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El juego, recuerda Marina Camino, es una forma de aprender que, incluso, se da entre los animales y que no entiende de edades. Esta joven docente de la Universidad de Cádiz es el alma mater del primer Congreso Internacional Lúdica, una cita virtual que pretende hablar del juego no solo desde la vertiente educativa, sino también de su papel “en la psicología, en la medicina, en el trabajo social, en el arte…”.
Hablamos con ella del uso de juegos, principalmente de mesa, en las aulas, de las ventajas que pueden suponer y de cómo no deben tampoco ser sustitutos de otras maneras de enseñar. Simplemente es una herramienta pedagógica más.
En la primera infancia se entiende que el juego es una herramienta fundamental de aprendizaje, ¿y más adelante, sigue siendo una buena forma de aprendizaje?
Claro. Realmente no hay un momento en el que ya no puedas aprender jugando. Es decir, desde que naces y hasta que mueres puedes seguir aprendiendo con el juego. Incluso los animales aprenden jugando.
Parece que cuando se llega a la universidad no se pueda seguir jugando, que sea imposible aprender a través del juego. Pero, aunque tú no tengas ni siquiera el propósito, por el simple hecho de jugar, ya aprendes. Por ejemplo, si yo juego por ocio, en casa y con amigos, independientemente de a qué, aprendemos sobre procedimientos, actitudes, frustración, aprendemos a equivocarnos, a cómo interactuar con los demás, cómo decir las cosas o sobre relaciones sociales. Como decía Huizinga, el juego es un círculo mágico, podemos equivocarnos o relacionarnos de manera que normalmente no lo haríamos. Y eso es ya un aprendizaje en sí mismo.
Aunque tú no tengas ni siquiera el propósito, por el simple hecho de jugar, ya aprendes
No creo que haya un momento en el que dejemos de aprender jugando, aunque parece que llega un momento en la vida en que creemos que jugar es para los niños, para las niñas, y que ya no tenemos edad de hacerlo. Pero muchas veces lo hacemos, incluso sin que no reconozcamos que estamos jugando. Cuando haces una broma con los amigos o cuando le cuentas a alguien una situación y la interpretas estamos jugando a interpretar, a que otra persona se ría.
Más allá de aprendizaje de habilidades sociales o de competencias, pensaba en aprendizaje curricular. ¿Hasta qué punto el juego ayuda a aprender en clase un contenido concreto?
El juego es una herramienta súper potente para el aprendizaje, pero tampoco es una varita mágica que valga para absolutamente todo. Eso está claro. El aprendizaje basado en juego no viene a desplazar otras metodologías o a decir que se acabó la metodología tradicional. El sentido de esto es que utilizamos distintas metodologías en función de las necesidades que tengamos en el aula.
Ahora, ¿eso quiere decir que si es contenido teórico no nos sirve la aprendizaje basado en juego ya que es solo para habilidades o procedimientos? No, por ejemplo, estoy pensando en que días atrás he estado trabajando en clase con un grupo de alumnos y alumnas de primero de carrera. Les cuestan un poco las cronologías, confunden épocas, etc. ¿Cómo podíamos trabajar? Podría dar una lección tradicional, expositiva, con una línea del tiempo y empezar a repetir y a repetir. Eso era una opción. Otra era usar un juego llamado Timeline con el que he jugado muchas veces. Ellos trabajan la cronología mientras yo superviso el juego. Ellos están jugando.
Habrá contenidos que sean muy densos y que a lo mejor no haya forma de trabajarlos con un juego
Si les digo que vamos a estar una hora y media o dos trabajando la cronología en clase, con una metodología tradicional, seguramente a los dos minutos tengas la aula vacía.. Pero si yo les digo que vamos a jugar a un juego y empezamos a trabajar la cronología de esa manera, se quedan. De hecho, me pasó muchas veces que la clase termina y tengo que ir mesa por mesa, pidiendo por favor que terminen, que me tengo que llevar el juego.
Lo que no habrá es un juego perfecto para cada contenido. Habrá contenidos que sean muy densos y que a lo mejor no haya forma de trabajarlos con un juego de mesa que es como yo trabajo. Pero hay muchas cosas que se pueden trabajar.
