Dos tercios de las chicas y chicos que han participado en el estudio declaran haber sufrido algún tipo de violencia sexual digital. Una violencia que puede ir desde recibir contenido sexual no solicitado a ser acosado por su aspecto.
De esta cifra, otro 60 % ha sufrido esta violencia por parte de personas que conocía, de su entorno más o menos cercano. En la mayor parte de los casos, las bloquean y suele solicitarse el apoyo de la familia y las amistades. En mucha menor medida, los casos llegan a ser denunciados ante las autoridades.
El estudio se ha realizado mediante encuestas online que han respondido 1.212 jóvenes de entre 16 y 29 años durante el mes de mayo de este año.
Las principales formas de violencia sexual, según las respuesta recogidas, son recibir contenido sexual sin consentimiento (22 %), ser insultado por redes en relación al aspecto físico (21,3 %), ser acosado por una persona adulta cuando se era menor (16,6 %) y recibir presiones para obtener fotos o vídeos de contenido sexual (14 %). A esto se suma que el 10 % que dice que se han mostrado fotos suyas como objeto sexual, han recibido insultos por su vida sexual o su apariencia provocativa, han recibido amenazas sobre la difusión de imágenes o vídeos, así como de contenido íntimo o sexual sin consentimiento. El 6,5 % ha sufrido la creación de imágenes de contenido sexual mediante IA.
El estudio encuentra ciertas diferencias por género en el tipo de violencia sexual digital recibida. Un tercio de las chicas han recibido contenido sexual no solicitado, frente al 13 % de los chicos; cuatro de cada 10, fueron insultadas por su aspecto físico frente al 6 % de ellos; y cerca del 20 % de ellas fueron acosadas por adultos siendo menores, frente al 4 % de los chicos. En cuanto a la presión para que se hicieran fotos o vídeos sexuales, lo comentan en 16,5 % de ellas y el 5 % de ellos.
El estudio destaca que cuando se cruzan los datos de género y edad, el 35 % de las chicas de entre 16 y 19 años han recibido contenido sexual no solicitado, frente al 9 % de los chicos de su misma edad.
La mayor parte de los casos se producen, con lógica, a través de las herramientas que más comúnmente se utilizan. Por un lado, las redes sociales (39,7%) y, por otro, las aplicaciones de mensajería (34,9%).
Estas medias difieren si, por un lado, se atiende al sexo y, por otro, a la edad. Ellas reportan las redes sociales como canal principal en el 48 % de los casos y en el 40,7 %, las aplicaciones de mensajería. Chicas y chicos de entre 16 y 19 años lo hacen en un 41,9 y 30,4 % respectivamente.
Seis de cada 10 de estos ataques los protagonizan personas que la víctima conoce. Aunque el 31,4 % reporta que son conocidas no muy cercanas, cabe destacar que en el 26 % de los casos es un amigo o amiga; en el 24 %, la pareja y en el 15 %, alguien del entorno familiar. Se trata de unas medias que, en el caso de chicas y chicos de 16 a 19 no difiere demasiado.
En la mayor parte de los casos las y los jóvenes aseguran que actuaron para frenar estas situaciones de violencia. Mayoritariamente, bloqueando y denunciando en las plataformas a las personas victimarias, así como confrontándolas en otros muchos casos. Un porcentaje de alrededor del 15 % llevó el asunto ante la policía.
La vergüenza es la motivación principal para que quienes sufren algún tipo de violencia sexual digital no cuenten qué ha ocurrido. De media, así lo señala prácticamente el 40 % de las personas encuestadas, aunque el porcentaje difiere mucho por razón de género. Ellas mencionan la vergüenza en el 56,7 % de los casos.
Además, para las mujeres, en el 32,7 % de las veces, el miedo a que las señalaran a ellas como culpables de lo sucedido, es la segunda razón. Para ellos, en el 39 %, se trata de la creencia de que no les pueden ayudar.
También hay diferencias cuando se les pregunta por las consecuencias de esta violencia sexual. Ellas, en la mayor parte de los casos hablan de vergüenza, ansiedad y angustia, así como de miedo e impotencia. Todas ellas, en alrededor del 30 % de las encuestadas. Ellos se mueven más entre la vergüenza y el enfado (25 % de las respuestas).
En el estudio se destaca que «cruzando género y edad, entre las mujeres más jóvenes (16 a 19 años) destaca especialmente la vergüenza (28,4%; +14,5 p.p. sobre los hombres de la misma edad) el miedo (28,0%; +17,6 p.p) y la ansiedad o angustia (27,4%; +11,7 p.p.)», entre las sensaciones principales.
Los actos de violencia sexual digital tienen importantes consecuencias en la vida cotidiana de las y los jóvenes. Estos denuncian problemas con el sueño, la alimentación o un cierto aislamiento. Aunque estos se parecen a los de personas más mayores, hay ciertas diferencias.