Francisco Javier Pérez trabaja en el IES Poetas Andaluces de Benalmádena, Málaga. Llega más de una década dedicado a los riesgos laborales y a la salud en el trabajo. Se muestra crítico y escéptico con el papel que han tenido y están teniendo las administraciones educativos estos meses («la Administración ni está ni se la espera») y asegura que los protocolos anti-Covid deberían haber cambiado ya en noviembre cuando estaba claro que los contagios por aerosoles eran la clave fundamental de la pandemia. Máxime en los centros educativos (espacios cerrados y masificados). Desde su página web, Prevención Docente, comparte gratuitamente materiales y protocolos para todo tipo de centros y espacios en ellos. Ahora mismo trabaja en la actualización de la información para adaptarla a la situación de frío y muy centrada en la ventilación de las aulas y los centros educativos. Asegura que los centros no son lugares seguros («ninguno lo es»), pero que podría trabajarse para que estuvieran más protegidos. Y le pide a las administraciones que trabajan en un plan estratégico con la mirada puesta en la vuelta a las aulas el próximo septiembre. «España es un país reactivo, no preventivo», asevera.
Después de 10 meses de pandemia y de lo complicado que ha sido todo, los riesgos laborales se nos habían quedado en el tintero. Ahora, con el frío desde diciembre y especialmente ahora, queríamos traerlo al foco.
Es complicado. Tampoco el tiempo acompaña, pero es una situación anecdótica. Ahora ponemos el foco por la pandemia, pero la ventilación siempre ha sido un problema en los centros educativos, siempre.
En otras ocasiones hemos hablado de las dificultades del calor en muchas aulas. Ahora estamos en el lado contrario, con centros que tienen aulas a 10 o 12 grados. ¿Cómo se puede hacer el trabajo así? ¿cuáles son las consecuencias de estar tantas horas, para docentes y alumnado, a esas temperaturas?
A mí personalmente me preocupa más el alumnado que los docentes. Nosotros tenemos horarios de cinco o seis horas al día, o días que tienes dos o tres horas, pero los niños están en los colegios cinco horas y en los institutos seis horas siempre sentados. La posición de sentados es la peor, en la que mayor es el estrés térmico. He estado hablando con muchos compañeros esta semana, sobre todo a la vuelta de navidades y una compañera en Granada me comentaba que estaban midiendo temperaturas de hasta 2 y 3 grados dentro de la clase. Ahí hablamos directamente de estrés térmico, no hay otra.
El problema que nos encontramos es que tenemos que disminuir la concentración de CO2 porque, cuanto menor sea, menor es la cantidad de aire respirado por otra persona. Las recomendaciones que nos vienen de la Escuela de Salud Pública de Harvard dicen que no se deben sobrepasar los 700 ppm, partes por millón de CO2. Supone que casi el 0,8% del aire ya ha sido respirado por otra persona. El problema es que si ya ha sido respirado, si se exhalan aerosoles potencialmente infecciosos, es más probable que otra persona los respire. Conjugar que los niveles de CO2 sean pequeños -algo que se consigue con ventilación-, con las temperaturas evidentemente es un problema.
En septiembre y octubre teníamos las ventanas totalmente abiertas y conseguíamos concentraciones de CO2 cercanas a esos 700 ppm. Pero ya no puedes tenerlas totalmente abiertas. Ahora es contraproducente porque, si no, se igualan las temperaturas del interior con las del exterior. Es un equilibrio difícil o imposible.
El cerrar ventanas y abrirlas 10 minutos, en fin, no diré que no sirva para nada, pero no soluciona el problema
Con lo que está ocurriendo con Filomena o el propio frío de enero, hemos oído recomendaciones de dirigentes autonómicos de abrir las ventanas 10 minutos cada hora, ¿es suficiente?
