En agosto de 2023, se publicaba en Estados Unidos el libro Never Enough. When Achievement Culture Becomes Toxic-and What We Can Do About It ([Nunca es suficiente. Cuando la cultura del logro se vuelve tóxica y qué podemos hacer al respecto], 2023), escrito por la reconocida periodista Jennifer Breheny Wallace. El ensayo incluye entrevistas a padres, psicólogos y estudiantes, y contiene los resultados de una encuesta realizada a más de 6.000 padres, todos ellos con una misma inquietud: identificar los motivos que están generando consecuencias nefastas en la salud física, psíquica, emocional y social de los jóvenes, y conocer cuáles podrían ser las soluciones para evitarlas.
En su investigación, Wallace se centra en la toxicidad que supone la actual «cultura del logro», entendida esta como la necesidad forzosa de conseguir logros sociales, que se encarniza especialmente en los jóvenes en lo que concierne a las notas académicas, a los resultados deportivos y/o a las actividades extracurriculares. La premisa inicial apunta a que los adolescentes están corriendo una carrera marcada para ellos, sin descanso y sin decidir siquiera si es una competición en la que quieran participar. Podría parecer absurdo preocuparse por el bienestar de los mejores estudiantes, pero hay que tener en cuenta que el estrés que provoca la cultura del logro abarca a todos los jóvenes por igual, independientemente de su clase social o poder adquisitivo. De todas maneras, no se trata de hacer ningún tipo de competición, cualquier joven con problemas de salud mental provocado por estas circunstancias, se merece que se tenga en cuenta.
Una de las principales conclusiones publicadas de dicho estudio, con una muestra significativa de estudiantes de secundaria y universitarios, es que los jóvenes se están alejando de valores sociales, como preocuparse por la comunidad, y avanzan hacia otros más focalizados en el individuo, como perseguir el dinero, la fama y la imagen, en un contexto hipercompetitivo, que está generando una preocupante epidemia de problemas de salud mental, especialmente en aquellos que no consiguen esas metas o ese reconocimiento, que son la gran mayoría. Un trauma provocado por las altas expectativas que tienen los padres, los profesores, los entrenadores o, incluso, los mismos jóvenes, que han asumido, de forma natural, que su valía depende de sus resultados. Todo ello, estimulado por una creciente desigualdad de ingresos y una constatación de la disminución de las oportunidades.
Este grado de exigencia desmesurada está propiciando una plaga de soledad, al considerar a los adolescentes como si fueran adultos, sometiéndolos a una considerable presión, una presión que puede resultar tóxica cuando proviene de los propios padres, tal y como indica Wallace en su estudio: «la presión académica que, a veces, como padres ejercemos sobre nuestros hijos puede ser, en contra de lo que pensamos, más contraproducente que beneficiosa». De hecho, las encuestas indican que la presión académica puede impactar en la salud mental de los adolescentes de forma más negativa incluso que la interacción en redes sociales, a pesar de la ansiedad provocada por buscar de forma insistente la aprobación continua en las redes sociales. Existen evidencias que esta presión ha provocado un aumento considerable de casos de ansiedad, depresión y de autolesiones.
En Never Enough, Wallace no analiza el papel que juegan las escuelas en la creación, promoción y mantenimiento de una cultura de logro tóxico, aunque la misma autora indica que su omisión es intencionada, para continuar con la investigación en esa línea. Uno de los aspectos nocivos del propio sistema educativo lo constituyen las puntuaciones que te permiten estudiar la carrera deseada, lo que induce implícitamente en la creación de un ranking de notas, que entraña en su concepción misma una cierta perversidad: la de que el éxito de un compañero, en realidad, es una amenaza para mí, lo que, en esencia, es mucho peor que la competencia del mercado, donde lo importante es el éxito propio, independientemente del de los demás.
El profesor de la Universidad de Chile, Fernando Atria, realizaba la siguiente afirmación en su artículo Los peligros de crear un sistema de “ranking” para seleccionar a quienes ingresan a la universidad (2012): «Si en un curso cada estudiante sabe que su posición en el ranking afectará considerablemente sus posibilidades de admisión a la universidad, para cada uno el éxito de los demás no sería indiferente, sino positivamente negativo. Un sistema que transmite a estudiantes de enseñanza media el mensaje de que sus posibilidades de vida son perjudicadas por el éxito de sus compañeros de curso es un sistema perverso. La generalización de un auténtico ranking de egreso para la admisión universitaria tiene aptitud para destruir la idea misma de “comunidad educativa” y acabar con, o al menos hacer más difícil, relaciones de compañerismo o de camaradería entre compañeros de curso».
