Cada inicio de curso es una vuelta para repetir algo de todo el mundo conocido. Los costes de comprar libros y material escolar suponen un gran esfuerzo para muchas familias. Más, para aquellas de entornos desfavorecidos. La pobreza infantil no ha parado de crecer y ya hay jóvenes, niños y adolescentes que no han salido de una crisis para estar meditos en otra, al menos, desde 2010.
Gabriel González, experto en pobreza infantil de Unicef Comité Español señala la necesidad de que las administraciones públicas, desde la estatal hasta las locales, hagan apuestas importantes para facilitar una vuelta al cole que promete ser mucho más cara que la de otros años.
El incremento de los precios en los alimentos básicos, en el papel y en la energía hacen augurar que el coste añadido que cada curso han de afrontar las familias va a ser un problema para aquellas que están en peores situaciones. Por eso, al menos desde Unicef, se reclama una apuesta decidida por el bono universal de crianza que podría ayudar a aquellas familias que peor lo pasan cada año y que, incluso, han de endeudarse para poder hacer frente a los costes de los meses de septiembre y octubre.
Desde la Asociación que reúne a buena parte de las editoriales de texto, ANELE, aseguran que los libros de texto, aunque puedan subir, siempre han sido un sector de la economía no inflacionista, a pesar de las posibles subidas de los precios de toda la economía. Al menos, así lo aseguran para los últimos 15 años. Aunque es cierto, que el precio del papel ha subido y que, ahora mismo, hay problemas con la distribución desde Asia y con la huelga de los papeleros en Finlandia, de donde sale la mayor parte del papel y el cartón, según estas mismas fuentes.
Aunque no suban los precios de los libros de texto, es muy probable que sí lo hagan los precios de los materiales escolares como cuadernos o folios. Gabriel González habla de la necesidad de que las diferentes administraciones educativas armonicen sus políticas de libros de texto y los materiales ya que en algunos territorios funcionan programas de gratuidad total, en otras de préstamos y en otras nada en particular. En este sentido, María Capellán, presidenta de CEAPA desde el mes de junio, también insiste en que la apuesta de todas las autonomías debería ser por la gratuidad, como en Andalucía y Comunidad Valenciana, asegura.
A las dificultades del coste de la vida hay que sumar que este año, con la entrada en vigor de la nueva ley de educación en los cursos impares de la educación, habrá cambio sí o sí de materiales educativos, de libros de texto. Aunque en varias autonomías, a estas alturas, todavía no se hayan aprobados los currículos definitivos que tendrán que regir los próximos años en las escuelas e institutos.
González, desde Unicef, también señala otras cuestiones importantes que agravan la situación, principalmente, de las familias que lo tienen más complicados. Se refiere a los servicios de comedor y transporte escolares. Si las familias han sufrido el impacto de la inflación en su cesta habitual, las empresas de cátering que trabajan con los colegios, también. A la que hay que añadir la subida de la energía.
Por todas estas cuestiones, además de por las subidas en otros productos como puede ser el calzado, González reivindica la creación de una ayuda a la crianza universar, que beneficiaría mucho a las familias con menos recursos. Sobre todo, sostiene, si se tiene en cuenta que desde los grandes recortes a partir de 2010 y 2012, hay niñas, niños y adolescentes que han encadenado, con la actual, tres crisis económicas. Hay que recordar que la infancia es el sector población con mayor porcentaje de pobreza y riesgo de exclusión (alrededor del 30%) al tiempo que las familias con hijos también están en mayor riesgo de sufrir pobreza y exclusión social. «Estos jóvenes se merecen que España dé un paso y reconozca la crianza», sostiene González.
González sostiene, además, que el servicio de comedor debería ser un derecho subjetivo, algo similar al de las becas de estudio. Si un estudiante o su familia cumplen una serie de requisitos, debern poder tener acceso gratuito a dicho servicio. La idea es «que las familias no tengan que competir» por haber cuál tiene una peor situación de cara a acceder a alguna de estas ayudas.
En una línea parecida habla Pilar Orenes, directora general de la Fundación Educo. La oenegé publicó el pasado mes de junio un informe sobre la gratuidad de los comedores escolares. Como explica Orenes, actualmente, este servicio llega al 11 % de las niñas y niños; menores que tienen acceso a algún tipo de beca para poder comer en el centro educativo. La directora general recuerda que más del 30 % de la infancia en España vive en la pobreza o en riesgo de exclusión y que sería necesario pasar de los 191 millones que dedican las administraciones a estas ayudas a 1.073 millones para que se pudieran beneficiar todas y todos.
Orenes también defiende la necesidad de asegurar una calidad mínima en los comedores, tanto en relación con el tipo de alimentación que reciben niñas y niños como en cuanto al personal que los atiende. El objetivo es que pasaran a formar parte del proyecto educativo del centro. Para la Fundación Educo los comedores escolares deberían ser lugares especialmente significativos en lo relativo a la salud de la infancia (en la lucha contra el sobrepeso, por ejemplio); también como espacios que pueden ser un punto de lucha contra el abandono escolar, o para el fomento de unas correctas relaciones interpersonales y, por supuesto, lugares de protección para niñas y niños.