El secreto está en abrir de manera constante durante toda la hora de clase, unos 10 o 15 centímetros. En el momento en que se cierran las ventanas, como dicen las consejerías, los niveles de CO2 se disparan. En un centro de primaria se te pueden ir a 1.100 ppm, pero en secundaria o bachillerato, donde hay 30 o 35 alumnos por clase, los niveles se disparan a 1.500 o 2.000 ppm. Si lo comparamos con los valores recomendados por Harvard de 700, la probabilidad de contagio se multiplica por dos o tres. El cerrar ventanas y abrirlas 10 minutos, en fin, no diré que no sirva para nada, pero no soluciona el problema y lo agrava. Y con la variante tan contagiosa que viene de Inglaterra, te digo que los 700 también son excesivos. Habría que llegar a valores de 500 o 550 ppm. Eso ya significaría abrir ventanas a tope; es inviable. El equilibrio es muy complicado y las recomendaciones que están dando desde las consejerías, abocan a que haya más contagios.
La clave, entonces, 10 centímetros abiertas las ventanas constantemente…
Sí. Tengo un documento colgado sobre estrategias de ventilación. He estudiado qué ocurre cuando se abren 8, 15, 25 centímetros y completamente. Esto último lo descartamos ahora. Cuando vas abriendo 8 o 15 centímetros, la clave es hacer más ventilaciones durante menos tiempo. Por ejemplo, para pequeñas aperturas propongo una secuencia de 15-5: 15 minutos con las ventanas abiertas esos 10-15 centímetros, y a los 15 minutos, abrirlas del todo. Cuando esté ventilado, a los cinco minutos, volver a dejar ese espacio de apertura. Desde el punto pedagógico es una estrategia muy mala, porque vamos a estar más pendientes de las ventanas que de dar clase. Por eso propongo que en caso de asumir que esto no lo vamos a hacer, abrimos 15 centímetros durante toda la clase y al final, 10 minutos con las ventanas abiertas. Esos 4-8 dedos son fundamentales. Porque cerrar las ventanas dispara el nivel de CO2 y aunque abras diez minutos al final de la hora, bajas los niveles pero hasta los 900 ppm. Estás siempre por encima del límite.
Todos los protocolos que conocemos son del verano. ¿no habría que haber cambiado?
Rotundamente sí. En verano hice un protocolo, infrade, con la normativa de las consejerías. Contempla qué hay que hacer desde el aula de infantil, la de primaria, sala de profesores… lo envié a los centros y sé que muchos lo han utilizado, más que nada, porque no había nada. En el documento ya vislumbraba que la transmisión por aerosoles iba a ser importante, pero los protocolos en los centros no lo contemplan.
Desde el mes de noviembre, el Ministerio de Sanidad ya dice que la transmisión importanse ocurre por aerosoles, y los protocolos deben cambiar por varios motivos. Las distancias de seguridad de 1,5 metros saltan por los aires, tendríamos que hablar de muchos metros más; las mascarillas, que se llevan de todo tipo, tendrían que ser FFP2 obligatorias, y, además, todo el tema de ventilación. Los protocolos tendrían que estar totalmente cambiados.
Yo ahora estoy haciendo una modificación de ese primer protocolo que enviaré a los centros en el que contemplo lo que se debería adaptar en ventilación, en desayuno… en muchas cosas. Si me preguntas si los centros se han adaptado a la nueva situación, te digo rotundamente que no…
Es otra de las cuestiones. Se ha dejado en manos de las direcciones escolares decisiones para las que no podían estar preparadas…
Por eso surge la idea del protocolo. Llevo 15 años en temas de riesgos laborales en centros educativos. De hecho he formado a mucho profesorado en temas de prevención… Tengo más o menos una idea de lo que ocurre en los centros educativos, cuáles son los riesgos… Pero fíjate, a mí me ha costado cambiar el documento así que imagínate a una persona que no tiene ni información ni formación para hacerlo. También te digo que me gustaría reconocer el trabajazo que se han pegado los equipos directivos durante este verano. Me consta que no ha habido verano prácticamente haciendo protocolos. Pero si la propia administración no cambia el protocolo a las nuevas condiciones, ¿cómo le vas a pedir a un equipo directivo que lo haga? Todos vamos a ciegas. La Administración, en este tiempo, ni ha estado ni se la espera. Y cuando aparece, lo que te dice es que no hace falta ventilar, con lo cual ya no sé que es mejor. Aquí en Andalucía y en toda España tenemos un problema por eso, que ya tenemos padres diciendo a los docentes que o cierran las ventanas como dice el consejero o te pongo una denuncia. Porque hay mucha gente que no entiende que el problema real en los centros educativos está en el aire, como en cualquier sitio.