Esta circunstancia, la del ranking en la escuela, es el detonante de la historia de la primera novela gráfica de Clara Cortés, EnamorAda (2024), protagonizada por una joven estudiante en el instituto, Ada Martín, a la que sus amigas más íntimas han bautizado como «Doña Perfecta», que ve como es desplazada de su segundo puesto en el ranking de la escuela por dos compañeros de clase. La planificación del guion y las situaciones verosímiles ayudan a potenciar el factor pedagógico de los cómics, con unas viñetas que muestran de una forma muy didáctica las inquietudes que provocan en la joven perder esa posición destacada ante la presión de sus padres y la exigencia que ella misma se autoimpone, y los problemas que surgen con su grupo de amigas, más preocupados por divertirse o, al menos, por no estudiar con la misma intensidad.
La solución ideada de crear un grupo de estudio junto a las dos personas que la han desplazado del ranking desencadenará una atracción sentimental por su nueva amiga, una atracción que será mutua y desatará en Ada un rechazo ante una situación inesperada en su normativo mundo, por el miedo, una vez más, de no cumplir con las expectativas de los padres (que pasará si descubren que su hija es lesbiana, se pregunta). El desasosiego que sufre el personaje ante su primer amor, y su posterior reacción y reflexión, puede ayudar a jóvenes lectores que puedan sentirse identificados con los sentimientos con los que está lidiando el personaje, sintiéndose identificados al visualizar los prejuicios que el entorno inculca sobre lo que es correcto y lo que no lo es, como si ese entorno abstracto tuviera las respuestas correctas a esa pregunta.
La obra de Cortés es el primer cómic de la editorial Fandom Books del Grupo Anaya, un sello especializado en publicar novelas del género Young Adult, un término que se podría traducir como «literatura para jóvenes adultos» que, aunque está dirigido a todo tipo de lectores, se caracteriza especialmente por el hecho de que las novelas están protagonizadas por jóvenes de entre 13 y 17 años, y las situaciones que describen son próximas a las realidades de ese colectivo, aunque también pueden ser, a su vez, historias de fantasía o distópicas. También son un instrumento ideal para dar visibilidad a las inquietudes relacionadas con las personas queer.
Clara Cortés es graduada en psicología en 2018 por la Universidad Autónoma de Madrid, y esos conocimientos han sido fundamentales en el desarrollo y contenido de su prolífica carrera (empezó a publicar novelas a los dieciocho años, tanto infantiles como juveniles). Sus obras se caracterizan por tratar aspectos asociados a la salud mental y a la diversidad sexual, realizando un perfil de sus personajes bien definido y verosímil, como es el caso de EnamorAda, e introduciendo un toque de fantasía en alguna de sus novelas. Explorar la sexualidad de los jóvenes protagonistas, en la que para la mayoría son sus primeras experiencias, resulta un elemento fundamental en el caso de colectivos poco representados en la ficción, y el trabajo de Cortés pone el foco en ese aspecto.
La novela gráfica EnamorAda, realizada a lo largo de un año y medio de trabajo, está concebida mucho antes de la llegada a las librerías del libro Never Enough y, sin embargo, ya incorpora algunas de las recomendaciones propuestas como conclusión del estudio, para evitar caer en la toxicidad de la cultura del logro descrito. El primer resultado destacado de Wallace es la constatación de que la necesidad insatisfecha de importar es la raíz de tanto sufrimiento, y alerta del mensaje que la sociedad está transmitiendo de forma sistémica que «puede erosionar un sentido de la autoestima de los jóvenes que no son lo suficientemente buenos o populares, o lo suficientemente inteligentes o ricos».
La segunda conclusión es que «para importar, debemos ayudar a los adolescentes a desenredar su autoestima de sus logros. No basta con amar a nuestros hijos incondicionalmente. Deben sentir que ese amor es incondicional». La investigación concluye, entre otros aspectos, cómo de importante es que los padres estén «psicológicamente sanos y que tengan fuentes de apoyo fuertes y confiables», destacando la importancia para padres e hijos de las relaciones sociales y las ventajas de la interdependencia en tu red familiar y de amistad. Es decir, consigues ser independiente a través de tu capacidad de compartir en tu comunidad, la capacidad de ayudar y la de recibir la ayuda de los demás. Y todo ello, en un contexto de diversidad. Por eso es importante la representación en la ficción, en todas sus manifestaciones. Lean a Clara Cortés y lo entenderán.