empezase en el colegio y que iban a recoger firmas, que se habían informado sobre ella y que no la quería en su equipo. “Ha sido un acoso en toda regla para que renuncie a la plaza”.
“No trabajamos con máquinas sino con niños y todo esto te afecta. Saber que tienes a una directora y un equipo entero en contra. A unos padres en contra, cuando no conoces a nadie en la escuela”, explica Mariana. Ha decidido renunciar a esa plaza y volver a la definitiva.
¿Quién controla a quien controla?
“No hay control. Si llevas el tema al inspector y le preguntas, te dicen que tienen manga ancha para hacer lo que quieran porque el decreto se lo permite. El director último me lo djo, que tenía el poder para renovarte o no”. Esta es la experiencia, al menos, de Maria. “Los directores no están obligados a justificar por qué no renuevan. No te marco en el aplicativo y saltas. Cara a cara pueden darte la razón que sea, pero no lo pondrán por escrito”, continúa.
Una de las quejas fundamentales de estas docentes, así como de los sindicatos tiene que ver con el control de la administración sobre el sistema. No queda muy claro cómo se evita que ocurran situaciones de mala praxis.
Sin embargo, otras personas no describen el funcionamiento como absolutamente discrecional. Nuria Prunés es directora de centro y durante algún tiempo ha sido la máxima responsable de la asociación de directores y directoras catalanes, AXIA. Según explica ella, no se puede prescindir de una persona en una plazas perfilada si no se dan una serie importante de explicaciones que motiven esta situación.
Es algo que contrasta con lo que explican las docentes. Todas ellas aseguran que en las entrevistas con las direcciones, cuando deciden prescindir de ellas, no se habla de su trabajo, de su profesionalidad, sino de que, de una manera u otra, no encajan con las necesidades de los centros.
Fuentes de Educación aseguran también que hay mecanismos para evitar mala praxis. A pesar de lo cual, el próximo marzo de 2023 se celebrará un juicio tras el contencioso-administrativo interpuesto por CCOO por la situación que están creando las contrataciones de este tipo.
“El Departamento no te ofrece nada. He pedido reuniones con personal e inspección para que me den alternativa, relata María. Ella, además de quedarse embarazada cuando “no tocaba”, tuvo que ir con cierta frecuencia al hospital por la salud de su hijo. Y estuvo unos días de baja por afonía y por Covid. Todos estos motivos son los que llevaron a la dirección del centro a prescindir de ella en favor de una interina sin cargas familiares.
“El sistema público está pervertido y como madre sufro discriminación”, explica Maria. “Hay muchas mujeres en mi situación: que no te renuevan porque estás embarazada o has pedido reducción de jornada por cuidado. Cosas que hacemos más las mujeres y que nos perjudican profesionalmente: no te dan cargos de coordinación, por ejemplo, porque tu dedicación no es la misma. Y lógicamente no lo es”.
Sofía ha puesto una reclamación al saber que una compañera interina con peor puntuación se ha quedado en el centro y ella ha tenido que marcharse porque la plaza perfilada desapareció. “Reclamé pero me han dicho que no espere mucho. A final de mes salen las listas definitivas”. Su caso es complicado porque hasta enero no volverá a incorporarse al 100 %. Será el momento de activar de nuevo el proceso. “Pero ¿pongo media jornada para tener más opción? No puedo vivir con media jornada… No sé qué haré”.
Maria, Sofía y Mariana tienen historias y situaciones diferentes. Puntos de vista diversos de una realidad que las ha afectado por igual a las tres. Se puede ser funcionaria con plaza, sin ella o interina y estar a merced de la voluntad de una dirección que, aunque efectivamente tiene que pasar ciertos controles, puede saltárselos sin demasiado problema, como comentan algunas directoras que tampoco han querido aparecer con nombre y apellidos en este reportaje.
“Al final es la ley del más fuerte. Si puedes elegir, buscarás un proyecto chulo donde se pueda trabajar bien. Lo que no te das cuenta, cuando todo va a tu favor, es que hay gente que se queda ahí. Es lo que he visto este año y que ignoraba y ahora sé que hay miles de casos cada año”, Sofía.
Las tres tienen sobrados motivos para reclamar, en este caso en los juzgados, por una serie de situaciones que les han supuesto un perjuicio importante. Y, como resume Mariana, quiero “hacer que la escuela sea como la recuerdo, cuando empecé, hace 16 años. Todos éramos compañeros. Las cosas se decidían entre todos”.