Hay mucha gente que no entiende que el problema real en los centros educativos está en el aire
Entiendo que debería haber unos departamentos de riesgos laborales, no sé si dependientes de la administración educativa…
(Risa) Te cuento, educación tiene muchas brechas pendientes como la digital… pero es que el tema de prevenión de riesgos es una de las asignaturas fundamentales. Hay gente en las administraciones trabajando en temas de prevención de riesgos laborales. y deberían haber sido quienes sacaran los protocolos que le hubiesen servido de guía a los equipos directivos. ¿Lo han hecho? No ¿qué están haciendo? No lo sé. Ahora mismo tienen que estar haciendo el seguimiento de docentes contagiados, lo entiendo. Pero el asunto es que los hemos tenido desde marzo hasta septiembre sin hacer nada. Ya en el mes de marzo me preguntaba en redes sociales si había gente trabajando en la vuelta al cole. Hemos visto que no. Y otra cosa, este problema ha venido para quedarse bastante tiempo, que quien crea que se va a solucionar en tres meses, no va a ser así. ¿Hay alguien preparando la vuelta al cole del año que viene para que no volvamos a pasar por las mismas en cuestiones como la temperatura? Te digo que no. Eso se llama prevención… El año que viene nos enfrentamos a la misma situación. La solución es que los centros tuvieran ventilación mecánica controlada. De hecho, el reglamento de instalacioens térmicas de edificios obliga a los centros construidos desde 2008 a que tengan una ventilación mecánica controlada que permita esa aireación, ventilación del aula. Pero ¿qué ocurre con los centros anteriores? No te digo que se pongan a hacer cosas ahora con las clases, pero se debería trabajar en un plan estratégico para habilitar de una buena ventilación, para que ella, no te digo que haya riesgo 0 porque esto no va a ocurrir nunca, pero mejore. Esto va por capas de protección: el uso de mascarillas, la distancia de seguridad y la ventilación. Y si al problema de ventilación le metemos el que tenemos con las mascarillas, a lo que nadie le hace caso, nos encontramos con la tormenta perfecta.
Desde la crisis de 2008 caen los presupuestos de edificación y mantenimiento de centros educativos, lo que se junta con lo que comentas de las mascarillas. Estoy pensando en las de tela sobre todo…
Pues hay más. Hay, desde las mascarillas que están hechas de tela, que no cumplen con la norma UNE 1-65, pero hablamos de otras de tela que sí cumplen y se les quita el filtro para respirar mejor. O de mascarillas quirúrgicas que, de acuerdo con lo que dice el Ministerio de Sanidad, si no se respeta la higiene y, sobre todo, la distancia de seguridad, tampoco sirven en espacios cerrados. Y hablamos de mascarillas que se exceden en el tiempo de uso. Si una quirúrgica la debes llevar cuatro horas, hay alumnos que tienen la mascarilla casi desde el principio del curso. No te diré que la ventilación no sea un problema, pero ese es el problema principal. Si no hay un buen sellado respiratorio, los aerosoles salen al aire, que es lo que trata de solucionar la ventilación. Si no queremos salida de aerosoles al ambiente, una buena parte del problema nos lo quitábamos.
Hablaba con una madre el otro día que me decía que o compra comida o mascarillas. Y lo entiendo perfectamente. En la zona de Málaga vivimos del turismo, y se ha ido todo al garete. Hay mucha gente en paro y no puedes decirle a un padre que vigile las mascarillas de su hijo.
¿Las administraciones deberían haber hecho algo como darlas a los centros, o buscar algún topo de becas o ayudas?
