Alfredo Hernando creó hace seis años el proyecto Escuela 21 y desde entonces no ha parado. Su proyecto es “un laboratorio de innovación educativa que tiene forma de viaje para descurbrir, conocer y aprender mucho”, explica. En concreto: Hernando lleva seis años visitando escuelas con proyectos educativos de éxito, aprendiendo de ellos y extrayendo sus mejores aspectos para “mejorar la escuela de todos”.
Y con toda esa información va enlazando proyectos concretos. El último es Escuelas innovadoras y familias creativas. Una guía por las mejores prácticas del mundo en el marco de Acción Magistral. Este libro, escrito a modo de guía, ofrece un “itinerario creativo” en sesiones concretas para que cualquier maestro o profesor interesado pueda aplicarlas en su aula (descarga gratuita aquí). Su proyecto anterior se centraba más en la innovación educativa, pero que nadie piense en tabletas u ordenadores cuando Hernando, psicólogo de formación y que trabajó como orientador en un centro, habla de “innovación”. Para él innovar es otra cosa.
¿Cómo ha llegado a escribir una guía sobre creatividad?
El objetivo desde Acción Magistral era buscar aquellas competencias que de alguna forma pasaban más desaparecidas en el currículum, como aprender a aprender o la competencia social o ciudadana, y en ese proceso se ha acabado creando un marco para la enseñanza del aprendizaje de la creatividad, que está desde hace mucho en el currículum español, y hemos hecho un marco para trabajarla.
¿El sistema español contempla la creatividad? Diría que esa afirmación va muy contracorriente.
Bastante. Los mensajes que se suelen dar es que la escuela mata la creatividad, que no existe, etc., pero ahora sabemos que la creatividad tiene ocho grandes elementos para ponerse en funcionamiento: imaginar, trascender, colaborar, transformar, persistir, indagar, organizar y reflexionar. Cada dos de ellas están en una competencia concreta dentro del currículum español. Imaginar y trascender están en la cultural y artística; colaborar y transfomar, en la competencia social y ciudadana; persistir e indagar, en la autonomía e iniciativa personal; y organizar y reflexionar, por último, tiene que ver con aprender a aprender. Estas cuatro competencias están en el currículum, hay que trabajarlas, es lo hacen los docentes. Me gusta la imagen de haber puesto el foco en estos elementos del currículum que, trabajados de forma adecuada, contribuyen al desarrollo de la creatividad. Para cada dimensión se ha desarrollado una experiencia de un colegio de éxito que pueda aplicar cada profesor en su escuela. Ese es el marco de trabajo de la propuesta, no es una colección de escuelas sino un marco pedagógico para el aprendizaje de la creatividad.
Fijemos el marco. ¿A qué nos referimos con innovación educativa?
Estoy convencido de que una escuela innovadora es la que busca el éxito de todos los alumnos y estudiantes, independientemente de sus necesidades y del entorno socioeconómico de aquella. Esta definición, no tan sencilla ni común, encierra muchas cuestiones. La primera, que la innovación no viene solo de determinados países que todos tenemos en mente, sino que tiene incluso más opciones de surgir en lugares donde haya más necesidades, donde hagan falta los mejores maestros. La mejora de los procesos educativos tiene que venir de los centros y los equipos docentes hacia la legislación y no al revés. Necesitamos poner más el foco en experiencias concretas de escuelas concretas, ver qué están haciendo y si son replicables en otros centros.
¿De abajo arriba? No está pasando, ¿no?
Los docentes están enchufados a unos grandes altavoces y hay cada vez más docentes en labores de mejora. Pero las administraciones no son capaces de mantener el desarrollo en el tiempo de las plantillas o atender las necesidades de los docentes. El sistema trabaja en muchas ocasiones más por el sistema que por los estudiantes, que deberían ser la primera línea. Lo segundo son los equipos de profesores en sus colegios y sus municipios. Hay muy buenos docentes que están realizando experiencias de éxito que por muchas razones (organización, movilidad, estructura de los sistemas) no son replicables.
¿Por dónde se está innovando en el mundo? ¿Existe algún tipo de patrón, de línea general?
Hay una serie de escenarios, sí, que superan el enfoque metodológico que están apareciendo en diferentes centros educativos de distintas partes del mundo con problemas similares. Estos escenarios explican su éxito por la combinación de elementos de los proyectos educativos de centro. Cuando hablamos de escenarios no hablamos de una metodología, sino de la combinación de metodología, espacio, planificación, función, que dibuja una forma de crear una rutina en la escuela que es distinta.
Está el escenario de modelo de comunidades de aprendizaje, que busca aumentar la participación de familias de una forma más sostenible en el tiempo. Está el escenario —para mí uno de los que tiene mayor potencial— de los paisajes de aprendizaje, un marco pedagógico que busca cada vez más acercarse a las necesidades de los alumnos y que es capaz de crear distintos itinerarios, espacios y metodologías para ellos. El tercero sería una enorme línea de introducción de la tecnología buscando la personalización a través de programas, software, plataformas que permitan conocer más a los alumnos, recomendarles actividades más cercanas a sus necesidades. Esta línea está teniendo éxito en matemáticas o ciertas áreas de enseñanza de lenguas extranjeras. Otro gran escenario que trata de acercarse a conectar el aula con la realidad, con el aprendizaje-servicio y con la vida más cercana o global, conectarlo con hacer cosas y producir, tiene que ver con la línea de aprendizaje por proyectos, muy conectada con la realidad y en busca de la transformación social, pero siempre algo relacionado con hacer, con un modelo más competencial. A partir de estos cuatro escenarios se mezclan elementos comunes: es importante cómo se concibe la evaluación, por ejemplo, u otros elementos.
