El alumnado TEA en España está, en su práctica totalidad, escolarizado en centros ordinarios, ya sean públicos o privados con concierto. Es el primero de los pasos hacia la inclusión de estas personas, pero solo el primero. La participación de estas chicas y chicos en la vida cotidiana es prácticamente igual de importante que la mera presencia en los centros.
Esta es una de las mayores dificultades a las que se enfrentan puesto que, precisamente, les cuesta comprender en cierta medida (depende de los casos) cómo funcionan dichas relaciones, las ambigüedades que se pueden producir o la mera espontaneidad.
Autismo España ha hecho públicos parte de los datos salidos de un estudio que han realizado mediante encuestas a chicas y chicos, familias y docentes sobre sus percepciones en los centros, públicos y concertados, de primaria y secundaria. Entre los datos más llamativos está una discrepancia importante, que parece contraintuitiva. Mientras que el 86 % del alumnado TEA que respondió a la encuesta asegura que participa en las excursiones organizadas por el centro, el 43 % asegura pasar en soledad los recreos.
Según María Verde, una de las personas responsables del informe, esta situación no tiene por qué ser vivida como negativa por parte de estas chicas y chicos, puesto que puede que sea, en cierta medida, buscada. Pero sí pone de manifiesto una situación bastante común y es la dificultad en la socialización. Verde explica que estas chicas y chicos tienen dificultades durante «las relaciones sociales espontáneas entre compañeros» frente a las que son estructuradas, como actividades de clase o excursiones fuera del centro (en las que hay una participación mayoritaria).
Estas dificultades podrían mejorarse, entiende Verde, con la realización de ciertas actividades estructuradas en los recreos, por ejemplo, aunque siempre con cierta prudencia puesto que «no es natural que estos tiempos estén dinamizados por una figura mediadora», explica. También comenta que, dados que los tiempos libres en los centros pueden ser relativamente conflictivos. «son momentos de tensión que dan lugar a situaciones de aislamientos para algunos alumnos», programas como los de alumnado mediador podrían venir bien, no solo para estos chavales TEA, sino para el conjunto del estudiantado.
A las dificultades para socializar en el centro educativo se suman las de hacerlo fuera de clase. El estudio recoge que solo el 14 % de estos alumnos queda con sus compañeros después de clase. Para Verde, eso sí, no debe culpabilizarse a nadie ya que puede depender de los casos. Habrá chavales que no necesiten socializar y por esto puedan estar más aislados, aunque también puede suceder lo contrario, «que quieren socializar pero no lo hacen de manera exitosa porque su manera de hacerlo es poco natural o es demasiado poco recíproca», comenta Verde.
El estudio ha contado con las respuestas de 299 estudiantes, de los cuales solo 36 eran chicas. Esto hace que, como explica Verde, «haya que tomar algunos resultados con cierta prudencia». Sobre todo, los que tienen que ver con posibles situaciones de acoso o violencia. Y es que el 22 % de las chicas que han respondido comentan que no saben identificar si las obligan a hacer algo que no quieren. Al tiempo que el 26 % del total no saben si sus compañeros se mofan de sus pechos o de sus genitales.
Para Verde, a pesar de tomar precauciones a la hora de establecer situación basadas en estos datos, sí es importante que los centros tomen conciencia y hagan un trabajo de incidencia desde la acción tutorial y los departamentos de orientación para dar claves a chicas y chicos a la hora de identificar este tipo de situaciones. «No solo ayudarían al alumnado TEA sino a todo el grupo», opina Verde.
Para la experta, el alumnado TEA está doblemente expuesto al acoso relacional, a ese que puede ejercerse sobre él y que puede jugar con el hecho de «ser amigas o no» o en el que estas chicas y chicos no sepan si les dan un consejo o les toman el pelo. Por eso reafirma que hay margen de mejora en los centros para que se hable de «habilidades para la socialización e identificación de este tipo de situaciones» que, en definitiva «ayudarían a todo el alumnado».