Prácticamente la única inversión que han han hecho las administraciones ha sido en mascarillas e hidrogel cuando se sabe que el contagio por superficie es mucho menor que el problema de los aerosoles. Están mandando mascarillas quirúrgicas que el propio Ministerio de Sanidad no recomienda si no hay distancia de seguridad. Si se compran FFP2 al por mayor los precios serán mucho menores. Realmente, ¿los docentes están con protección en los centros? No. ¿Las administraciones se tenían que haber implicado mucho más en esto? Sí. ¿han hecho en muchas comunidades una buena inversión en el tema de limpieza de superficies? Sí, pero se ha olvidado una parte fundamental, el aire, tanto en ventilación como en mascarillas.
La inversión para la ventilación, no se puede hacer de golpe. Pero ¿se podían haber empezado al menos obras de reforma para la ventilación mecánica?
Claro. Yo no puedo coger ahora a los miles de centros y en tres meses arreglarlos. Los polvos arrastran los lodos. Hay incluso centros de 2008 que están teniendo problemas de ventilación. Es más, con el propio RITE establece unos límites de 900 ppm de manera que yo puedo cumplir con el reglamento pero estoy poniendo en riesgo a las personas. La propia normativa, ahora mismo, no cumpliría, porque está hecha para situaciones normales. Lo que se pretendía con ella era que el CO2 no subiera porque afecta a la concentración del alumnado, dolor de cabeza… pero ahora hablamos de contagios. Los centros que cumplen la normativa RITE no tienen por qué ser seguros, aunque seguro no hay ninguno.
Decías hace unos meses que más que centros seguros, deberían ser centros protegidos.
Un centro educativo no puede ser seguro porque seguro no hay nada. Pero ni cuando abrimos en septiembre. Me gusta hablar de centros protegidos porque el esfuerzo de los trabajadores de la enseñanza lo han hecho. Pero seguros, evidentemente no. La educación no es segura en el sentido de que no se dan las condiciones por unas cuestiones muy sencillas: hablamos de espacios cerrados, masificados, con mala ventilación… La tormenta perfecta.
Por otra parte tenemos las clases que se están dando de manera telemática, con riesgos laborales que te llevas a casa…
Problemáticas hay muchísima. Desde profesorado vulnerable al que no se le reconoce la vulnerabilidad que podría estar trabajando online; tenemos familias vulnerables o alumnado que lo es o directamente personas que tienen miedo de llevar a los hijos al centro… A estos niños no se les atiende. En principio la opción online no se ofrece de manera general. Ha tenido que venir Filomena para poner en su sitio las cosas y que se pueda hacer. Ahora mismo estamos en un índice de incidencia en Extremadura de 1.200 por 100.000. De cada 100 personas, 1.2 están con Covid. Con esta incidencia se tendría que ir a la semipresencialidad. Pero encontramos el problema de la brecha digital.
Cuando decimos que sería interesante que se permitiera esta opción, parece que trabajas menos, pero es al revés. Es casi estar 24 horas conectados. No es una conferencia de una hora, tienes que subir actividades, resolver dudas… cuando se pide se hace por cuestiones de seguridad y salud, no por comodidad, que hay mucha gente que no lo entiende.
Para que hubiera cierta higiene en el ámbito online, habría que marcar mucho horas de trabajo, no estar conectado 24/7… ¿qué crees tú?
De hecho, cuando tuvimos que hacer protocolos se nos pidió que trabajáramos en tres ámbitos; la presencialidad, totalmente online y el ámbito para cuando fuera una clase solo la que estuviese confinada. Realmente, lo único que ha servido a fecha de hoy ha sido la opción presencial. Existe ya una cierta normativa para regular el trabajo del profesorado; hay comunidades que han legislado sobre el tema, otras no. De hecho, en bastantes comunidades se está preparado para la opción online. Pero por lo que yo sé, lo último que se va a cerrar son los centros.
Yo parto de que la opción presencial es la fundamental en educación. Trabajas valores que no puedes a través de una pantalla. Pero no a cualquier precio. Ese es el problema. Y hay otra cosa de la que se habla poco; se habla del profesorado, del alumnado, pero no de las familias. Cuando hablo con mis alumnos se enfadan un poco porque les digo que ellos me preocupan relativamente. La mayor parte de ellos, si lo cogen el Covid, lo van a pasar de una manera asintomática o muy leve. El problema es que se lleva el virus en la mochila para su casa. Eso no se cuenta. Me parece fundamental.