Hay otro juego que uso mucho para repasar, que se llama Smart 10. Los alumnos tiene que decidir en grupo si levantan un tapón y aciertan o fallan. Puedes introducir preguntas de cualquier cosa: fechas, mapas, gramática. Así que si no tienes mucha idea de cómo adaptar un contenido a un juego, este te sirve para prácticamente todo, tanto para repasar como para empezar a trabajar.
¿Es lo mismo el aprendizaje basado en el juego que la gamificación o esta es un totum revolutum?
Me gusta eso que has dicho de totum revolutum que llamamos gamificación, que lo es. Hay calgunos investigadores que llaman gamificación a todo lo que tiene que ver con el juego, pero realmente no es lo mismo.
Gamificar es utilizar partes del juego en un espacio que no lo es. Es decir, que yo diga que en clase voy a jugar, entre comillas, a un Kahoo. Lo que haces es disfrazar de juego una actividad como rellenar la ficha. ¿Es más divertido hacer un Kahoo a que te den una clase tradicional de cronologías? Sí, pero no es un juego, a mí que no me engañen.
En el aprendizaje basado en el juego, realmente tú juegas. Por eso mis alumnos se quieren quedar echando una partida y otra y otra. Pero lo hemos metido en esa generalización de que todo lo que es lúdico es gamificación, y no lo es.
De hecho, hay estudios, como la tesis doctoral de una compañera de la Universidad de Lleida en cuyo grupo de investigación gamificaron un juego y se dieron cuenta de que no es positivo. Es decir, introducir elementos como recompensas, puntos y cosas por el estilo está en contradicción con la motivación intrínseca de jugar.
Esto supone que hay que decirle al profesorado que, por un lado, no son lo mismo y, por otro, que aunque hay cosas positivas en la gamificación, a ciertas edades quizá no lo sean tanto.
Una clase no se puede basar solo en utilizar juegos de mesa. Es que tenemos muchas metodologías, como decía antes, y tenemos que adaptar
¿Y qué opina sobre la crítica de que los centros educativos no son para jugar, sino para aprender, que no son parques de atracciones?
Aquí no hay dos cosas, por una parte, cuando jugamos parece que no hay disciplina, que no hay seriedad, que es un caos, y eso no es cierto. También decía Huizinga que el juego es una cosa muy seria, existen una serie de reglas y a veces te enfadas con otros porque no las siguen… Y en clase también hay que cumplir reglas, tienes que respetar unos turnos, no puedes hacer determinadas cosas… Con el juego se regulan comportamientos y no es un espacio de caos, aunque haya risa, que no siempre la risa es sinónimo de diversión y hay veces que nos divertimos pero no nos reímos.
Ahora, estoy de acuerdo con los profesores y profesoras de secundaria que dicen que no todo puede ser. Es cierto, una clase no se puede basar solo en utilizar juegos de mesa. Es que tenemos muchas metodologías, como decía antes, y tenemos que adaptar los contenidos, procedimientos y las aptitudes a la metodología que nos interese y atendiendo a nuestro alumnado.
¿Cómo de experta tiene que ser una persona para lanzarse al aprendizaje basado en juegos? ¿No es un poco inabarcable?
Siempre digo que no se puede querer llevar a clase juegos de mesa si tú no juegas. Porque no vas a saber qué mecánicas necesitas para trabajar la competencia matemática, por ejemplo, o no vas a saber que hay un juego que trabaja la historia de los Tudor. Ni siquiera vas a saber identificar en un juego cuáles son las mecánicas que tú necesitas, porque no has llegado a ese nivel de jugar tanto como para ser identificado.
Necesitas jugar, conocer las herramientas, saber aplicarlas, pero eso pasa con cualquier metodología. No creo que sea algo exclusivo de juego de mesa. Lo que pasa es que quizás pensamos, que como has jugado mucho al Monopoly o al Virus pues ya está.
Es necesario, entonces, conocer juegos de mesa, como con cualquier otra metodología, pero no creo que sea inabarcable. Salen muchos títulos, pero tampoco tú necesitas estar al día de todo. Y, además, hay un nicho de juegos educativos que están preparados para usar en el aula. Y puedes centrarte en eso, por ejemplo, si te interesa esa parte de primaria. Puedes ir a ferias o mirar cuentas en redes sociales que van reseñando constantemente. No es tan difícil. Es como cualquier otra herramienta.
