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Los Jesuitas de Catalunya han anunciado este jueves que investigan posibles casos de abusos sexuales en sus colegios -ocho, en total- desde la década de 1960. Lo han comunicado después de que El País publicara en los últimos días el caso de un profesor, el jesuita Luis Tó González, que fue trasladado a Bolivia en 1991, meses después de ser condenado a dos años de cárcel (no tuvo que entrar en prisión) por agredir sexualmente a una niña.
El actual director de la Fundación Jesuïtes Educació, Enric Masllorens, expone algunos detalles de en qué consiste esta investigación, que matiza que no es nueva, y de por qué han decidido pedir perdón por haber gestionado de forma «deficiente» algunos casos de abusos en el pasado.
¿De cuántos casos de abusos en los colegios de los Jesuitas en Catalunya tienen constancia?
A lo largo de la historia, y si vamos muchos años atrás, seguro que ha habido. Siempre hay cierta rumorología. Pero el comunicado parte de un caso concreto, que publicó el diario El País, un caso de denuncia clara. Aparte de éste, estamos investigando y no puedo poner la mano en el fuego de si ha habido otros. Lo que queremos hacer es poner orden y no iniciar, sino continuar una investigación que ya tenemos en marcha.
¿En qué consiste esta investigación?
Depende de los casos. Tratamos de seguir la información que nos llega, poniéndonos en contacto con las posibles víctimas y sobre todo siempre pasando por la Inspección de Educación, de acuerdo con los protocolos tanto del Departamento de Educación como de la Federación de Escuelas Cristianas [patronal educativa a la que pertenecen los Jesuitas]. Aprovechando el comunicado hemos vuelto a dar un correo electrónico, escoltar@fje.edu , que hace tres o cuatro años que tenemos, y que ha ido funcionando para que nos den pistas, aunque entra información de todo tipo.
¿Pero a la práctica cómo funciona? ¿Hay un equipo que revisa los correos? ¿Se ponen en contacto con todas las posibles víctimas?
Tenemos a dos profesionales, no a jornada completa, que supervisan estos correos y que hacen formación contra el acoso. Y una comisión que hace seguimiento de los casos, en la que hay profesores, directivos y personal de administración. Si se detecta alguno, se aparta de los niños lo más rápido posible y se presenta la denuncia oportuna.
¿Esto les ha pasado?
Nos ha pasado, a nosotros y a otros seguro también. Para preservar sobre todo a las víctimas no diré si ha habido dos o tres casos, pero los ha habido. Ahora lo más importante es tirar hacia adelante.
¿Para llevar a cabo esta tarea de revisión han utilizado algún modelo?
No sé si hay modelos parecidos, nosotros hemos comenzado de cero. Seguimos eso sí los protocolos públicos y los de la Fundación Vicki Bernadet. Con ellos tenemos programas de formación tanto de profesorado como de alumnos para prevención.
¿Por qué han puesto 1960 como referencia en su investigación?
Entre otras razones porque nos aseguramos que se puede investigar, porque las personas susceptibles de haber sido acosadoras estén todavía vivas. Más allá de eso no nos interesa. No es que queramos escurrir el bulto, es que no tendría sentido porque la investigación se dificulta. Si te alejas en el tiempo no hay testimonios.
Este jueves han pedido perdón por haber hecho una gestión «deficiente» en el pasado de algunos casos. ¿Por qué?
Hemos de tener tolerancia cero respecto a estos temas. Entendemos que seguramente hemos cometido algunos fallos y tenemos necesidad no solo de arrepentirnos sino también de pedir perdón. Somos una institución plural y abierta y tenemos muy claro que si hemos hecho daño a alguien hemos de pedir perdón. Y acompañar si hace falta a las víctimas y que no debe repetirse en nuestros colegios.
Al profesor jesuita Luis Tó González se le envió a Bolivia tras ser condenado por agredir sexual a una niña. ¿Por qué? ¿Era esta forma de proceder habitual en casos similares?
El traslado del padre Tó es posiblemente uno de los temas por los que hemos de pedir perdón. No entraría en cuestiones de culpabilizar a nadie del pasado de por qué se hizo de aquella manera. Prefiero mirar hacia adelante. Tó murió en Bolivia, no tuvo contacto con ningún menor, se le puso trabajando en tareas administrativas y estuvo en terapia. Ahora no habríamos actuado de esa forma. Buscar culpables, no…
Depurar responsabilidades sobre quién y cómo tomó la decisión de apartar a un profesor condenado por abusos es precisamente lo que debería perseguir una investigación como esta, ¿no?
Posiblemente. No es que quiera escurrir el bulto. Pero hablar de resultados y responsabilidades me parece pronto. La convicción es clara. Queremos dejar claro que esto no ha de pasar y trabajar para que no pase.
Desde Jesuitas de Catalunya, ¿cree que instituciones como la Conferencia Episcopal deberían hacer como ustedes y pedir perdón y revisar sus actuaciones en el pasado?
Yo, como laico, como responsable de la Fundación Jesuïtes Educació, solo puedo dar respuesta por mis escuelas. Muchas otras órdenes trabajan ya como nosotros, por supuesto siguiendo los protocolos. Sí considero que el arzobispo debería hacer o no un comunicado es algo en lo que no entraré.
Se lo digo porque no se si comparte la opinión generalizada de que las instituciones eclesiásticas están reaccionando tarde, las que lo hacen, a los casos de abusos generalizados.
Posiblemente en la historia mundial de la iglesia podremos ver como ha ido lenta muchas veces, detrás de lo que la sociedad le exige. Pero lo importante es que entendamos que el trabajo de educar pasa por arrepentirse y pedir perdón. ¿Hemos ido lentos? Puede ser.