Grazia Gotti tiene 66 años y una pasión que domina su vida: los libros y la lectura. De joven trabajó con niños mientras estudiaba Pedagogía, lo que le llevó a conocer a quién sería su inspiración, el profesor Antonio Faeti, la persona que puso en marcha por primera vez en Italia la cátedra de historia de la literatura infantil. De ahí salió, junto a algunas compañeras, una cooperativa cultural que terminó transformándose en una librería para niños que se ha convertido en referencia mundial.
Dicen los que saben que su librería es revolucionaria, que ha cambiado el concepto. ¿Qué la hace tan especial?
Ha cambiado el concepto porque vivimos en Bolonia, y desde hace más de 50 años es la ciudad donde tiene lugar la feria más importante del mundo dedicada a los libros para niños. Para nosotras, que ya estábamos interesadas en el libro infantil, ha sido como hacer un master mundial cada año, porque teníamos a todos los protagonistas (escritores, ilustradores, editores, críticos…) reunidos. Esto ha supuesto tener una imagen global de las culturas, no solo la naciona. Este año, por ejemplo, el país invitado ha sido China. Ahora estamos trabajando en el proyecto para el año 2020, en el que los países invitados serán los países árabes, y en modo particular los Emiratos Árabes. Esto quiere decir que habré ido a esos países a conocer a los autores, ilustradores, bibliotecarios y a los promotores de la lectura.
Hemos crecido así y todo esto nos ha generado una gran concentración de conocimiento y nos hemos encontrado que los más jóvenes a nuestro alrededor han intentado seguir este proceso y nos pedían ser sus tutoras. Decidimos crear una academia para transmitir (más que enseñar) nuestros conocimientos y después estos alumnos han abierto librerías por toda Italia. Y ahora desde otros países nos piden que llevemos la academia. Porque todos necesitan libreros profesionales para promover, para informar, para transmitir, para inventar, para conectar los colegios a la comunidad, para hacer política cultural… Para hacer política cultural hace falta ser muy ser profesionales, muy abiertos, inclusivos y sin barreras culturales ni prejuicios.
Una de las razones por las que nuestra librería tiene tanto éxito es porque con nosotros pueden encontrar libros extranjeros y se siente que ha producido una generación o generaciones profesionales, gente que ha abierto nuevas librerías, fundado sus propias casas editoriales, otros han ido a trabajar a grandes editoriales infantiles o se han convertido en directores de festivales culturales, en agentes del cambio, de la innovación, del progreso y de la mejora.
¿Por qué es importante la calidad de la literatura infantil?
La literatura infantil es el fundamento del lector en el que me convertiré cuando sea mayor. Es el fundamento de la calidad literaria del futuro. Si yo logro transmitir calidad literaria y visual desde temprano a un niño, ese niño, según vaya creciendo, irá en busca de mayor calidad, también en los libros para adultos.
¿Cree que la literatura infantil no se toma lo suficientemente en serio?
Estoy muy preocupada porque habiendo estudiado la asignatura con uno de los más grandes pensadores contemporáneos, he sentido que ese punto de vista teórico no ha continuado. Es decir, para comprender qué libro es Pinocchio, que es importantísimo, hace falta ser crítico y tener unos estudios altos porque, aunque se trataba de una historieta de revista por capítulos, cuando se pudo ver completa se pudo comprender que se trataba de una idea/concepto como el de Alicia en el país de las maravillas: una gran idea divergente, un concepto extraño en el que se juntaba la realidad con la fantasía, una realidad que elaboraba el lenguaje… es alta literatura.
Pero la academia no considera este tipo de escritura o de pensiero literario en el mismo plano que la literatura para adultos. De hecho, me parece que la literatura infantil tiene más valor que la literatura para adultos porque en ella se esconden pensadores que no encuentran un reconocimiento en el mundo de los adultos. Por un lado está el mercado, que ha crecido mucho, hay muchos productos y hay mucho malo. Te pongo un ejemplo, aquí se ha vuelto a poner de moda un personaje español que se llama Manolito Gafotas. A mí Manolito no me gusta. Elvira Lindo es fruto de la superficialidad del mercado, finge que es una niña y no. La literatura para niños es algo mucho más serio. Pero hubo ese boom de leer con los niños, también en España lo hubo con la editorial El barco de vapor, que estaba en todos los colegios. Y este mercado se ha mantenido a pesar de la crisis del 2008. Mientras las editoriales para adultos tuvieron una caída del 30%, los libros para niños se han mantenido, y esto quiere decir que ha habido un “clic” de progreso en la lectura y a la vez ha bajado la calidad. El mercado ha influenciado con fuerza en el producto, los editores han ido dejando ese papel individual artesano y han ido acabando en los grandes grupos editoriales y grandes corporaciones. Y ahí no es que haya tanto pensiero, ahí hay números.
Como en el cine, puedes hacer una película de Hollywood o una película de autor, y lo mismo pasa con los libros para niños: puedes hacer un producto para masas con la esperanza de que haga que la gente se apasione con algunos libros estúpidos, pero sin dejar que se olviden los otros.
¿Conoce la literatura infantil española? ¿Qué le parece?
Si España es Manolito, a mí no me gusta. En los últimos 20-30 años, no ha aportado nada. Bueno, ha aportado un fomento extraordinario de la lectura, porque muchos entes privados y grandes editoriales como El Barco de Vapor han promovido la lectura, ha habituado a las bibliotecas y a los colegios a tener libros, pero la cultura española no ha aportado grandes autores o editoriales que hayan marcado un cambio.
