Hace unos días, hablamos con Diana Díaz, responsable de los teléfonos de ayuda de la Fundación ANAR, entidad que lleva tres décadas trabajando con la infancia para evitar que sean víctimas de violencia en los centros educativos. Aquí puedes acceder al texto en el que Diana Díaz asegura que aún hoy se ve la violencia, en ciertas familias, como un elemento educativo.
En su día, entrevistamos a Pelayo Rodríguez, un joven que había superado una situación de acoso escolar. Con una enorme dosis de resiliencia y apoyo había llegado al momento de poder escribir sobre su experiencia para aportar su granito en la lucha por semejante lacra en la que se mueven miles de niños, niñas y adolescentes. Una entrevista en la que habla, con serenidad, de su vivencia en la que, como les pasa a muchas y muchos, «el suicidio es algo que llega a pasarte por la cabeza. Una forma de acabar, de una vez por todas, con el dolor y el sufrimiento».
También, claro, nos hicimos eco de la entrega de firmas que los padres de Kyra López hicieron a finales del año pasado en el Congreso de los Diputados. Llevan años luchando para aclarar qué ocurrió en el centro educativo en el que la joven estaba matriculada como para que, al llegar a los 15 años, la joven decidiera quitarse la vida.
Antonia Martí es profesora de Psicología en la Universidad Internacional de Valencia. Es experta en acoso escolar y mediación y hablamos con ella de las situaciones que se viven en muchos centros por todo el país. Son, sin duda, problemas que no suceden en todas las aulas, pero sí afectan a miles de jóvenes en mayor o menor medida. La prevención es un arma necesaria, pero para eso hacen falta algunos recursos que no están sobre la mesa en este momento.
Abordar la convivencia en la escuela y la defensa de quienes son víctimas de sus compañeros y campañeras es fundamental para erradicar (lugar que debería ser de seguridad por antonomasia) cualquier conato de violencia. Qué se lee como normal y qué no es clave para detectar casos de acoso. Hablamos de esto en un reportaje que, aunque tiene ya unos pocos años, no ha perdido actualidad, por desgracia.
Entre las herramientas que pueden utilizarse para mejorar la convivencia y defender a chicas y chicos de sufrir acoso, se encuentran las tutorías entre iguales, a las que también hemos dedicado espacio en el periódico. Os dejamos un enlace a un reportaje que cuenta cuál es su funcionamiento.
Ser diferente es, sin duda, elemento transversal a la hora de sufrir acoso. Pero es complicado determinar qué significa esto porque todo el alumnado es diferente entre sí. En cualquier caso, hay chicas y chicos que lo tienen más complicado que otros. Hablamos en su momento con Juana Hernández, psicóloga, tras la redacción de una guía para docentes y familias para tratar casos de acoso escolar a personas con trastorno del espectro autista.
Finalmente, uno de los problemas, uno más, para abordar las posibles situaciones de acoso, está en el desconocimiento de su incidencia. No existen datos sobre cuántas chicas y chicos lo sufren. Hablamos hace algún tiempo con Koldo Casla, autor de un informe de Amnistía Internacional, Hacer la vista… ¡gorda!, con el que se intentó un acercamiento a esta realidad, y que sirvió en su momento para dejar claro algo que se intuía: «No sabemos cuántos niños sufren acoso por su orientación sexual, identidad de género o etnicidad”.