Nos hemos olvidado un poco de que la aprendizaje puede ser divertido y de que el esfuerzo no es contrario al disfrute
Te quería preguntar si no es un poco contradictorio el esfuerzo que se le presupone al aprendizaje frente a lo que sostiene Huizinga de que el juego se juega por el puro gozo de jugar.
Es que nos hemos olvidado un poco de que la aprendizaje puede ser divertido. Recuerdo cuando estaba en la carrera, yo hice Historia, que disfrutaba muchísimo de ir a clase de Historia de la Cultura en la Edad Moderna. Yo iba deseando que llegara ese día de la semana porque me encantaba lo que estaba aprendiendo. ¿Eso quiere decir que no fuera a aprender? No, el aprendizaje puede ser divertido. Y el esfuerzo no es contrario al disfrute. De hecho, cuando tú estás jugando un juego de mesa complejo puede que estar sudando la gota gorda pensando qué estrategia tienes que seguir para ganar. Te estás esforzando realmente. Lo que pasa es que te estás esforzando con ese gozo, ese disfrute que te decía Huizinga.
Es verdad que tú no puedes llegar a clase y decir, “Hoy se da esto”. Tenemos la idea de que en clase es todo muy obligado. No me cuadra que juegues porque, como decía Huizinga, el juego tiene que ser algo libre. El juego tiene que tener un compromiso con la diversión. ¿Por qué? Porque si tú no tienes ganas de pasártelo bien, jamás te lo vas a pasar bien, da igual lo que hagas.
Entonces, ¿por qué tenemos que pensar que no se puede dar esa situación en el aula? Parece un espacio desagradable en el que yo no quiero estar y lo podemos convertir en un lugar al que sí que quiero ir. Es verdad que no creo que para que el alumno aprenda siempre tenga que haber un juego. Hay que plantear no solo el juego, sino otras actividades con un poco de disfrute, como un proyecto, que se puede ver como algo divertido.
Hablas mucho de juego de mesa, pero hay otras opciones…
Evidentemente, en un aula, si es de infantil, podríamos hablar de juego libre. Si estamos hablando primaria, secundaria, incluso en enseñanzas superiores, puedes utilizar videojuegos, juegos de rol, que no de roles que muchas veces se confunden. Ese juego de rol con su historia, sus personajes, sus puntos de vida, de fuerza, sus características. También tenemos el juego de simulación, que tenemos los recursos, y el juego de mesa.
Entre los juegos de mesa podríamos distinguir dos. El de mesa, digamos, comercial, y el serious game, que puede estar comercializado o no. Se trata del juego que ha sido pensado previamente con un objetivo de didáctico, que puede ser uno que yo cree en mi aula para mi alumnado. Esos serían los principales.
Llevamos casi dos años desarrollando dos juegos, desde la primera ideación hasta ahora que esperamos el primero de imprenta. Ha sido realmente muy difícil
Para hacer uno de estos serious games imagino que tienes que haber jugado mucho o, perdóname la expresión, ser un poco friki. Al menos tener la cabeza amueblada de una manera muy determinada para hacer esa trasposición entre lo curricular y el juego.
Mis amigos me decían: “Oye, ¿ustedes cuándo van a crear un juego de mesa?”. Y yo decía, bueno, yo tengo ya suficiente con mi trabajo. Pero precisamente en mi trabajo ha surgido un proyecto en el grupo de investigación en el que estoy, Phoenix Mediterránea, y decidimos lanzarnos a crear un juego de mesa. Al final han sido dos, uno de cartas y uno de tablero, podríamos decir.
Llevamos casi dos años con ello, desde la primera ideación hasta ahora que estamos esperando que va a llegar el primero de imprenta. Ha sido realmente muy difícil, tienes que pensar en todas las contenidos que trabajar, qué mecánica te puede venir bien para, no solo trabajar de la parte conceptual, sino también los procedimientos y actitudes. Que todo eso encaje, que la puntuación tenga sentido -que para mí ha sido lo más difícil-. Y que todo tenga una relación clara con el currículo porque, si no, haces un juego que tiene una cierta temática, no sé, de la era de Roma, pero ¿y qué? Jugando a eso no te llevas nada. De una mecánica siempre aprendes algo, pero no te aporta unos conocimientos teóricos sobre la Roma antigua.
