La localización de los centros educativos, la segregación escolar y la urbana, han emergido como temas cruciales en el panorama educativo español. Al observar la situación en Valencia y Madrid destaca la sobrerrepresentación de la escuela concertada en distritos de mayor renta. Una situación que plantea interrogantes sobre la equidad en el acceso a la educación.
Estudios recientes aseguran que la existencia de la escuela concertada es crucial en la segregación escolar. Esta se entiende por la conformación de centros solo para ciertos sectores sociales. Puede ser por renta, puede ser por sexos o por origen nacional del estudiantado, o de su familia.
Nos centramos en cómo la concertada se ha asentado más en distritos de rentas más altas. Lo hace, según diferentes expertos consultados, desde la dictadura franquista en un doble movimiento, al menos así lo han vivido en la ciudad de Valencia. Allí entidades religiosas han mantenido centros para las rentas más altas y para las más bajas al mismo tiempo.
En Madrid elementos como la creación de centros bilingües, la reducción de la inversión en la escuela pública y el aumento en la concertada han ido cambiando la sociología de la ciudad. Hoy, en distritos de rentas bajas cada vez abundan más los centros concertados, y el alumnado matriculado en ellos.
Valencia: sobrerepresentación en los distritos de mayor renta
En la ciudad de Valencia, la escuela concertada, tanto por número de centros como de estudiantes, está sobrerrepresentada en los distritos de rentas más altas como El Pla del Real, L’Eixample o Campanar.
La mitad del alumnado de la ciudad acude a centros públicos y la otra a concertados. Sin embargo, dos tercios de las escuelas son públicas y el otro tercio, concertadas.
En los distritos de mayor renta, las cifras difieren. En El Pla Real, L’Example, Ciutat Vella, Extramurs y Campanar tienen entre el 70 y el 85 % de alumnado en la concertada, y este tipo de centros suponen entre el 43 y el 80 %.
Valencia tiene una característica propia: los centros y el alumnado de la concertada también están sobrerrepresentados en los distritos de rentas más bajas.
Para José Manuel Rodríguez y Borja de Madaria, investigadores de la Universidad Valenciana y dos de los tres responsables de la investigación Mapa escolar de la ciudad de Valencia, la explicación es clara.
En la ciudad, existe una tradición según la cual, algunas de las entidades religiosas trabajan en los dos extremos de la distribución. Es lo que han llamado “salva carteras” y “salva almas”.
“Esa distribución nos parecía acorde a esa, digamos, doble voluntad de atender a los que pueden pagar y, en cierto modo, dedicar recursos a los más desfavorecidos, para salvar sus almas”, explica De Madaria.
Eso sí, el investigador asegura que la sobrerrepresentación en distritos de rentas altas se ve al analizar los centros en relación al total. “El 23 %, la cuarta parte de los centros concertados están en esos distritos”.
De Madaria, tras ordenar los centros en cinco grupos según su renta, llega a la conclusión de que, efectivamente, tras los distritos de menor renta, donde se encuentran el 27 %, están los de renta mayor, con ese 23 %. La pública tiene un 10 % de presencia en estos últimos distritos y también un 27 % en los más vulnerables.
Sobrerrepresentación del alumnado
No solo la presencia de escuelas concertadas es más pronunciada en distritos de mayor renta, sino que también se observa en el alumnado. Cuanto mayores son los ingresos del hogar, mayor es la diferencia.
El Pla del Real tiene la mayor renta neta media por hogar de la ciudad. No solo el 80 % de sus centros son privados con concierto, sino que escolarizan al 85 % del alumnado posible.
Los centros concertados tiene mayor tamaño y unas ratios por aula mayores que las de la pública. Además, un solo colegio cubre toda la enseñanza obligatoria, de los 6 a los 16 años, cosa que no ocurre en los públicos, que se dividen entre colegios e instituto y escolarizan, respectivamente, de los 6 a los 12 y de los 12 a los 16.
Esto provoca situaciones como las que se dan en otros distritos de altos ingresos. Es el caso de l’Eixample, con seis de cada 10 centros concertados, pero con un 70 % de alumnos matriculados en ellos. Más extremo es el caso de Campañar, con un 43 % de centros concertados que albergan a siete de cada 10 alumnados.
