Comer o no comer, he ahí la cuestión. La pobreza no hace más que incrementarse en la Comunidad de Madrid, y con ella los quebraderos de cabeza de muchas familias a quienes se deriva desde las administraciones a la caridad, olvidando que los seres humanos tienen derechos y que son ellas las que deben garantizarlos.
Miles de historias llegan a la Federación: gritos desesperados en muchos casos de madres y padres que no pueden dar de comer a sus hijos e hijas, que se sienten impotentes frente a la tediosa burocracia y el frío de la Administración.
Hemos iniciado el curso con incidencias, como cabe esperar en un sistema educativo que alberga tantos centros educativos y tanto alumnado. Pero es preciso diferenciar esto de otras situaciones que son auténticos problemas, que llevan años arrastrándose, motivados por una falta de planificación por parte de la administración regional. Es el caso, por ejemplo, de la construcción de centros educativos como el CEIP Héroes 2 de Mayo en Colmenar Viejo -10 años construyéndose-, o el CEIPSO La Luna en Rivas-Vaciamadrid -ya han llegado a los 7 años-. Otro de los clásicos es la recurrente falta de docentes, sobre todo, en algunas especialidades o las incorporaciones tardías de las plantillas.
Una de las mayores preocupaciones en este inicio de curso ha sido que no estuviesen resueltas las becas de comedor desde el primer día de clase. Más de 80.000 solicitantes habituales, -este curso la Administración estimaba en 100.000 los posibles solicitantes-, aún no saben si tienen concedida la beca o no; se han registrado incidencias en aproximadamente un 70%. La fecha tope de resolución se establece a finales de octubre aunque, debido al alto porcentaje de incidencias y la dificultad en resolverlas, se ha anunciado la posibilidad de ampliar el plazo de subsanación.
La gestión para solicitar beca en el curso actual ha cambiado, ya no son las secretarías de los centros las únicas que lo hacen y se desvía a los solicitantes a la ventanilla única. Esto ha creado mucha confusión en las familias y hemos sido testigos del peregrinaje de muchas de ellas en busca de un mínimo de atención; en muchos casos el trámite se perdió ahí y no consiguieron formalizar la solicitud. Se abrió la veda; se iniciaron los juegos del hambre.
Otras familias consiguieron, con bastantes dificultades, registrar sus solicitudes, sin la atención ni el asesoramiento que suele dar la secretaría de un centro educativo que conoce a las familias, revisa la documentación y ayuda en el proceso. Ahora muchas de esas solicitudes tienen incidencias, y toca recibir la notificación y subsanar. Casi 100 son los posibles motivos de incidencias registrados en un sistema que no ha funcionado y por el que los madrileños hemos tenido que pagar a través de nuestros impuestos porque la Consejería de Educación decidió externalizar el servicio. Eso sí, el embrollo ahora lo tienen que solucionar las secretarías de los centros.
La Consejería reacciona por la presión social, pero solo parchea
La FAPA emitió una nota de prensa denunciando la no resolución de las becas y, como reacción, la Consejería de Educación actuó tarde y, a nuestro entender, mal. Anunciaron en un comunicado de prensa que se harían cargo y asumirían el gasto de comedor de todos los solicitantes de la beca, pero la cuestión es… ¿cómo y cuándo?
Horas más tarde, la Comunidad de Madrid indicó, mediante una resolución de la Viceconsejería de Política Educativa, que realizaría tres transferencias a los centros educativos a través de sus direcciones de Área; la primera a lo largo del primer trimestre. En el punto 3.1 de la resolución se lee: “Todos los alumnos que hayan solicitado beca de comedor escolar para el curso 2023/2024 podrán incorporarse al servicio de comedor desde el primer día que se preste el servicio de comedor escolar”… ”En aquellos casos cuya situación no haya sido resuelta favorablemente antes del 31 de octubre de 2023 (mediante la aplicación informática o alguna de las resoluciones), los centros educativos no girarán el recibo de comedor escolar a las familias de los alumnos solicitantes de esta beca y la Administración financiará ese coste”.
Sin embargo no se especifica nada a los centros sobre cómo, ni cuándo, ni quién va a asumir las facturas previas a la resolución de las becas, ni se ha indicado a las familias mediante un comunicado oficial, de una manera clara y concisa cuáles son sus derechos respecto a esta situación.
Desde la FAPA se emitió una circular informativa en la que se trasladaba a las familias las indicaciones de la resolución y se dejó a su disposición un modelo de reclamación para comunicar la incidencia a la Consejería en el caso de no facilitar el acceso al servicio de comedor antes de la resolución de las becas.
Este curso las becas de comedor se transforman en concesión directa, sin modificar el umbral de renta, fijado por debajo del de la pobreza. La Giner llevamos años solicitando la revisión de este umbral que deja fuera a miles de solicitantes que se encuentran en una situación vulnerable. Como respuesta, el consejero de Educación ha anunciado en la Comisión de Educación de la Asamblea de Madrid celebrada el 19 se septiembre, que duplicarán el umbral de renta para acceder a las becas de comedor. Desde la FAPA estaremos muy pendientes del proceso y trabajaremos para que las sucesivas convocatorias den cobertura y sean justas con las familias que lo necesitan.
Las familias están ante un escenario cruel
Días sin comer, uno tras otro. Según se suman, el nerviosismo aumenta y el silencio de algunas corporaciones locales ensordece; posicionamientos distraídos justificados por sus dirigentes por la famosa argumentación de las competencias, argumento recurrente para unos y otros cuando no se quieren asumir responsabilidades. En medio, los derechos de los menores.
Un juego cruel que las familias intentan llevar con la mayor dignidad posible, donde cada paso en la gestión es un obstáculo y, si es en falso, puede suponer que su mayor tesoro, sus hijos y sus hijas, no tengan la posibilidad de tener la única comida completa que realizan al día. Se carga sobre los hombros de las familias, una vez más, la responsabilidad de conseguir o perder la beca de comedor cuando, realmente, la responsabilidad es de la Administración que, como siempre, culpabiliza al otro de su inoperancia.
Detrás de estas becas hay historias de familias reales, que viven en sus humildes casas en el mejor de los casos, o en habitaciones. Familias que no llegan a fin de mes, que no pueden permitirse irse de vacaciones pero que tienen mucha más dignidad y principios que los que está demostrando la gestión de la Consejería de Educación.
El modelo ideal de comedor para la FAPA sería uno universal, gratuito, en el que se potenciase su función educativa y fuese parte integrante del Proyecto Educativo del Centro. Un lugar amable donde se aprenda, donde se comparta y donde se conviva. Para hacerlo realidad es necesario tener voluntad política y tener bien claro el principio de justicia social porque el hambre, no es un juego.