Profesorado
Para el profesorado los elementos que hablan mejor del estado de la convivencia serían la coordinación con los equipos educativos; ayudar al logro de las metas del alumnado; tener herramientas con las que evaluar la convivencia; la relación con las familias; la implicación del servicio de inspección y, también, recibir trato ofensivo o denigrante por parte de las familias.
Tanto la coordinación con los equipos como la relación con las familias son los elementos, dicen en el estudio, que más influyen, para el profesorado, en la convivencia escolar. Al mismo tiempo, destacan la mirada de las y los docentes sobre la inspección educativa pues entienden que tiene un efecto positivo en la convivencia escolar.
Para que la convivencia funcione correctamente, el estudio informa sobre algunos elementos que impactan positivamente. En primer lugar que haya un trabajo en el aula que aumente la autoestima del alumnado, que se desarrollen proyectos relacionados con la vida real, conocer los protocolos de acoso y ciberacoso, ayudar a entender qué es el racismo y sus secuelas, la existencia de grupos de colaboración docente, así como la adaptación de contenidos para mejorar el clima en el aula.
Equipos directivos
En el caso de los equipos directivos aparecen elementos comunes con el profesorado cuando se les pregunta por los elementos que pueden predecir un buen clima de convivencia. Entre ellos, la existencia de herramientas de evaluación de dicha convivencia; la coordinación de los equipos docentes, la ayuda docente en la consecución de metas del alumnado o la implicación del servicio de inspección. Junto a estos habría otros como el sentir que se es competente en la creación de cierto clima en el centro, la relación entre discentes y docentes o la actualización del Plan de Acción Tutorial (PAT).
En lo relativo a las competencias de los equipos directivos para el funcionamiento de las normas de convivencia, se destacan la frecuencia con la que se analiza el problema con la familia de un alumno que ha sido sancionado; el desarrollo de herramientas sociales del alumnado; la competencia en la detección del acoso y el ciberacoso; la eficacia a la hora de sancionar; el reconocimiento de muestras de afecto inapropiadas; la eficacia al tener en cuenta la opinión del alumnado sancionado y, finalmente, la frecuencia con la que se solicita la intervención de la inspección.
Cuando se habla de habilidades sociales, el estudio se refiere a la autoestima, la escucha activa y las habilidades de comunicación. Estas, junto al sentirse competente o preparado para la detección del acoso y el ciberacoso son los mejores predictores de la competencia de los equipos directivos.
Estructuras de orientación
Las estructuras de orientación también tienen puntos de acuerdo con docentes y equipos directivos a la hora de ver elementos predictores de una buena convivencia escolar. Otra vez, la coordinación de los equipos docentes, la relación docente-discente, la disposición de herramientas de evaluación o el sentimiento de competencia en la creación de un cierto clima en el centro son elementos coincidentes.
Además de estos, las y los orientadores hablan de la adecuación de la normativa vigente a la convivencia escolar y de la relación centro-entorno.
Para las estructuras de orientación existen algunos elementos predictivos, además, de su competencia docente para el funcionamiento de las normas de convivencia. Entre estas estaría la frecuencia de maltrato a propiedades de compañeros, competencia para detección acoso y/o ciberacoso; empatía; las peleas entre discentes; el reconocimiento de buenos o malos secretos y intimidación directa o indirecta a través de medios digitales
Alumnado
El estudio ha buscado elementos que pudieran predecir un mayor impacto en una buena convivencia, también en una mala y, además, en la manera de afrontar de la mejor manera posible la solución.
En relación a los predictores de una buena convivencia escolar, el alumnado participante coincide en, al menos, tres puntos que se han destacado: su participación en la toma de decisiones y en la propuesta de mejoras; la asertividad a la hora de comunicarse con los demás y la realización de prácticas que promuevan la igualdad de género.
Por contra, cuando se les pregunta sobre las conductas disruptivas destacan el maltrato entre compañeros, la sustracción y/o deterioro del material de otros estudiantes, las peleas en clase o las molestias de compañeros en clase.
Cuando se producen situaciones que socavan la convivencia, el alumnado destaca posibles formas de afrontar la situación. En primer lugar, implantando medidas restaurativas del daño causado; la comunicación con las familias sobre el castigo aplicado en el caso de una conducta disruptiva; el diálogo con todas las partes implicadas para resolver el conflicto; la comunicación a un docente cuando se es testigo de alguna situación conflictiva y, por último, la comunicación con un docente de confianza en el caso de que hubiese existido una agresión por parte de un adulto.
Familias
Preguntadas las familias, estas opinan que los elementos que mejor impactan en las relaciones centro-familia serían la existencia de un sentimiento de pertenencia al centro; la ayuda por parte del profesorado a la hora de administrar justicia en un conflicto; las reuniones que se convocan para la mejora, y el agrado de hijos e hijas ante la asistencia de los progenitores a reuniones en el centro.
Sobre las situaciones que empeoran esta relación entre ambas partes, la que más influiría negativamente seria tener un hijo que está sufriendo acoso en el centro. También, la frecuencia en la que hay casos de acoso; el incumplimiento por parte del hijo de las normas del aula o del centro; o la eficacia de debates sobre convivencia y de la aplicación de castigos.