El mantenimiento de los barracones en Valencia era un elemento para dirigir a las familias a las clases medias hacia los concertados
Falta de apuesta pública
Las razones de esta sobrerrepresentación tienen que ver, a juicio de los investigadores, con que ya desde el franquismo muchos de estos centros comenzaron a instalarse en determinadas zonas. Hoy día, en los barrios de nueva creación está pasando una situación análoga, también para la ciudad de Madrid.
Según explican Rodríguez y de Madaria, en los años 80, algunos de estos centros vendieron sus propiedades en zonas del centro y se instalaron en la periferia. Años después, estas zonas han sido absorbidas por el núcleo urbano.
Pero para De Madaria “nunca se ha querido eliminar o al menos limitar el mercado de la concertada”. De hecho, asegura que “nunca se le ha dado un impulso a la pública. El impulso que se le dio, al menos en Valencia, fue con el tardofranquismo, con la ley del 70”, una década de la que provienen, asegura, la mayor parte de centros públicos de la ciudad.
A esto habría que sumar la época de los barracones, como recuerda Rodríguez. “El barracón nunca desapareció de los centros públicos (durante las legislaturas del PP). Lo interpretamos como un spot publicitario de la escuela concertada”. E insiste: “El mantenimiento de los barracones en Valencia era un elemento para dirigir a las familias a las clases medias hacia los concertados”.
El tamaño de los centros y la ratio explicarían en parte las mayores cifras de escolarización en la concertada. Pero no solo. Tanto Rodríguez como De Madaria opinan que el hecho de que las escuelas concertadas puedan escolarizar alumnado hasta casi los 18 años es una ventaja de la que no gozan los centros públicos.
Madrid: apuesta por la concertada
La ciudad de Madrid, como Valencia, ha pasado la mayor parte de su historia democrática gobernada por el Partido Popular y sus políticas de apoyo a la elección de centro.
En Madrid distritos como Salamanca o Chamartín tienen un mayor porcentaje de estudiantes en centros concertados (del 80 al 85 %) y están entre los que mayor renta neta por hogar poseen, entre los 60.000 y los 70.000 euros.
Rentas altas y centros concertados
El promedio de centros concertados en los 21 distritos de la ciudad es del 40 % pero ocho de ellos se encuentran por encima. La mayor parte de ellos se encuentran en la lista de los centros con rentas más altas.
De promedio, dos tercios de los centros madrileños son públicos. Pero las diferencias en el territorio son abismales. Mientras que el distrito de Salamanca cuenta con un escaso 26 % de centros públicos y una renta por hogar de 60.000 euros, en Vicálvaro, con 37.000 euros por vivienda, ocho de cada 10 centros son de la administración.
Hay algunos elementos determinantes, como comentaban Rodríguez y de Madaria y que ratifica Jesús Rogero, sociólogo e investigador de la Universidad Autónoma de Madrid. El primero es que los concertados suelen ser muy grandes, “hay centros concertados muy grandes que valen por dos o tres públicos de la misma zona”. Junto a esto, el hecho de que un mismo centro escolarice todas las etapas obligatorias de la educación.
Por eso es importante atender, más allá de al número de centros, a la cantidad de chicas y chicos que estudian en ellos.
¿Qué sabemos nosotros de la Comunidad de Madrid? Que se segrega a pobres y a ricos, pero que hay más segregación de ricos
Sobrerrepresentación del alumnado de centros concertados
La tendencia a la sobrerrepresentación se refleja no solo en la cantidad de centros concertados sino en el número de estudiantes en ellos. En promedio, este alumnado supera al de los centros públicos en los distritos de rentas más altas. La media de estos se sitúa en 42 %; 18 distritos están por encima y otros tres, por debajo.
“¿Qué sabemos nosotros de la Comunidad de Madrid? Que se segrega a pobres y a ricos, pero que hay más segregación de ricos”. Cynthia Martínez, profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Madrid, esto está claro. Y lo está gracias a los datos. “Se segrega más por encima que por debajo, el 10% de la población más rica está más segregado. Es decir, hay más coles de muy ricos que coles de muy, muy pobres”.
