El periodismo en la época actual, con la transformación digital que vivimos, ha tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias. Esto ha presentado muchas oportunidades, pero también algunos riesgos importantes y peligrosos para la profesión. La desinformación, las fake news y otros fenómenos similares provocan la proliferación de informaciones poco fiables, sobre todo en las redes sociales y en contextos críticos, como durante la tragedia de la DANA o la pandemia.
Es en este punto cuando surge una pregunta clave: ¿es el periodismo actual también una herramienta educacional? Hoy en día, muchas personas confían más en lo que ven en las redes sociales que en lo que se publica en los medios de comunicación tradicionales. Bajo esta cuestión se crea el proyecto XQ.EUJOY, iniciativa apoyada por la Comisión Europea con el objetivo de dar vida a un portal dirigido a jóvenes y adolescentes, que sea accesible y pedagógico, ya que son estos grupos de población los que enfrentan una mayor cantidad de retos.
En el auditorio del campus de Comunicació–Poblenou tiene lugar un congreso único que trata todos estos temas bajo la premisa “Periodismo y educación: el porqué de las noticas en la era de la desinformación”. Una vez se inicia la jornada, la gente ocupa sus asientos y presta atención. Hay público presencial, pero también se puede disfrutar de las diferentes ponencias en línea. Durante más de 6 horas se producirán diferentes conversaciones relacionadas con la desinformación, con el periodismo y con la educación.
Este congreso internacional cuenta con la presencia de expertos reconocidos en el mundo del periodismo, de la educación y de la política. Entre ellos, también participan académicos con trayectorias destacadas en investigaciones sobre estos ámbitos. No solo eso, sino que hay programados dos paneles, donde se dará voz a otras figuras sobre un tema en común.
La primera ponencia del día está a cargo de Cristina Fernández Rodríguez, profesora de la Universidad de Vic, que presenta “Por un periodismo libre: 10 razones para que los medios cierren sus cuentas en las redes sociales”. Cristina expone diez claves: seis razones periodísticas, dos económicas y dos éticas.
Entre las razones periodísticas destaca que los medios no pueden controlar las reglas de cómo se regulan las redes sociales. En cualquier momento la cuenta puede caer, la pueden cerrar. Y es precisamente por esto que tampoco pueden controlar los formatos de publicación, ya que dependen de conseguir visitas con la creación de lo que le resulta atractivo a la audiencia.
Esta razón está íntimamente relacionada con lo que la ponente llama la dictadura del SEO. Los medios buscan crear contenidos en las redes que sigan siendo virales, dejando de lado la calidad, usando un rol que no es el de periodistas. A consecuencia de esto, los medios de comunicación acaban siendo esclavos de las redes sociales. Pese a ser los mayores productores de contenidos, sus cuentas no son las más seguidas.
La creciente dependencia de los medios de comunicación de las redes sociales genera riesgos importantes. Los hábitos de consumo responsable de contenidos son difíciles de adoptar, especialmente para los jóvenes, ya que el contexto digital actual a menudo dificulta el acceso a información de calidad. Los medios deben animarles a realizar un consumo responsable y, por ello, es fundamental que los periodistas hagan valer su trabajo.
Un ejemplo de estos casos que se comentan durante la ponencia es que algunos medios ya han abandonado algunas redes sociales, como La Vanguardia o The Guardian, que han eliminado sus cuentas de X. Lo que se necesita es un cambio de mentalidad y mayor regulación, ya que urge una profunda transformación.
Esta simbiosis entre los medios de comunicación y las redes sociales ya ha supuesto riesgos para las democracias. Un ejemplo reciente es lo que ocurrió en las elecciones presidenciales rumanas, donde el Tribunal Constitucional del país ha anulado la elección a consecuencia de una injerencia rusa mediante las redes sociales.
Los medios de comunicación tienen motivos más que suficientes para abandonar las redes sociales o, al menos, replantearse la forma en la que hacen uso de estas y cómo pueden afectar a sus audiencias y a cómo se consumen los contenidos que generan.
Una vez acaba el turno de preguntas, donde la ponente aprovecha para interactuar con el público del auditorio para responder a algunas preguntas interesantes, llega el turno del primer panel. El tema de este es “La voz de la universidad” y en él participan Clara Queralt, estudiante de periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona; Antonio Giulio Maglione, profesor italiano y Panagiota Samiota, investigadora griega.
Queralt aprovecha para explicar su punto de vista sobre los cambios que está experimentando el periodismo y para dar un contexto sobre cuál es la posición que ocupan actualmente los jóvenes periodistas del futuro. Algunas de sus propuestas para mejorar la profesión incluyen la eliminación de algoritmos, un cambio en los hábitos de consumo o la mejora en los controles de calidad. El profesor Anton Giulio Maglione habla sobre las fake news y los deepfakes, sobre cómo se manipulan algunas imágenes y vídeos y cómo las redes sociales juegan un papel fundamental en su difusión. Finalmente, Panagiota Samioti presenta los resultados de una investigación en la que se crean cursos específicos, de larga y corta duración, para proporcionar herramientas a las estudiantes universitarias con el fin de que, mediante esta educación, sean capaces de detectar la desinformación.
Llega el turno de la segunda ponencia. En este caso a cargo de Lorenzo Marini, cofundador de la plataforma de fact-checking, Verificat. En su presentación, “de la redacción a las aulas”, trata temas relacionados con la alfabetización mediática y en cómo se consumen los medios de comunicación y las redes sociales de una forma consciente y responsable. Marini expone que todo cambió cuando, en un período de dos o tres décadas, el aumento del uso de Internet fue enorme; pasó de ser una herramienta utilizada por poca gente, a una herramienta utilizada casi por todo el mundo.
