En 1969, la joven investigadora Angela Davis empezaba a trabajar como profesora de filosofía de la Universidad de California en Los Ángeles, aunque su contrato duró pocos meses. El gobernador de California del momento, el exactor Ronald Reagan (y futuro presidente de los Estados Unidos), invocó una cláusula de 1949, concebida en pleno macartismo, que prácticamente había caído en el olvido, en la que se prohibía la contratación de miembros del partido comunista en las universidades americanas. El rector de la universidad le preguntó, formalmente, si pertenecía o no al partido comunista. Angela Davis podía negarse apelando a la quinta enmienda (es decir, tienes el derecho constitucional a no declarar en tu contra), pero no lo hizo, y, tras su respuesta afirmativa, fue despedida el 19 de septiembre de 1969.
En los siguientes meses, Davis criticó abiertamente el sistema académico estadounidense, alegando que, en este, la libertad parecía un concepto vacío, y denunciando a los intelectuales «que se encontraban cómodos en sus torres de marfil», emulando a la escritora Virginia Wolf en su conocida conferencia de 1940, publicado posteriormente con el sugerente título de La torre inclinada, realizando un paralelismo entre el estamento universitario del momento y los autores descritos en la charla, en la que la novelista realizaba «un alegato emocionado sobre la capacidad liberadora de la escritura y una perspectiva de lo que pueden ser los autores a partir de entonces». Por fortuna, Davis volvió a trabajar en esa misma universidad pocos años después, de la que en la actualidad es una distinguida profesora emérita. Algo cambió en la Universidad de California de Santa Cruz, algo cambió en la sociedad americana, y en algo contribuyó Angela Davis.
Coincidiendo con la visita a Barcelona para participar en la Fira Literal, la editorial Tigre de paper publica en mayo de 2024 la edición catalana del cómic Miss Davis. La vida i les lluites d’Angela Davis (Miss Davis. La vie et les combats de Angela Davis, 2020), traducido por Oriol Valls i Fornells del original en francés, publicado por Éditions du Rocher, y del que ya había una edición en castellano publicada por la editorial Flow Press, con traducción de Gema Moraleda. Como curiosidad, hay que indicar que en marzo de 2023 se publicó la versión en inglés por la editorial Fantagrahics para el mercado de Estados Unidos, con traducción de Jenna Allen.
El guion del cómic es de Sybille Titeux de la Croix y el dibujo de Amazing Améziane, en su cuarto trabajo conjunto, donde destaca, previamente, el cómic Muhammad Ali (2015), una biografía del mítico deportista, de la que Flow Press publicó la edición castellana. En Miss Davis, de nuevo, realizan una biografía, en este caso, de una autora con una gran relación con Francia, donde cursó varías estancias de estudios y de investigación. El resultado final resultante es una brillante edición en la que los autores despliegan toda su creatividad para una historia a priori compleja por su extensión en todos los sentidos, y lo hacen innovando en la composición de las páginas y de las viñetas, con páginas dobles para reafirmar la intensidad de la narración, páginas ilustradas con información, páginas con un diseño gráfico simbólico y, además, incorporando páginas con noticias de prensa para contextualizar y situar al lector, entre otros recursos.
Este es el segundo cómic publicado por la editorial manresana Tigre de paper, creada en 2011 por la cooperativa Kult, con más de un centenar de obras de ficción y ensayo en su catálogo. En cierta manera, el cómic funciona como un díptico con el primero que publicaron: El partit dels panteres negres. Una història gràfica (The Black Panther Party: A Graphic Novel History, 2021), con guion de David F. Walker y dibujo de Marcus Kwame Anderson, traducido por Octavi Gil (para más información del mismo, se recomienda la lectura del artículo Activismo revolucionario contra la injusticia racial, que publicamos en junio de 2023). Y, a su vez, el cómic tiene mucha relación con los tres ensayos de Angela Davis publicados por la editorial: Angela Davis: Autobiografia (Angela Davis: An Autobiography, 1974), Dones, raça i classe (Women, Race and Class, 1981) y Podem abolir les presons? (Are Prisons Obsolete?, 2003), tres obras fundamentales para conocer el legado de la investigadora.
