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La historia es larga e intrincada, pero se resume rápido. F. J. M. T. era el coordinador de un grupo de investigación, así como responsable de importantes publicaciones dedicadas a la justicia social. También firma decenas de artículos científicos sobre, entre otros temas, la segregación escolar.
Hace un año, su actividad pareció paralizarse, así como la del grupo de investigación, cuya web, según cuentan personas cercanas al profesor, fue retirada por la universidad. Esto coincidió con la suspensión durante dos años impuesta por la entonces rectora de la Autónoma de Madrid, tras concluirse la investigación que se llevó a cabo por una presunta falta muy grave de acoso laboral cometida contra una compañera de la Facultad.
Según informa elDiario.es, el expediente al que ha tenido acceso dicho periódico asegura que “puede considerarse probada la existencia de violencia psicológica (…) de forma reiterada y prolongada en el tiempo, ejercida desde una posición de poder, tanto jerárquica como psicológica”, que ha supuesto “un riesgo para su salud” de dicha compañera, que además fue en su momento pareja sentimental del profesor.
F. J. M. T. recurrió ante la justicia de lo Contencioso-Administrativo dicha resolución por entender que ya un juzgado se había pronunciado anteriormente sobre el caso. Dicho juzgado es el de Violencia sobre la Mujer número 9 de Madrid. En su momento, la compañera del profesor denunció a F. J. M. T. por diferentes delitos relacionados, causa que fue desestimada por no haberse podido probar que se cometieran.
Tanto el juzgado de Violencia sobre la Mujer como, posteriormente, la Audiencia Provincial (AP) de Madrid desestimaron estas acusaciones y, como sostiene el abogado defensor del profesor, en sus resoluciones también desestimaron lo que tenía que ver con presuntos delitos de acoso laboral que la UAM ha sancionado.
Argumentos de la defensa
Este es uno de los puntos fuertes de la defensa: que un juzgado se haya pronunciado ya abiertamente sobre estos asuntos invalida la posibilidad de que la universidad pudiera imponer una sanción posteriormente a estas resoluciones judiciales.
El abogado de la UAM sostiene que ni el juzgado de Violencia sobre la Mujer ni la AP se pronunciaron sobre esta cuestión, por lo que la universidad está en su perfecto derecho a sancionar al docente.
Como se sostuvo durante la vista de ayer, en el juicio previo hubo hasta 33 testimonios más o menos cercanos al caso. Este, según relatan los abogados de las diferentes partes, se produce tras la ruptura sentimental entre ambos docentes de la UAM.
La defensa critica que, de esa treintena larga de testimonios, el expediente sancionador solo haya hecho caso de 15 de ellos. Durante su intervención en el juzgado, argumentó que algunos de dichos testimonios no son válidos, ya sea por no haber podido presenciar los hechos denunciados o por resultar contradictorios.
Además de esto, aseguran en descargo de F. J. M. T. que, al contrario de lo que afirma su expareja y compañera de la universidad, esta no se vio perjudicada en lo laboral una vez que se disolvió su relación sentimental.
Como informa elDiario.es, en el expediente sancionador ella asegura que dejó de ser llamada a las reuniones de diferentes grupos de investigación, dejó de dirigir una importante revista relacionada con su trabajo y el de F. J. M. T., y perdió peso dentro de la universidad.
La defensa sostiene que sigue publicando como hasta el momento anterior a la ruptura y que, además, ocupa hoy por hoy cargos dentro de la Facultad de Formación del Profesorado sin que se haya visto afectada su situación laboral.
El abogado de F. J. M. T. también asegura que no hubo ningún tipo de afectación para la salud de esta docente, como ella afirmó en el primer juicio, puesto que no se aportaron partes médicos de ningún tipo, ni psicológicos ni psiquiátricos válidos. De hecho, habló de que el testimonio de la terapeuta a la que acudió la docente no debería tenerse en cuenta, en tanto en cuanto aquella se autodenomina “terapeuta Gestalt”, corriente que es considerada por los profesionales de la salud mental como una pseudociencia con tintes sectarios.
Desde la UAM
El abogado que defendió los intereses de la universidad aseguró en el juicio de ayer que el juzgado de Violencia sobre la Mujer se pronunció en su momento sobre presuntos delitos de hostigamiento, vejaciones injustas o maltrato psicológico, entre otros. Pero que el maltrato laboral no fue denunciado, además de que dicho juzgado no tiene competencias para pronunciarse sobre dichas cuestiones.
Sobre esto, el letrado sostuvo que la universidad está en su derecho de sancionar al docente apoyándose en las pruebas documentales y testimonios que se presentaron en su momento. Entre las primeras, como recoge elDiario.es, están algunos correos electrónicos que F. J. M. T. habría enviado a la docente en los que, tras su ruptura, asegura que “solo queda una profunda repugnancia (…) un profundo asco personal y profesional” o “asco, brutal y absoluto. Repugnancia”.
El abogado aseguró que la universidad ha impuesto un castigo proporcional que podría haber sido de hasta seis años, pero ha llegado a los dos. Además, la UAM impuso en su momento —entiende que razonablemente— la imposibilidad de que ambos docentes coincidieran en labores, tiempos y lugares para evitar incidentes de cualquier tipo.
En cualquier caso, tras el juicio celebrado ayer, un año después de que se dictara la sanción (el 12 de junio de 2024), solo cabe esperar la sentencia del juzgado, que, según explicó el abogado defensor a este periódico, no debería tardar más de unas pocas semanas.