¿Hay alternativas a la repetición de curso? Sí, las hay. La prueba, como sostiene Save the Children en su último informe, está muy cerca. España es el país de la OCDE y de la UE que mayor volumen de repetidores tiene. Y en una proporción que, según dónde se establezca la comparación, resulta inasumible. De hasta ocho y 11 veces superior a otros países a pesar de que, en evaluaciones como PISA, los resultados de unos y otros estudiantes sean perfectamente comparables. La medida, según cálculos de Save the Children, le costó al Estado, en el curso 2019-2020, 1.441 millones de euros, lo que supone el 6 % de todo el presupuesto o, visto de otro modo, todo el dinero que Canarias invierte en educación.
El sustento en el que se apoya la cultura de la repetición se parece, sin querer hacer sangre, en el mismo que sustenta el terraplanismo o el negacionismo del cambio climático. Como parece que no lo sufre directamente en mis carnes y no veo todas las consecuencias, no existe. Pero el caso es que la investigación es tozuda e insistente, la repetición es ineficiente, es cara y puede empeorar la autoestima del estudiante, hasta llevarle a situaciones de abandono temprano. En cualquier caso, no tiene impacto sobre el aprendizaje y si tiene impacto global sobre la motivación, es el de bajarla.
No es la primera vez que hablamos sobre los efectos y soluciones de la repetición, esa herramienta con la que el sistema educativo español intenta dar respuesta a las diferencias de resultados dentro de las aulas. Esa herramienta que, además, es aceptada, cuando no alentada, por la mayor parte de la sociedad y de las familias que, como comenta Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política en Save the Children, a veces son las primeras en solicitar que se aplique.
Mitos
Según el informe de la ONG, la cultura de la repetición tiene seis pilares como base principal. El primero tiene que ver con ser, casi, la única herramienta con la que el sistema intenta dar respuesta a la diversidad de las aulas. En España parece creerse que es necesaria, que es normal que se repita al volumen en el que nuestro alumnado lo hace. Práctricamente un tercio de los chavales (ellas repiten bastante menos) de 15 años está, por lo menos, un curso por debajo del que deberían. En la mayor parte de países de la OCDE y la UE, el porcentaje de repetidores está en el 10 %. De hecho, en la mitad de ellos no llega siquiera el 5 %.
Otro mito asegura que la repetición es necesaria porque el nivel educativo de nuestros estudiantes es sustancialmente menor. Pero si se toman los resultados PISA como comparador común, un tercio de quienes han repetido en España han alcanzado los niveles mínimos de competencias de PISA. En otros países de nuestro entorno, con esos niveles, no habrían repetido. Es más, la mitad de quienes han repetido, han alcanzado los mínimos requisitos PISA en, al menos, dos de las tres materias que examina la prueba internacional.
El tercer mito asegura que la repetición se debe a cuestiones individuales, del sujeto: o te esfuerzas poco o es porque no consigues alcanzar el nivel suficiente. El problema de este mito es que se puede tomar dos estudiantes con dificultades de aprendizaje o motivazión similares y ver que el que vive en un entorno socioeconómicamente deprimido tiene una probabilidad tres veces mayor de repetir. La repetición, por tanto, está sesgada y se ceba con quienes tienen menos recursos.
Otra idea preconcebida asegura que la repetición puede ayudar en la motivación del alumnado y, así, en su rendimiento académico. Es decir, una prueba más de las bondades de la cultura del esfuerzo. En palabras de Álvaro Ferrer, técnico experto en equidad educativa de la oenegé, «lo que muestra (la investigación) es que repetición tiene impacto nulo sobre el aprendizaje». A esto se suma que en lugares donde se utiliza mucho y, además, no va acompañada de otras medidas que pudieran acompañarla, es negativa y, a largo plazo, se vincula con la probabilidad de abandonar de manera temprana el sistema educativo.