¿Es mejor que los niños lean algo, aunque sea de poca calidad, o que no lean?
Con todo lo que respeto la literatura no puedo decir que lo importante es que se lea. Para leer algo malo, es mejor que un niño vaya a hacer una caminata por un bosque, que aprenda cosas de la naturaleza y quizá se planteará preguntas. En cambio, con un libro que no tiene valor lo que hago es suspender la potencialidad intelectual del niño, su potencial emotivo y de crecimiento. Como todos los que leen El diario de Greg. Es un caso terrible. O como Geronimo Stilton. En mi opinion si luego tenemos jóvenes poco reactivos o críticos es debido a que se nutren de cosas estúpidas.
Por eso estoy contenta, porque están volviendo los libros importantes, aquellos de los 90, libros que hacen pensar aunque sean de misterio, libros de género… Por ejemplo, Sherlock Holmes son buenos libros. Los filósofos nos lo han explicado: los libros donde se habla de la vida, donde sigues una historia y se plantea un cuadro general del ser humano, son importantes.
¿Cómo puede saber un padre sin criterio literario o que no conoce el mercado qué puede leer su hijo?
Si no tienen un criterio literario tienen dos posibilidades: por un lado tiene a la comunidad y tiene a otros padres que pueden dar su opinion. Si no tienes criterio los sigues y te fías del sentido común. El libro que tienen todos lo quiero yo también para mi niño. Por ejemplo, en la época de Harry Potter abrían las librerías a media noche para comprar el libro… yo no quería abrir la librería para vender Harry Potter, porque es estúpido, bastante estúpido. También pueden confiar en que su hijo vaya al colegio y su maestra tenga criterio y le dé los libros para que lea y pueda llevarlos a casa y leerlos juntos, ayudando a las familias a comprender el libro. La otra opción es la biblioteca pública, donde hay unos profesionales que te aconsejara unos libros para que los leas un rato y puedas elegir los que más te gustan, aunque necesitarás dedicarle un rato. El bibliotecario sabe que hay libros diferentes y como en la música o con todo, cada uno tenemos un gusto, y lo importante para la bibliotecaria es que te dé algo de calidad. Con calidad artística, literaria, con un lenguaje bueno, que la historia funcione…
Otra opción es ir a una librería especializada para niños de tu ciudad entrar y preguntar: tienes un hijo de tres años, y te tienes que fiar de la librera (como de un médico) como pediatra del espíritu.
¿El buen lector se hace de niño o siempre hay tiempo?
Siempre hay tiempo. uno puede llegar a ser un buen lector a cualquier edad. Yo, por ejemplo, de pequeña no tuve la fortuna de tener libros en casa y vivía en un pueblo donde no había biblioteca. Leía lo que me caía en las manos: periódicos, revistas de la clase popular. Paradójicamente, cuando llegué a la universidad, mientras los estudiantes no tienen tiempo para leer —porque solo se lee para estudiar— yo me hice una gran lectora, a los 25-26 años, y nunca he dejado de leer.
¿Cuál es su opinión respecto a las lecturas obligatorias en la escuela?
Te pongo un ejemplo. Una vez, en mayo, que es cuando acaban las clases, fui a dar una conferencia a un montón de jóvenes de 15 y 16 años a los que queríamos presentarles buenos libros para leer en verano. Promocionábamos nuevos títulos y los alumnos parecían poco interesados, como si les hubieran obligado. En un momento dado, paré de contar aquello y les pregunté si los profesores les habían dado una lista de lecturas obligatorias para las vacaciones, para que hicieran un trabajo después. Una chica sacó la lista y no sabía ni leer el nombre de una de las autoras, que era Marguerite Yourcenar. El libro era Memorias de Adriano. Yo sé que esa chica no podría entrar en ese libro y en la autora porque no estaba preparada, es como subir una montaña sin entrenar, te faltará el aire y no serás capaz. Les dije que me daba pena por esta chica, porque no sería capaz de saborear esa lectura. También me daba pena por Marguerite Yourcenar, que merece algo más de respeto porque es una mujer tan grande que no podemos tratarla así, hacer contrabando con ella metiéndola en una lista. Es casi una blasfemia. Después la directora del colegio me llamó y me dijo: “Usted aquí no vuelve”. ¡Porque había hablado con demasiada franqueza! Así que esto de la lectura obligatoria es una hipocresía que el mundo de los adultos y el establishment usa con los jovenes. Hacemos esto: damos listas y listas, no leen los libros y acaban buscando los resumenes en internet. Tengo un hijo de 24 años y he visto cómo lo hacían él y sus compañeros.
A los adolescentes de 13 a 16 años les diría que leer es algo serio y que hay que ser un tipo de persona que no busca un placer fácil, sino un placer delicado, que tiene que ver con la contemplación de la existencia, que no sientan ansia. Personas que en cierto modo buscan aquello que el hombre siempre ha buscado, aquello de lo que nos hablan los griegos dese hace tanto tiempo, la felicidad. Leer es estar en paz contigo, ser más consciente de ti mismo como ser humano, un ser humano que quiere conocer hasta el final, como Ulises. Todo lo demás es una distracción de este camino. Para muchos, que nacen en situaciones de desventaja donde obtener todo esto es difícil hace falta que la comunidad se preocupe para que la mayoría pueda vivir una vida con la palabra escrita. La palabra escrita es lo más preciado que el ser humano ha dejado en la Tierra.