Hay muchos docentes que hoy día están creando sus propios serious games
Nosotros queríamos trabajar el mundo fenicio: de dónde eran, con qué comerciaban más, cuáles eran los productos más importantes y, si eran exóticos, si tenían mayor o menor valor; qué tipo de ánforas usaban para transportarlos… Todo eso llevado a un juego para que cuando el alumnado juegue, se quede con la información. Con el fin de que lo recuerden. Por eso tienes que darle cierta importancia a ciertas cosas para que, a base de repetición o de necesidad de uso de los elementos, los recuerden. Es difícil, pero se puede hacer.
Y a mayor nivel educativo, bajo mi punto de vista, la dificultad del juego es mayor. Pero hay muchos docentes que hoy día están creando sus propios serious games. Incluso pequeñas adaptaciones de juegos conocidos que llevan al aula también se pueden hacer.
Para usar juegos ¿mejor pantalla o tablero?
Tablero, infinitamente mejor. Lo sabemos desde hace muchísimo tiempo, se han hecho muchas investigaciones. En diciembre salió el informe del comité de personas expertas del Gobierno sobre el entorno digital seguro. Si antes se decía que hasta los dos años, se expusiera a los niños a pantallas; de 2 a 4, no más de una hora al día. Nos damos cuenta, con investigaciones, de que esta limitación de exposición a las pantallas no es suficiente para prevenir el daño de la exposición a las pantallas. Y el comité de expertos ha dicho que de 0 a 3, nada de pantallas; de 3 a 6, solo en casos como hacer una videollamada con tu familia. La Asociación de Pediatría Española también ha modificado sus recomendaciones. Es evidente que la pantalla no es aconsejable a ciertas edades.
Lo experiencial, lo vivencial no lo hay en un videojuego, por mucho que tú hables con otra persona por cualquier plataforma
Es algo que les digo mucho a mis alumnos de Magisterio, sobre todo a los de infantil. Muchas veces se ponen muy insistentes con poner a las niñas y niños una canción en la pantalla. ¿Qué necesidad tienes? Cántasela tú. Yo no digo que no proyectes un cuento para que lo vean grande… perfecto. Pero no es solo la exposición a la pantalla, son esos cambios de frames tan rápidos; se ha demostrado que no son bueno, ¿Por qué insistir en exponerles a las pantallas?
Se ha demostrado que la pantalla disminuye la capacidad de retención, de la atención, afecta el control inhibitorio, a la regulación emocional, genera cierta dependencia y dificulta la conciliación del sueño, todo el tiempo que destinas la pantalla no lo has destinando a otros estímulos.
Si tenemos dos recursos, uno el juego de mesa y, otro que se ha desmostrado que genera ciertos perjuicios, es de lógica. Usemos el que no conlleva perjuicios en su uso. A parte del uso manipulativo de los juegos de mesa, está todo lo experiencial, lo vivencial que no lo hay en un videojuego, por mucho que tú hables con otra persona por cualquier plataforma. La conexión visual, el lenguaje corporal, todo eso no está.
Para terminar, quería preguntarte por el Congreso Lúdica que habéis organizado desde la Universidad de Cádiz. En qué momentos decides montarlo.
Este no es mi primer congreso, ya he organizado tres ediciones de Motivarte, en el quemetíamos muchas metodologías. Yo tenía como la necesidad de hacer algo solo del juego, algo que no hace el juego, que es un múltiple disciplina, que no se vieses solo desde la educación, sino el juego en psicología, en medicina, en el trabajo social, en el arte… El juego está en todo. Yo tenía como esa necesidad de crear este espacio. Hubiera preferido la presencialidad, pero ya nos hemos acostumbrado a la virtualidad, y eso también ahorra costas de desplazamiento y que podemos contar con investigadores de otros países sin que tengan que desplazarse hasta aquí. Entonces, eso es un aspecto positivo.
Contacté con una compañera de la Universidad Ártica de Noruega, en la que ya le he trabajado con profesora invitada y nos pusimos a ello. Estamos contentas, esperando que vayan llegando las ponencias poco a poco. Y espero que sea solo el primero, que venga mucho más.
Hay una ponencia sobre educación en la que estamos abiertas al trabajo sobre educación superior, infantil, primaria, cualquier cosa o sea, tanto de educación formal como no formal.