En Women, Race and Class, la Dra. Davis analizaba de forma innovadora cómo «el legado del racismo y la clase producían profundas diferencias entre las luchas feministas por el sufragio de las mujeres blancas de élite y la liberación y las experiencias, las luchas y objetivos de las mujeres negras, comunistas y obreras». En Are Prisons Obsolete?, un ensayo publicado originalmente en los ochenta y revisado en 2003, en cambio, la Dra. Davis exponía los resultados de su investigación, rebelando «los paralelismos estructurales entre la propiedad de esclavos, el linchamiento y la segregación de Jim Crow practicados en los apartheids estadounidense y sudafricano, y propuso que el “complejo industrial de las cárceles” se aboliera junto con estos otros avatares de tiranía y explotación racista institucionalizada». Básicamente, Davis reafirmaba que «el problema de las prisiones es el problema de raíz del sistema: las desigualdades y las opresiones, la marginalidad, la exclusión, el acceso a la educación… En épocas de grandes desigualdades, el problema sigue existiendo».
En su siguiente libro, Abolition Democracy (2005), abogaba por abolir las cárceles bajo tres principios: «la abolición integral de la esclavitud, la abolición de la pena de muerte y la abolición de la cárcel, que debería ser sustituida por la creación de un conjunto de instituciones sociales que resuelvan los problemas sociales que conducen a la gente a la vía de la cárcel, contribuyendo así a que la cárcel se convierta en obsoleta». El cómic de Sybille Titeux de la Croix y de Amazing Améziane justamente acaba con un gráfico con una imagen demoledora: la evolución del número de personas encarceladas en Estados Unidos, donde se aprecia un crecimiento casi exponencial, entre los menos de 400.000 presidiarios en 1971 durante el mandato de Nixon, a los cerca de 2.250.000 durante la presidencia de Obama.
El cómic se divide en tres capítulos fundamentales en la vida de Angela Davis, basándose, precisamente, en su propia obra autobiográfica. El primer capítulo transcurre en la ciudad donde creció, en el que los dos autores utilizan un recurso interesante al mostrarnos las inquietudes de cuatro conocidas de la infancia de Davis, niñas que asistieron a la misma escuela que ella, que vivieron el racismo imperante en la zona. Angela Davis nació en la ciudad de Birmingham, en el estado secesionista de Alabama, el 26 de enero de 1944, en plena vigencia de las leyes Jim Crow, que imponían la segregación racial en la sociedad desde 1876.
Su padre trabajó como profesor de historia en un instituto de secundaria hasta que decidió adquirir una gasolinera. El barrio donde se instalaron, donde inicialmente había pocas familias de negros, fue denominado posteriormente como Dynamite Hill ([la colina de la dinamita]), por el gran número de atentados que perpetraba la organización supremacista blanca Ku Klux Klan, una vez que el número de negros iba en aumento. Entre estas acciones, hay que destacar la del 15 de septiembre de 1963, día en el que explotaba una bomba en una iglesia bautista frecuentada por afroamericanos, matando a las cuatro niñas negras protagonistas de estas primeras páginas del cómic, e hiriendo gravemente a 23 personas. Los terroristas no serían juzgados hasta 1977 y 2001.
El segundo capítulo acontece precisamente a partir de la noticia del atentado en su ciudad natal, que sorprende a la joven estudiante Davis realizando una estancia en Francia, en concreto, en Biarritz. Después de diferentes cursos y estancias en París y Fráncfort, decide que debe de volver a su país, en primera instancia gracias a la ayuda del profesor alemán Dr. Herbert Marcuse (1898-1979), que en ese momento era profesor en la Universidad de San Diego, donde lleva prácticamente tres décadas trabajando tras dejar atrás la Alemania nazi, teniendo en cuenta su condición de judío. Marcuse sería fundamental en la génesis de la línea de investigación iniciada por Davis, actuando como mentor en esos primeros años en cuanto a lecturas propuestas, autores destacados y referencias.
