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Un año después de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectó a la Comunidad Valenciana “persisten las aulas prefabricadas, los retrasos en la reconstrucción de centros, los impactos emocionales no atendidos, la ausencia de protocolos y una sensación de abandono institucional entre gran parte de la comunidad educativa”.
Así lo indica el informe El impacto de la DANA en el derecho a la educación en la Comunidad Valenciana, publicado por la ONG Educo, que alerta de que un 30% de los niños y niñas aún muestra ansiedad cuando llueve mucho, y que un 77% de las familias cree que sus hijos e hijas han perdido al menos un mes lectivo debido a la catástrofe.
La DANA afectó a más de 120 centros educativos en octubre de 2024, de los cuales ocho quedaron completamente destruidos, y más de 48.000 alumnos vieron alterada su escolarización de manera parcial o total. Este desastre provocó reubicaciones improvisadas e interrupciones de clases que aún hoy no se han resuelto del todo, ya que el curso 2025-26 comenzó con más de 3.000 estudiantes escolarizados en barracones.
“La DANA sigue teniendo consecuencias en la educación del alumnado valenciano. Muchos no pudieron empezar las clases el primer día por culpa de las obras, otros lo hicieron en barracones que no cumplen las condiciones adecuadas (en módulos construidos a ras de suelo pese a estar en zonas inundables, sin sombras ni puntos de agua). No son las mejores condiciones para iniciar el curso escolar”, afirma Paula San Pedro, coordinadora del informe y responsable de Incidencia Política de Educo.
“Nos preocupa la pérdida educativa, pero también el impacto emocional. Hoy en día, muchos viven con miedo de que se repita una DANA cuando hay tormenta. Si no garantizamos el bienestar del alumnado, será difícil que recuperen las horas lectivas perdidas”, explican desde la ONG, que trabaja en la zona afectada ofreciendo acompañamiento psicosocial y formando en derechos de la infancia a centros educativos y entidades sociales.
El informe se basa en una encuesta realizada a 300 padres, madres y alumnado de 16 centros escolares, la mayoría muy afectados por la DANA, complementada con entrevistas a entidades sociales, expertos y administración. El 79% considera que el rendimiento escolar se vio afectado en algún grado, sobre todo en secundaria, mientras que el 44% señala pérdida de contenidos importantes, el 30% mayor dificultad para concentrarse, el 24% menos apoyo educativo y un 20% destaca la desmotivación.
Entre un 12 y un 15% del alumnado entrevistado afirma que sus notas han bajado, y cuatro de cada diez reportan retrasos a nivel académico.
Un 30% de los niños y niñas respondieron que todavía se ponen nerviosos cuando hay tormenta, mientras que la mitad del alumnado encuestado dijo que sigue afectado emocionalmente. “Tengo miedo a la lluvia, y estoy más contestona y enfadada en casa. Lo pago todo con mi familia”, relata una niña. En cuanto a la educación, el 77% de las familias cree que sus hijos e hijas han perdido, como mínimo, un mes lectivo, y el 41% de los niños y niñas considera que han sufrido retrasos educativos.
El sistema no está preparado
El estudio también refleja que el sistema educativo valenciano no está preparado si se produce una nueva emergencia. No se han diseñado protocolos a partir de las lecciones aprendidas, ni existen medidas concretas ni recursos para garantizar la educación y la protección del alumnado en una situación similar a la ocurrida hace un año.
Para el 57% de las familias, el centro educativo de sus hijos e hijas no está preparado para una nueva catástrofe, y para el 56% no existe un protocolo claro y conocido por toda la comunidad educativa. En el caso del alumnado, el 50% tiene la misma opinión y, además, el 88% asegura que no se les ha informado de medidas que puedan ayudarles a prepararse ante situaciones de emergencia. De los 16 centros educativos que han participado en la encuesta, solo uno tiene un protocolo antiinundaciones, elaborado por iniciativa propia antes de la DANA.
“Un año después, la Comunidad Valenciana no tiene un plan que indique qué deben hacer las escuelas si se produce una nueva emergencia. Es cierto que se ha dado un primer paso y que se está trabajando en un borrador, pero no debería limitarse a una perspectiva de riesgos laborales. Desde Educo defendemos que las escuelas deben ser espacios seguros, y por eso proponemos la creación de un Plan Integral de Escuelas Seguras que incluya muchos más aspectos. Porque la educación es una prioridad y no puede detenerse en contextos de emergencia”, afirma Paula San Pedro.
La propuesta de escuelas seguras incluye realizar una evaluación técnica integral del riesgo de inundación en todos los centros educativos y asegurar que todos cuenten con un Plan de Autoprotección. También destaca la necesidad de designar un inspector o inspectora con dedicación exclusiva para cada centro gravemente afectado y establecer protocolos de recuperación curricular ante las horas lectivas perdidas en contextos de emergencia, así como la figura obligatoria del coordinador de bienestar y protección.