En una línea parecida está el quinto mito que entiende que el suspenso funciona como acicate de la motivación. Según Ferrer, han realizado un estudio novedoso con el que han conseguido señalar que la repetición empeora los niveles de esfuerzo de quien la sufre y baja su motivación. España no es que no obligue al estudiante a esforzarse, es que «le exigimos más esfuerzo que en otros países». Un poco en la línea de los resultados PISA, a igualdad de condiciones, en España se repite mucho más.
El último mito asegura que la repetición en nuestro país tiene relación con las elevadas ratios de las aulas. Según Álvaro Ferrer, si esto fuera así, deberíamos tener tres veces menos repetidores de los que hay, si se atiende a las ratios y porcentajes de repetición de otros países.
Algunas medidas
Save the Children no solo ha puesto la mirada en la crítica e intento de desmontar los mitos que sustentan la cultura de la repetición, sino que aporta hasta 10 posibles medidas que podrían tomarse para rebajar unas cifras que nos vuelven a situar en la cabeza de los países en desarrollo.
Durante la rueda de prensa de presentación del informe, eso sí, han destacado solo cuatro del decálogo. La primera de ella sería aprovechar los cambios que introduce la Lomloe en cuanto a los criterios de repetición para instaurar un sistema de formación y acompañamiento al profesorado, en equipos docentes, para que reflexionen sobre esta práctica. Algo así se ha hecho ya en Portugal o Bélgica con buenos resultados, según comentó Ferrer.
También, y en la misma línea, se plantea la posibilidad de establecer metas para la reducción de la repetición en los centros educativos que se vinculen a mejoras en la autonomía de centro, así como en un aumento de los recursos disponibles. Otra medida que se ha utilizado nuevamente en Portugal y Francia.
La ONG defiende también la necesidad de implementar estrategias que eviten la homogeneización de nivel dentro de las aulas (a la que respondería la repetición) a través de la formación inicial y permanente del profesorado sobre gestión de aulas multinivel. Formación y acompañamiento también.
La otra medida que han querido destacar en la rueda de prensa trataría de extender las labores y de apoyo y refuerzo al estudiante con peores resultados a clases extraescolares o cursos de verano. Especialmente al alumnado en situación más vulnerable y que es el que menos acceso a este tipo de medidas tiene durante el curso. Se trataría de evitar la repetición de curso mediante el apoyo en aquellas materias en las que hay dificultades.
Los costes
Este es siempre uno de los puntos fuertes cuando se habla de la necesidad de mayor y mejor inversión en educación. Según la estimación de la oenegé, el coste de la repetición en el curso 2019-2020 fue de 1.441 millones de euros. Es el equivalente a todo el presupuesto educativo de Canarias, por ejemplo.
Según los cálculos que han hecho en Save the Children, con este dinero se podrían sufragar clases extraescolares para la mitad del alumnado de primaria y ESO de los centros públicos y concertados de todo el país para hacer refuerzo; o se podrían contratar 44.700 docentes extra que podrían realizar estrategias de acompañamiento en agrupamientos flexibles en los centros, por ejemplo. O 44.200 orientadores y trabajadores sociales que pudieran realizar las labores necesarias para la identifficación de niñas y niños en situación de vulnerabilidad para tomar las medidas pertinentes. O pagar a dos formadores por cada centro público y concertado para que hicieran acompañamientos en procesos de majorea de resultadtos de sus estudiantes.
Desde la organización creen que es necesario que las autoridades integren la necesidad de eliminar la repetición de curso como uno de los objetivos del país en el horizonte más o menos cercano. Durante la presentación han hablado de las acciones que han puesto en marcha otros países, como Francia que en la última década realizó un programa según el cual se han realizado acompañamientos persolizados del estudiantado en pequeños grupos después de las clases. Algo que le ha supuesto una caída de 21 porcentuales en los niveles de repetición. En Portugal, otro de los referentes del estudios, se han hecho programas de formación y acompañamiento a los centros educativos, se han propuesto bajadas de repetición vinculadas a mayores recursos disponibles.