El reciente estudio, Twenty-year trend in the prevalence of increased cardiometabolic risk, measured by abdominal obesity, among Spanish children and adolescents across body mass index categories (Tendencia de veinte años en la prevalencia de riesgo cardiometabólico elevado, medido por obesidad abdominal, entre niños y adolescentes españoles según categorías del índice de masa corporal), ha revelado un aumento significativo en la prevalencia de obesidad abdominal y el riesgo cardiometabólico entre niños y adolescentes españoles en las últimas dos décadas.
La investigación, liderada por la Gasol Foundation y el Hospital del Mar Research Institute, que compara datos de dos estudios previos, el estudio EnKid de 1998-2000 y el estudio PASOS de 2019-2020, destaca cómo la grasa abdominal, medida mediante la relación cintura-altura, ha incrementado el riesgo de enfermedades graves como la diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares.
La obesidad abdominal como indicador de riesgo
La investigación emplea criterios específicos para evaluar el aumento del riesgo cardiometabólico (iCMR), utilizando como base la relación entre la medida de la cintura y la altura. Esta métrica, que va más allá del índice de masa corporal (IMC), resulta clave para identificar problemas de salud asociados a la acumulación de grasa abdominal. Los resultados muestran cómo esta condición, especialmente prevalente en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad, está directamente vinculada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas en el futuro.
El trabajo diferencia tres niveles de riesgo cardiometabólico, según la proporción cintura-altura y la edad de los menores. Los datos evidencian un crecimiento preocupante en las tasas de riesgo, que son más pronunciadas entre aquellos con exceso de peso.
Aumenta el riesgo cardiometabólico
El análisis comparativo entre ambos periodos confirma que los menores españoles de 2019-2020 enfrentan un riesgo mucho mayor de sufrir complicaciones cardiometabólicas que los de dos décadas atrás. Este incremento afecta principalmente a aquellos con sobrepeso u obesidad, aunque también se observan cambios menos pronunciados en niños con peso normal.
Entre los menores con sobrepeso, el riesgo cardiometabólico creció significativamente. Los investigadores señalan que la probabilidad de desarrollar este tipo de problemas de salud casi se duplicó respecto a los datos del periodo 1998-2000.
Sin embargo, el impacto más drástico se observa entre los menores con obesidad, quienes presentan un riesgo más de cuatro veces superior en algunos indicadores clave. Estos hallazgos subrayan la estrecha relación entre el exceso de grasa abdominal y el aumento del riesgo metabólico, especialmente en etapas tempranas de la vida.
Diferencias según el sexo y la edad
La investigación también explora cómo varía el riesgo cardiometabólico según el sexo y la edad de los menores. En el caso de los niños, aunque se aprecia un incremento general en el riesgo, este aumento es menos pronunciado que en las niñas, quienes muestran un crecimiento más significativo en los indicadores de riesgo cardiometabólico. Esto sugiere posibles diferencias biológicas o sociales que influyen en cómo la obesidad afecta a ambos géneros.
Por otro lado, el estudio evidencia que los niños más pequeños, de entre 8 y 12 años, están especialmente expuestos al riesgo cardiometabólico cuando presentan obesidad abdominal. En este grupo, los datos muestran un aumento notable en la prevalencia del riesgo en comparación con los adolescentes mayores, de entre 13 y 16 años, quienes también experimentan un incremento preocupante pero algo más moderado. Estas diferencias reflejan la necesidad de considerar tanto el género como la etapa de desarrollo al diseñar estrategias de intervención.
Prevenir y tratar la obesidad infantil: un desafío urgente
Ante esta preocupante realidad, las investigadoras y los investigadores hacen un llamado a implementar medidas efectivas para combatir la obesidad infantil y sus consecuencias. Una de las principales recomendaciones es incorporar la medición de la cintura como parte de los controles de salud rutinarios en la infancia. Este enfoque permitiría identificar de manera temprana a los niños en riesgo de desarrollar problemas cardiometabólicos, proporcionando una base sólida para intervenir antes de que surjan complicaciones.
Además, el estudio resalta la importancia de promover hábitos saludables desde edades tempranas, centrándose en una alimentación equilibrada y la práctica regular de actividad física. Estas acciones no solo ayudan a prevenir el exceso de peso, sino que también contribuyen a reducir el riesgo de acumulación de grasa abdominal.
En este contexto, las y los investigadores también destacan la necesidad de formar a los profesionales de la salud en estrategias inclusivas y no estigmatizantes para abordar la obesidad infantil, adaptándose a las características individuales de cada menor y su entorno familiar.
Una sociedad en alerta
La obesidad abdominal y el aumento del riesgo cardiometabólico no son problemas aislados, sino que reflejan una tendencia preocupante que exige una respuesta coordinada. Las escuelas, las familias, los profesionales de la salud y los responsables de políticas públicas tienen un papel crucial en la construcción de un entorno que favorezca la salud y el bienestar de los menores.
En un país donde las tasas de obesidad infantil siguen creciendo, prevenir la acumulación de grasa abdominal y sus riesgos asociados es esencial para garantizar un futuro más saludable. La intervención temprana y el compromiso colectivo pueden marcar la diferencia para las generaciones venideras.