La alimentación y la vivienda son la punta de lanza. Suponen el coste más importante para cualquiera, más cuando se tienen hijos al cargo, más cuando estos son adolescentes; más, cuando esa familia vive en Cataluña.
Son tres de las conclusiones más importantes del estudio de Save the Children El coste de la crianza 2024. El impacto de la inflación acumulada en las familias con niños, niñas y adolescentes.
La pobreza infantil en España está en el 34,5 %, la más alta de los países de la Unión Europea. Save the Children recuerda que a pesar de medidas como la subida del SMI o la creación del salario mínimo vital, la situación de niñas, niños y adolescentes y de sus hogares, no ha hecho más que empeorar en los últimos años.
Los gastos corrientes de vivienda son los que más han subido desde 2018, casi un 160 %. Le siguen sanidad, muebles, alimentación, ocio y gastros extraordinarios, todos ellos por encima del 35 %. Únicamente el transporte ha decrecido, con una bajada del 15 % movida por las importantes reducciones planteadas desde el Gobierno central y los autonómicos.
La edad de NNA es un factor que influye en los costes de la vida y de la crianza. Cuanto mayores, más gastan las familias.
Coste por comunidades
La territorialidad también supone importantes diferencias en cuanto al coste de tener o no descendencia.
La media por mes es de 760 para todo el país, pero hay una gran diferencia si se está en Cataluña a si se vive en Andalucía, las comunidades más cara y menos cara de la lista, respectivamente. En la primera, la crianza, al mes, supone por hijo 938 euros, mientras que en la segunda se queda en 722 según los cálculos de Save the Children.
La ONG opera en Andalucía, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valencia y País Vasco y es sobre estas sobre las que he hecho los cálculos del coste de tener NNA en casa.
Estas diferencias territoriales también varían si se tienen en cuenta las edades de chicas y chicos. En Cataluña, el desembolso de las familias de adolescentes es de casi 1.000 euros mensuales mientras que para criaturas de hasta 3 años es alrededor de 200 euros menos.
Por ejemplo, en Madrid tener hijos menores de 3 años supone un desembolso mensual de 800 euros mientras que en Andalucía es de 570. En la otra punta, para las familias andaluzas tener menores de 13 a 17 años supone un gasto de 776 euros, mientras que en el resto de autonomías están por encima de los 925.
Seguramente, en el caso de las niñas y niños más pequeños, el coste derivado de la escolarización en educación infantil, sobre todo de primer ciclo, está impactando de manera importante en el bolsillo de las familias.
Soluciones
«Es necesario aumentar la inversión pública en infancia», asevera el informe de Save the Children después de todo el repaso a las diferentes variables que ha estudiado. Esta inversión de reforzar, dicen, los mecanismos de apoyo a las familias, así como la creación de otros nuevos, como la prestación universal por hija o hijo al cargo, una reivindicación de años de la oenegé.
Esta renta, universal o cuasi, «permitiría cubrir una parte significativa del elevado coste que implica la crianza en España, sobre todo para millones de hogares», afirma el documento. Hogares, dicen, que lo pasan peor porque no pueden acceder al IMV (ingreso mínimo vital) por exceder los topes impuestos y que tampoco se benefician del todo de las bonificaciones sobre el IRPF.
También abogan por recalcular y revalorar el CAPI (complemento de ayuda para la infancia). Desde la ONG creen que se podría mejorar el reparto para aumentar a rentas que queda fuera, así como redefinir ciertas cuestiones para que muchas familias que podrían solicitarlo, no dejen de hacerlo.
En tercer lugar, Save the Children apuesta por vincular las ayudas a indicadores del coste de crianza frente a otros datos como el IRPF o el IPC general. Como se señala en el informe, la crianza lleva asociada unos costes específicos y en parte, han sufrido una inflación por encima de la general acumulada. Este tipo de elementos debería tenerse en cuenta si se quiere aliviar la situación de decenas de miles de familias. Muchas de ellas, además, monomarentales.