En este segundo capítulo, casi con un estilo caricaturesco, los autores describen lo que se conoce como el programa COINTELPRO, acrónimo de Counter Intelligence Program (o Programa de Contrainteligencia), una serie de proyectos encubiertos e ilegales llevados a cabo por el FBI de Estados Unidos entre 1956 y 1971, con el objetivo de vigilar, infiltrar, desacreditar y desbaratar las organizaciones políticas nacionales estadounidenses que los mandatarios del FBI consideraban subversivas, incluyendo organizaciones feministas, el Partido Comunista de Estados Unidos, organizadores contra la Guerra de Vietnam, activistas del movimiento de derechos civiles o el Partido de las Panteras Negras, entre otros.
El tercer capítulo y el epílogo final del cómic hacen referencia a su detención por parte del FBI, cuando la consideró uno de los diez fugitivos más buscados durante semanas. Después de dos meses huyendo, el 13 de octubre de 1970, fue arrestada en Nueva York, donde pasaría ingresada casi tres meses en aislamiento en la zona psiquiátrica de la penitenciaria, hasta su traslado a una cárcel en mejores condiciones, en California. Su periplo en la cárcel duraría 16 meses de forma preventiva, sin derecho a fianza inicialmente por las graves acusaciones (colaboradora en un atentado en el que se utilizaron armas que estaban a su nombre, aunque sin ninguna prueba real de su participación en el mismo).
Llegó a realizar una huelga de hambre mientras estaba encarcelada y, dadas las características de la persona, activista reconocida del Partido de las Panteras Negras en ese momento, como de la falta de pruebas de la acusación, fue la protagonista de una campaña de impacto nacional e internacional con el lema Free Angela ([Libertad para Angela]), cuyo impacto lo pudimos apreciar hace una década en el documental Free Angela and All Political Prisoners ([Libertad para Angela y todos los prisioneros políticos], 2012), con guion y dirección de Shola Lynch.
El domingo, 4 de junio de 1972, se dio a conocer el veredicto unánime de los miembros del jurado, formado por personas blancas íntegramente. Fue declarada «no culpable» de los tres delitos por los que había sido detenida: de asesinato, de secuestro y de conspiración. Un mes antes, Angela Davis había sido la protagonista de la canción Sweet Black Angel de los Rolling Stones del álbum Exile on Main St. (1972). Como también lo fue de la canción Angela del álbum Some Time in New York City (1972) de John Lennon y Yoko Ono, además de otros impactos en la cultura popular, convertida desde entonces en un icono del activismo.
Su trabajo de investigación y su capacidad de divulgación en forma de artículos, libros y ponencias, le valió en 2021 el nombramiento como Doctor Honoris Causa de la Universitat Pompeu Fabra, honor que recogió de forma virtual, en plena pandemia de la covid-19. Tres años después, podrá, en persona, recibir el merecido reconocimiento de sus colegas, en un mes de mayo de 2024 en el que estudiantes estadounidenses no podrán acabar sus estudios por haber sido expulsados en las últimas semanas, tras manifestarse a favor del pueblo de Palestina. El sábado 25 de mayo, en la Fira Literal, la Dra. Angela Davis afirmaba que «los jóvenes que están acampando en varios lugares del mundo incluyen un mensaje: “Nos hagáis lo que nos hagáis, nos es igual las veces que nos arrestéis, estaremos aquí y pedimos la libertad del pueblo palestino». A veces, en algunas universidades, parece que no pasan los años. Afortunadamente, en otras, parece que sí.
2 comentarios
En 1975, Aleksandr Solzhenitsyn contó esta historia sobre Angela Davis, quien, durante una gira por la Unión Soviética, dijo que los disidentes soviéticos «merecen lo que reciben» y deberían «permanecer en prisión». Solzhenitsyn llamó a esta crueldad a sangre fría «el corazón del comunismo».
Por otra parte, en 1979 Davis ya había conocido y sido agasajada por el dictador de Cuba, Fidel Castro, y el vil Erich Honecker de Alemania Oriental, incluso cuando ciertamente sabía que la policía secreta de la Stasi estaba torturando a los prisioneros políticos y los soldados estaban ejecutando sumariamente a los alemanes atrapados tratando de cruzar la frontera hacia la libertad. Cuando Jiri Pelikan, uno de los campeones de la Primavera de Praga, escribió una carta abierta a Davis en The New York Review of Books en 1972, pidiéndole que hablara de los cientos de prisioneros políticos checoslovacos durante una de sus escapadas al Bloque del Este, ella se negó.