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«Hemos estado siete meses sin poder hacer actividades de fin de semana, esto es muy bestia», comenta Ferran Salgado, educador de la asociación Encert y uno de los portavoces la Red de Entitats de Lleure Divers en Cataluña, creada a finales de noviembre por las entidades Oratge, Encert y Reperkutim. El detonante fue el anuncio del cierre de una cuarta entidad: la Fundación Ludàlia. «Fue un golpe muy duro para todos, un punto de inflexión, porque Ludàlia hacía casi veinte años que existía y que hacía un gran trabajo, y por eso pensamos que teníamos que hacer algo», añade.
El 11 de noviembre, la Fundación Ludàlia emitió una nota de prensa anunciando que se disolvería a finales de año porque, después de meses sin poder llevar a cabo sus actividades, había llegado «al límite de sus posibilidades». «Durante prácticamente veinte años, Ludàlia ha generado toda clase de actividades para más de 10.000 personas con discapacidad intelectual, desde tardes de discoteca en la mítica Sala B de Luz de Gas, hasta talleres de teatro, cocina, informática , fotografía, danza, así como excursiones, viajes de verano y celebraciones de Año», explicaba la nota de prensa, donde también se recordaba que la entidad la habían creada en 2001 Consuelo y Toni, padres de un joven con discapacidad intelectual, y que a lo largo de estos años había recibido varios premios.
Así es despidieron de todos a través de su cuenta de twitter el 31 diciembre.
❤️ GRÀCIES per tants i tants anys de SOMRIURES 😃 pic.twitter.com/XmudCDmKzO
— Associació Ludàlia (@ludalia_associa) December 31, 2020
Detrás de esta bajada de persiana podrían llegar otras, dice Salgado, ya que muchos de estos proyectos basados en la dedicación desinteresada de familias y de voluntarios se aguantan con hilos. «Por cada entidad que cierra la desigualdad gana terreno, porque nuestra tarea también es de lucha contra la desigualdad y la discriminación, y todo esto es un trabajo de muchos años que no se recupera y, en consecuencia, la pérdida para la sociedad es enorme», opina.
Parada tras parada
Las actividades de ocio diverso se interrumpieron, como todo, a mediados de marzo de 2020, y fueron de las últimas cosas a reanudarse durante el desconfinamiento, por la lógica prudencia que autoexigen los colectivos de riesgo. Después llegó el verano. Hasta finales de septiembre la mayor parte de entidades no retomaron su actividad, porque el protocolo de ocio tardó en ser aprobado, y el 29 de octubre se volvieron a detener, porque esta fue una de las medidas decretadas por el Gobierno para combatir la segunda ola del virus. Y entonces pudieron arrancar de nuevo la última semana de noviembre, pero con la limitación de los grupos de seis, como todas las extraescolares. Y desde el 4 de enero vuelven a entrar en el saco de las actividades prohibidas. Las únicas extraescolares permitidas son las que se hacen en el mismo centro educativo y con el mismo grupo burbuja.
Durante todos estos meses de confinamiento y reconfinamiento, la mayor parte de entidades han experimentado y mantenido los vínculos gracias a las herramientas virtuales, pero no es lo mismo. «Hasta ahora es lo único que nos ha ofrecido la administración: «reinventaros como hace todo el mundo», nos dicen, pero esto es una falacia, en nuestro colectivo hay personas que no pueden estar ni mucho ni poco tiempo delante de una pantalla», afirma Ferran Salgado. «Nosotros -continúa- hacemos salud comunitaria y lo queremos reivindicar, estos días oímos hablar mucho de salud pero sólo desde una perspectiva, no se tiene en cuenta la salud mental ni la salud comunitaria».
Manifiesto y manifestación
El cierre de Ludàlia desembocó en la creación de la Xarxa d’Entitats de Lleure Divers en Lluita (Red de Entidades de Ocio Diverso en Lucha o, más directamente, #DiversitatEnLluita), con una reclamación muy clara y directa: obtener la consideración de servicio esencial y contar con un protocolo específico para poder volver a organizar actividades presenciales. «Reivindicamos que todo el ocio debería tener la misma consideración que la educación formal -comenta Salgado-, pero nuestra lucha específica es por el ocio diverso, porque para las personas con diversidad funcional a menudo es el único espacio de socialización que tienen, y no se les puede negar durante tanto tiempo». Y, además, «también estamos hablando de unos espacios de descanso físico y emocional que muchas familias nos piden y necesitan».
Desde su creación, la Red ha promovido un manifiesto, que ya cuenta con la adhesión de 61 entidades, entre las que la federación Dincat, y más de un millar de particulares. «Como personas con diversidad funcional (…) queremos compartir que dejarnos sin actividades de ocio es una medida restrictiva completamente deshumanizada y capacitista. Hay que recordar que vivimos en una sociedad donde casi todo está montado de manera que las personas con capacidades diferentes o, dicho de otro modo, aquellas personas que se supone que no acostumbramos a ser tan productivas como el sistema necesita, somos excluidas o completamente segregadas», dice el manifiesto. El siguiente paso ha sido la convocatoria de una manifestación en la plaza de Santiago para el sábado 6 de febrero.
Primer contacto con Trabajo y Asuntos Sociales
Hacía semanas que las entidades de Diversidad en Lucha pedían una reunión con el Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales de la Generalitat, al que reclaman que haga suya esta demanda y la traslade y defienda ante el Procicat. Finalmente, el pasado viernes tuvo lugar un primer encuentro telemático entre las dos partes, en el que, según fuentes del Departamento, «se acordó elaborar un documento de medidas de prevención y protección específico para las actividades de ocio inclusivo», que posteriormente se trasladará al Departamento de Salud, el cual debe decidir si aprueba y cuándo.
«Desde el Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias entendemos que las actividades de ocio son un aspecto fundamental y con componentes terapéuticos para las personas con diversidad funcional, además de ser también muy importante para las familias», afirman estas fuentes oficiales. Salgado confirma la reunión: «Salimos muy contentas y enseguida nos hemos puesto a redactar nuestra propuesta de protocolo».