El milagro educativo portugués es objeto de estudio para conocer cómo ha conseguido disminuir el abandono escolar prematuro y cómo ha reducido las desigualdades entre el alumnado, además de analizar si es posible extrapolar este caso de éxito a otros sistemas que, por proximidad geográfica y cultural, como España, podrían continuar sus pasos.
Con este objetivo, el Grupo de Educación de la Associació de Mestres i Professorat Jubilats RELLA organizó la semana pasada el encuentro ‘La Educación en Portugal’ con especialistas que han viajado al país luso para conocer de primera mano la administración educativa, desde docentes, educadores, familias y alumnas, hasta ayuntamientos y Ministerio. ¿Se puede adaptar este modelo en Catalunya? Con esta pregunta, Quim Lázaro, miembro de Rella y moderador del acto, arrancaba el coloquio.
“En Portugal se pusieron de acuerdo políticamente”, afirma Núria Larroya, presidenta de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Catalunya (FMRPC), que encabezó dos viajes de la entidad a Portugal para entrevistarse con diferentes personas de la comunidad educativa. “Pasara lo que pasara, la educación no se movía. Aquí tenemos leyes educativas para dar y vender”.
El actual ministro de Educación portugués, João Costa, cuando todavía era secretario de Estado, se dirigió a las universidades, a las familias, a los colegios profesionales y al alumnado por saber qué necesitaban. “Y puso inversión”, destaca Larroya.
Entender la educación a tiempo completo y como responsabilidad de todo el mundo es otro de los factores que motivaron en Portugal la inversión fuera de la escuela. “Esto quiere decir fomentar más las artes, la educación física, el inglés… para que todo el mundo tenga derecho, no solo aquel que se puede pagar la clase de música o el centro de idiomas”.
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¿Y cómo lo hicieron? Desde la FMRPC, destacan que en Portugal hay escuelas públicas y privadas, pero no concertadas, y la educación es obligatoria hasta los 18 años. Hay una autonomía “real” de centros en qué se tienen en cuenta las necesidades del alumnado para determinar si es más necesario potenciar, por ejemplo, las artes o bien el juego. Invirtieron en infraestructuras educativas, a veces cerrando centros y agrupando escuelas, y creando agrupamientos escolares que pasaron a ser competencia de los ayuntamientos. “Era una apuesta de país”, remarca Larroya.
Integración
Prueba de esto son los buenos resultados académicos obtenidos en el informe PISA, pero además del currículum, Portugal ha pasado en 20 años de reducir el abandono escolar del 50% al 6%. “Hablamos con maestros y todo el mundo decía que la integración estaba muy bien conseguida. Era una educación inclusiva real porque fue un tema de país: la inclusión era social”.
El precio del comedor escolar es otro de los factores que ayudan a reducir las desigualdades, y es que va desde la gratuidad hasta los 1,50 euros para las rentas más altas.
¿Y cómo acercarse a estos datos en Catalunya? “Hablar, ponernos de acuerdo y dejarnos tiempo” son algunas de las premisas que plantea la presidenta de la FMRP.
Economía
Por otro lado, las periodistas de TV3, Ágata Fàbregas y Mireia Rom, especialistas en temas educativos del área de informativos, también pusieron de relieve dos aspectos: el consenso político y la inversión. De sus entrevistas para elaborar los reportajes televisivos, salían con la idea de que “o se ponían todos a una para reflotar los resultados del Informe PISA del 2000 o no lo conseguirían”, explica Fàbregas.
Ni Portugal ni España llegan al deseado 6% del PIB en educación. Ambos están en el 4,6%. La diferencia recae en que en el caso portugués la inversión ha sido sostenida en el tiempo durante las últimas dos décadas. Según sintetiza Rom, “en Portugal nunca bajaron de los 8.000 millones de euros. Ahora estamos alrededor de los 10.000 en Portugal”.
El gran reto de país fue revertir el abandono escolar prematuro y, si bien un 6 % todavía les parece una cifra muy elevada, en España se encuentra en el 13 % y en Catalunya afecta el 16,9 % de los jóvenes. Alargar la primaria y empezar el instituto a los 15 años es una de las diferencias, así como los grandes complejos educativos con polideportivos, áreas de comedor y zonas para extraescolares. Estos agrupamientos escolares tendrían similitudes con los institutos escuela catalanes para tener un acompañamiento más personalizado, una continuidad pedagógica y un mejor traspaso de información del alumnado. “No perder el rastro también va ligado al abandono”, dice Rom.
Además, no solo los agentes escolares están atentos para que nadie abandone los estudios antes de los 18 años, sino que lo hacen en red con servicios sociales y jurídicos.
“Son escuelas tan enormes que te pierdes”, ejemplifica Fàbregas. “Cada una tiene su proyecto educativo para poder decidir el 25% del currículum, pero todos trabajan bajo el mismo paraguas, que es el coordinador o coordinadora, reman hacia un mismo proyecto, todas las escuelas del barrio tienen la misma dirección”.
Así, en el tema de las extraescolares conocieron casos muy diversos, desde la localidad de Loures en un entorno humilde que apostó por el deporte y que ahora tiene campeones de baloncesto en el país entre su alumnado, hasta una zona más acomodada de Cascais donde los estudios estaban más cubiertos y se decidió que estos niños y jóvenes necesitaban jugar y hacer trabajo de proximidad conociendo, por ejemplo, las tiendas del barrio. “Lo necesitaban todos en diferentes grados, en función de los contextos y los métodos”, resume Fàbregas.