Las formas tradicionales de buscar la información, en una enciclopedia o en un diario, han pasado a un segundo plano. Precisamente por esto, los lectores y las lectoras, con su propia educación, tienen que saber cómo detectar información falsa y el contenido malicioso en aquello que consumen. En esta época en la que estamos saturados de información, el lector tiene que poder ir a la fuente de la información para poder formarse con una opinión realista.
Con el turno de mañana terminado, la tarde empieza con el segundo panel de la jornada, este sobre “La conexión con la educación”. La primera en participar es Leah Pattem, una profesora y periodista de Newcastle que se pregunta si el fotógrafo y el periodista pueden ser también la fuente de información. Fundadora del proyecto Madrid No Frills, muestra imágenes sin florituras de la capital española. Pattem entiende el periodismo como un servicio público y, sobre todo, el periodismo local. Es este el que hace uso de un vocabulario diferente para hablar sobre la comunidad, que acaba involucrando también al propio periodista. En este punto, habla sobre el hecho de que la única persona que puede contar su verdad es la que ha protagonizado los acontecimientos noticiosos. Explica como su proyecto va más allá, da cámara a niños, a personas mayores, a migrantes, para que ellos hagan las fotos y sean quienes, desde su mirada y perspectiva, expliquen las historias. Leah solo les ayuda a dirigir la mirada, les da herramientas para que usen su voz.
La segunda participante en este panel es Núria Mora, del Consorcio de Educación de Barcelona. Según explica, es muy complejo definir qué entendemos por educación, ya que implica múltiples dimensiones. Por este motivo, cree que es esencial la colaboración entre periodistas y educadores para aportar una comprensión más amplia de este ámbito. La educación no es solo un sistema, sino que también es un reflejo del funcionamiento de la sociedad. Explicar la educación implica describir una manera de vivir.
Para acabar, cierra el panel Jingrong Tong, de la University of Sheffield, que se encarga de presenta los resultados de su investigación sobre los usuarios de cursos de formación masivo y su impacto en ellos.
La tercera ponencia es ‘Black, illegal, Latino, expat: cambiando la narrativa colonial en los medios’, a cargo de Eileen Truax, profesora y periodista. Lo primero que plantea es la institucionalización del racismo y cómo los medios no son ajenos a ello. Cuando se cuentan historias, se crean narrativas que tienen un impacto en la sociedad. Pide a los asistentes al congreso que se hagan una imagen en la mente de diferentes términos, como inmigrantes. Cada uno, a partir de sus referencias, algunas representadas por los medios, tendrá su propia visión del término. Como consecuencia de esto, existen ciertos sesgos cuando se tratan temas que afectan a las minorías.
A partir de ahí, se crean dos grupos diferenciados: ‘los otros’, ellos; y nosotros. Son esos ‘otros’ los que tienen una apariencia diferente, otra religión, una forma de pensar que no coincide con la nuestra, una ideología política que no encaja con la nuestra. El ser humano, por naturaleza, tiene miedo de lo que no termina de entender, pero el miedo no es odio, es un sistema de aprendizaje. Existen dinámicas que se esfuerzan por convencernos de que no es que tengamos miedo de esos ‘otros’, sino que realmente los odiamos.
¿Y cómo se alimenta ese odio hacia los ‘otros’? Con narrativas. Con el uso de las palabras cuando se construyen historias. Un ejemplo sencillo es la asociación de un lenguaje catastrofista con la llegada de personas migrantes. Es un concepto que se repite en varios idiomas y en diversos países, no es un fenómeno aislado, es sistémico. ¿Y cómo podemos hacer para que esos ‘otros’ terminen siendo ‘nosotros’? Preguntándonos con quién estamos hablando, hablando específicamente sobre ciertos grupos y sabiendo captar el momento actual. Pero lo que es fundamental es poder convertir los discursos de odio de los medios de comunicación en discursos de amor, aunque parezca utópico.
La ponencia que cierra el congreso es ‘Periodismo, polarización y epistemología algorítmica’, a cargo del académico Luiz Peres-Neto. Habla desde un enfoque profundamente vinculado a estudios previos y numerosas referencias, sobre cómo la polarización política está intrínsecamente relacionada con la comunicación y los medios, aunque este vínculo no se ha tenido en cuenta en muchos proyectos hasta hace relativamente poco.
En un momento en el cual aún conviven los legacy media y los new media, no toda la polarización que se genera es mala per se. La polarización contra la que se tiene que combatir es aquella que quiere destruir las instituciones y la democracia. La continua exposición en redes sociales a visiones opuestas a la nuestra acaba generando esta polarización que, dado el caso, puede llegar a ser peligrosa. En mitad de este clima no se tiene una respuesta clara de cómo pueden actuar los medios de comunicación.
Una vez terminado el congreso, todo el mundo se va con una sensación de satisfacción. Se han puesto sobre la mesa muchos temas, todos relacionados, sobre qué rol juegan las noticias y los medios en la era de la desinformación. Con muchas nuevas respuestas y nuevos conocimientos adquiridos, al salir del auditorio dan ganas de continuar con la transformación del periodismo, la fuerza de su vínculo con la educación y de buscar cómo adaptarlo a un momento en el que las redes sociales parecen ocupar todo el espacio mediático.