Las redes sociales y los algoritmos con los que consiguen atrapar la atención de cualquier usuario se han convertido en una parte sustancial de la sociedad. Especialmente de las personas más jóvenes quienes establecen una buena parte de sus relaciones sociales en estos espacios de internet. Lugares en los que acceden a la información -o la desinformación, según se mire- que buscan, del tema que sea, en el momento que sea.
La sospecha de que estas herramientas tienen una relación más o menos importante con la crisis de salud mental de la juventud en medio mundo, no para de crecer. El último asalto lo ha dado Eric Adams, alcale de la ciudad de Nueva York, quien ha presentado una demanda contra cinco de estas redes sociales (TikTok, Youtube, Snapchat, Instagram y Facebook).
Según un comunicado emitido por el propio ayuntamiento de la ciudad, «la ciudad se está uniendo a cientos de distritos escolares de todo el país en la presentación de litigios buscando obligar a las gigantes tecnológicas a cambiar su comportamiento y recuperar los costos de abordar esta amenaza para la salud pública».
Esta misma fuente cifra en 100 millones de dólares el gasto de la ciudad en programas de salud mental para sus jóvenes y la demanda se basa en el estudio elaborado por el Comisionado de Salud, el doctor Vasan, del Department of Health and Mental Hygiene, quien determinó que el acceso ilimitado a internet y el uso de redes sociales suponen un peligro para la salud pública.
«Muchas plataformas de redes sociales terminan poniendo en peligro la salud mental de nuestros niños, promoviendo la adicción y fomentando comportamientos inseguros. Hoy, estamos tomando medidas audaces en nombre de millones de neoyorquinos para responsabilizar a estas empresas por su papel en esta crisis», aseguró ayer Adams.
En el acto de presentación de la demanda, la vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, Anne Williams-Isom, aseguró que la ciudad está lanzando un plan de acción en redes sociales para apoyar a los jóvenes y las familias mientras navegan por las redes sociales.
«Las redes sociales son una toxina en nuestro entorno digital, como lo son el plomo, la contaminación del aire y la nicotina en nuestro entorno físico», dijo el Dr. Vasan del DOHMH, continúa el comunicado de la ciudad de Nueva York. «Las toxinas ambientales requieren regulación, control y mitigación, y la salud pública debe basarse en su legado de salud ambiental para abordar esta amenaza moderna. La ciudad de Nueva York está empleando una amplia gama de herramientas para contraatacar, incluida la educación y la conciencia, la investigación y la regulación, y esta demanda es el ejemplo más reciente del compromiso de nuestra ciudad para asegurar que los jóvenes estén a salvo de los impactos de las redes sociales en la salud mental y el bienestar».