Rogero también asegura que, dentro de un mismo distrito se producen importantes diferencias también por renta. “Dentro de los distritos hay una gran variabilidad entre los barrios; es decir, la segregación urbana y escolar según nivel socioeconómico se da también dentro de los distritos, lo que la oculta si solo miramos los datos de ubicación de los centros concertados por distritos”.
Villaverde es uno de los distritos con la renta más baja de la ciudad, 30.000 euros medios netos por hogar. Dos de cada tres de sus jóvenes van a centros públicos. En la otra punta, el distrito de Salamanca, con el doble de renta escolariza al 15 % en al pública. Chamartín, con 70.000 euros por hogar, ni el 20 %.
A pesar de esto, en Madrid, como pasa parcialmente en Valencia, muchos distritos de rentas no tan altas escolarizan también a más alumnado en la concertada de lo que, a priori, pareciera intuitivo.
El promedio de renta media por hogar en la ciudad es de 44.700 euros. Doce distritos están por debajo de esa cifra. De estos, nueve tienen un porcentaje de alumnado en la concertada menor que la media de 58 %.
Para Martínez, hay que tener en cuenta el esfuerzo que hacen las familias de rentas modestas para escolarizar en la concertada.
Lo hacen, entiende, por cómo esta “se vende”. “La estrategia para conseguir que los hijos de estas familias den un salto de clase es utilizar la escuela concertada”, asegura. Además, las familias quieren “elegir” las amistades de sus hijas e hijos. A esto se suma “este imaginario que se nos ha metido de que tendremos más ayuda, más apoyos y demás si vamos a una escuela concertada”.
En el aire quedan algunas interrogantes como la antigüedad de los centros para conocer la evolución de ambas redes.
La Comunidad de Madrid lleva a cabo una política de construcción de centros por fases, es decir, se van levantando aulas y cursos en función de las necesidades de escolarización. Difiere de la política de barracones valenciana, pero el efecto hacia las familias es parecido.
Cynthia Martínez señala que otro elemento que contribuye al crecimiento de la concertada en distritos de rentas bajas, es el hecho de que en algunos de ellos como Latina y Carabanchel, la movilidad e inestabilidad del profesorado en los centros públicos genera incertidumbre y proyectos a medio organizar. “Si tú eres consciente de esta realidad, asegura, como familia buscas alternativas”.
También se ha cedido suelo público para que se construyesen centros privados que más tarde se concertaron. Junto a esto, en los ensanchamientos más modernos de la ciudad se han establecido los centros privados que los público.
Esto también ha sucedido en Valencia, como explica José Manuel Rodríguez citando, a su vez el libro La España de las piscinas. En él, su autor explica que “en los nuevos desarrollos urbanísticos, los servicios públicos tardan en llegar, de manera que da tiempo, uno, a que los servicios privados tomen posiciones, y dos, a que la gente que está desatendida tenga desapego respecto de dichos servicios públicos y valore los privados”.
Desigualdades en el acceso y oportunidades
La sobrerepresentación del alumnado de centros concertados en distritos de rentas más altas plantea preguntas sobre las desigualdades en el acceso a oportunidades educativas. Mientras algunos estudiantes pueden beneficiarse de una amplia oferta educativa, otros pueden enfrentar limitaciones en distritos con menores recursos económicos.
Cynthia Martínez habla del esfuerzo que han de hacer las familias de rentas más bajas para llevar a sus hijas e hijos a centros concertados. Sostiene que los precios en Madrid, en determinados distritos, están entre los 100 y los 300 euros mensuales.
La media de alumnado en centros concertados frente a públicos refleja no solo una preferencia, sino posiblemente la percepción de que aquellos ofrecen un entorno educativo más propicio, o como dice Martínez, para intentar garantizar un futuro algo más sencillo que el propio.
Desafíos comunes y llamada a la acción
En ambas ciudades, la sobrerepresentación de la escuela concertada en distritos de mayor renta destaca desafíos comunes en términos de equidad educativa. El acceso diferenciado a recursos y la capacidad de elección están vinculados a las condiciones socioeconómicas de cada área.
Para abordar estas desigualdades, es crucial un enfoque colaborativo entre autoridades educativas, comunidades escolares y familias. Se requieren medidas que promuevan una distribución más equitativa de recursos, faciliten el acceso a oportunidades educativas en todos los distritos y fomenten la diversidad de opciones educativas.