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Jordi Nomen es profesor de Filosofía y Ciencias Sociales en la Escuela Sadako de Barcelona. Es licenciado en Historia Contemporánea, tiene un posgrado en Ciudadanía Activa y un máster en Filosofía. Es autor de libros como Educar en tiempos difíciles (Octaedro), El niño filósofo y la ética, El niño filósofo y el arte o Cómo hablar con un adolescente y que te escuche (Arpa).
Compartimos algunos extractos del podcast:
¿Cómo se crea pensamiento crítico desde la escuela?
El pensamiento crítico es una dimensión del pensamiento. De entrada, establece la diferencia entre la verdad y la mentira y, para establecer esa diferencia, lo que hace es dudar, intentar ver las evidencias y sobre todo algo fundamental, diferenciar los hechos de las opiniones, y eso hay que trabajarlo mucho en clase.
Hay opiniones que deben ser criticadas porque no son correctas, se basan en prejuicios, se basan en sesgos (…) Debemos intentar dialogar, que los alumnos hagan hipótesis.
En Educar en tiempos difíciles comentas que es importante que el alumnado aprenda a moverse en la adversidad. Como docente, ¿cómo se encuentra el equilibrio entre darles libertad y, a la vez, acompañarles?
Creo que vivimos en una sociedad que es muy sobreprotectora, tanto con los niños y niñas como con los adolescentes. Es una sociedad que de entrada considera que hay que protegerles de todo mal, pero yo creo que eso es un grave error porque la realidad tiene un aspecto claro y un aspecto más oscuro. Si nosotros los colocamos dentro de una burbuja de cristal, cuando llegue un momento de adversidad, cuando llegue un momento en que tengan que superar una frustración, van a ser incapaces.
Es necesario educar mucho en la resiliencia y para eso hay que darles responsabilidad, permitirles que se equivoquen, que se levanten tras haber caído.
Educación para la ciudadanía es uno de los conceptos que también defiendes ¿Qué debe incluir?
La educación para la ciudadanía debe incluir el cuidado a uno mismo, a los demás y al medio ambiente. Debe tener un papel social, humano y planetario.
La escuela debe preparar también para eso, no solo para una interioridad robusta del alumno, sino también para una exterioridad transformadora del mundo.
Como docente, ¿cómo se complementa la razón y la emoción en el aprendizaje?
La razón es fundamental para aprender, es lo que decíamos antes del pensamiento crítico, es fundamental saber razonar y saber ver qué criterios son los válidos o inválidos, pero la emoción es lo que enseña.
¿Qué papel juegan las redes sociales en el aprendizaje?
No hay que demonizar la tecnología, pero sí hay que enseñar su buen uso porque lo que estamos viendo es que al alumnado actualmente, debido a la pantalla, a las redes sociales y demás, cada vez le cuesta más socializar presencialmente.
Según los años de docencia, ¿entre la juventud hay una tendencia al individualismo o a la importancia del colectivo?
Estamos en una sociedad muy individualista. Los valores liberales nos están llevando a este individualismo, a este mirarse solo a uno mismo y no tener en cuenta a los demás. En esto la escuela debe ir a contracorriente, en la escuela debemos fomentar que el bien común existe.
¿Qué es lo necesario para todos y cada uno de nosotros? ¿Cuáles son nuestros derechos básicos y nuestras necesidades básicas? Ahí se encuentra el bien común. Tenemos una responsabilidad con los demás (…) y eso quiere decir a veces renunciar un poco a la comodidad individualista, quiere decir sacrificarse algo para conseguir que otros estén mejor de lo que están, para no dejar a nadie atrás.