¿Es necesario siempre innovar?
Es un tema muy importante que yo trabajo mucho con docentes. La innovación no es una guerra entre modernidad y tradición, entre los de las pedagogías clásicas y los de las tabletas. Es un proceso de crecimiento. Todas las escuelas que inician un proceso para que alumnos tengan éxito están innovando. Otra cosa es que su proyecto no sea nuevo, pero toda escuela está en ese proceso.
¿Ha detectado diferencias de funcionamiento en la línea de lo que hablamos entre los colegios públicos y los privados?
El trabajo que yo hago se focaliza tomando la escuela y al profesor como unidad de cambio del sistema. Cuando hablamos de escuela innovadora en realidad hablamos de un equipo de docentes que está innovando. Yo trabajo con escuelas públicas o concertadas en las diferentes maneras que hay por el mundo. En el modelo de replicabilidad y sostenibilidad necesito que la metodología, la transformación del centro explique la mejora de vida de los estudiantes, no que lo haga el entorno socioeconómico.
La escuela pública o concertada en algunos países asegura que, en un barrio donde hay varias escuelas, aquella que hace algo distinto sea el centro y los profesores los que promueven el cambio, no que este se explique por el entorno. Es necesario ir a encontrar la innovación de las escuelas en aquellas que están en entornos con más necesidades.
Se lo pregunto de otra manera. ¿Cree que la escuela pública, como parte de un sistema muy burocratizado, tiene problemas de inmovilismo?
Los docentes necesitan que sus procesos de mejora, etc. sean considerados dentro de la jornada laboral. Es una transformación muy sencilla que no necesita grandes cambios legales y que harían mucho bien a los estudiantes. Que aquellos docentes que presentan un proyecto educativo con unos objetivos a cinco-diez años, cuando hacen procesos de formación, etc. no lo tengan que hacer el fin de semana o por las noches. Que se les den horas para que se permita el cambio de los docentes dentro de su horario de trabajo. Esto hace muy difícil los procesos de cambio y es un precio demasiado alto que las administraciones están pasando por alto. Hay un porcentaje de profesores muy motivados que en su mayoría lo hacen fuera de su jornada laboral. Sostener un proceso de mejora del conjunto del sistema educativo sobre esta voluntariedad y motivación no es sostenible con el paso del tiempo.
¿Innovar es una cuestión de recursos?
Es una cuestión de los recursos necesarios y su buena gestión. A mí me gusta definir que la innovación se materializa en una combinación de elementos del proyecto educativo del centro que de por sí no son nuevos, están en todos los colegios, pero la combinación es diferente y obtiene mejores resultados. Todos los colegios tienen recursos similares, pero al mismo tiempo unos los combinan de una manera que les va mucho mejor a los estudiantes y sus familias. La gran pregunta es, una vez que tenemos los recursos necesarios, ¿cómo hacemos que aparezca la combinación de éxito? También hay que tener en cuenta que el mejor recurso es el profesorado, su formación y crecimiento. El mayor activo que explica los procesos de cambio y mejora de una escuela es el grupo de profesores. Incluyendo, por supuesto, a la dirección.
¿Cómo encajan las familias en estos proyectos?
Yo me dedico a esto desde hace muchos años, era orientador y estaba en estos procesos de cambio en la escuela. Hace diez años innovación y escuela eran dos palabras un poco extrañas, no se oía mucho hablar de este binomio, cuando hoy cualquier AMPA está hablando de qué hacer con los patios o de que en otro centro están haciendo un proyecto de innovación. Estamos en un buen momento en el que las familias han entendido que la escuela de sus hijos no puede ser la misma a la que fueron ellos. Es un buen paso. Pero hay mucho desconocimiento acerca de cuáles son los caminos por los que hay que apostar. Hay mucha discusión en las AMPA, o en los grupos de WhatsApp, un constante brainstorming de iniciativas posibles a hacer. “Es que tal colegio está haciendo esto, podríamos mirarlo”. Hay un gran paso por el que el imaginario social y colectivo admite que la escuela debe cambiar, pero hay muy pocos acuerdos acerca de cuál debería ser la dirección adecuada. Una de las discusiones más comunes se produce cuando hablamos del aprendizaje cooperativo o los exámenes, por ejemplo. La gente quiere que su hijo aprenda mucho y cree que eso pasa por hacer más exámenes. Les tienes que explicar que hay muchas maneras o herramientas variadas de evaluación que dibujan una foto más nítida sobre la educación de su hijo y hay que hacer mucha pedagogía con esto.
El comentario que ha hecho de las discusiones de WhatsApp me ha despertado una duda casi personal y desde luego nada relacionada con esta conversación. Usted vive en Viena. ¿Allí existen también esos terribles grupos de Whatsapp de familias que hay en España?
[Se ríe] España tiene uno de los índices de penetración de móviles y conversación digital más altos del mundo, y creo que eso lo explica. Aquí (en Viena) no tenemos ni siquiera grupo de WhatsApp, y eso que el primer día nos dieron una hoja con los móviles de todos los otros padres y madres. Pero a nadie se le ocurrió siquiera crear un grupo. Es lo que ocurre en general.