Parece que los centros no son el lugar en el que se inician los contagios, pero sí parecen un buen lugar para esparcirlo…
En los centros hay infradetección, no se detectan los casos porque muchos son asintomáticos. Cuando se detecta algún caso no se pone en cuarentena al alumnado, solamente se pone en cuarentena a la clase en el caso de que el alumnado no lleve mascarillas, es decir, de infantil o educación especial. En el caso de secundaria o primaria lo que se hace es solo a los contactos estrechos, pero hablamos de dos metros alrededor del chaval. Pero como lleven mascarilla, volvemos al tema anterior sobre la calidad de las mascarillas y al mantra de que si la llevan no se contagian. Infradetección y escaso confinamiento y luego no se realiza rastreo.
Otro de los grandes problemas…
Y otra cosa sobre los datos. Un dato perfectamente torturado puede decir lo que tú quieras. Los únicos datos que realmente tenemos son los de brotes: escolares, familiares, mixtos… solo por brotes en el primer trimestre hablamos de 15.000 casos. Además, los casos por brotes suponen el 12,5% de los casos totales. Es decir, si extrapolamos esos 15.000 casos que hay, con una regla de tres, serían 130.000 contagios. Y metemos ahí también los brotes familiares. Si un alumno asintomático contagia al padre, este da síntomas, se le hace la PCR; si da positivo se le hace a la familia. Si esta lo da, se cuenta como contagio familiar.
Creo que menos Cataluña, el resto de comunidades no da los datos. Y sería bueno tenerlos para saber si lo estamos haciendo bien o no, porque nos piden que evaluemos nuestros protocolos Covid. Pero no sabemos si vamos en el buen camino y ese camino va en función de los datos. Los únicos que te venden son el número de aulas confinadas, pero como solo confinas infantil y educación especial… si lo divides entre el total de aulas que no pueden ser confinadas, te salen esos porcentajes del 1 o el 2%.
Pensaba que el porcentaje contaba con que cualquier aula podía ser confinada…
Para confinar un aula debe haber varios casos en la misma clase, pero se tienen que detectar y hay infradetección. Es todo dar vueltas. Por ejemplo, ahora en Benalmádena se ha cerrado un centro porque ha habido varios casos en 2º de ESO. Han puesto en cuarentena a todo 2º y a los docentes. Como no hay profesores para el resto de alumnado, han tenido que poner en cuarentena al centro. Pero es una situación excepcional. En condiciones normales, si se detecta un solo caso en una clase, ni profesores ni nada. Solo contacto estrecho, ha estado a menos de dos metros, si llevaban mascarilla, pues ya está.
Los datos del Ministerio no diferencian entre contagios de alumnos o docentes. Estas cifras parece imposible tenerlas…
Precisamente Cataluña lo está haciendo muy bien en eso. Unos 2.900 contagios en los últimos días en centros educativos. 2.500 alumnos y 400 profesores. Es eso lo que tendríamos que saber, para ver si lo estamos haciendo bien o mal. Si hay que cambiar los protocolos habrá que saber en qué dirección. Estamos totalmente a ciegas. Si no, muy probablemente se desmonte el mantra de que la escuela es segura.
También hemos visto estos meses que los centros educativos son la gran política de conciliación de todo el país…
Y estoy de acuerdo con eso. Hay alumnos vulnerables, que no podemos dejarlos tirados. Y hay padres que tienen que trabajar y dejar a sus hijos en los centros. Pero lo que hay que conjugar es precisamente los derechos de todo el mundo. Pero no se está haciendo. Los padres que optan por no llevar a los hijos al centro, los están llevando a Fiscalía por absentismo, cuando sabemos que no lo es porque no hay abandono. Si ofreciéramos, en estas circunstancias especiales que estamos viviendo, con esta incidencia, la opción de llevar a los hijos a los centros o a hacer clases online… Y tampoco se ha trabajado la estructura TIC. Se prometieron muchos ordenadores para disminuir la brecha digital del alumnado ¿dónde están esos ordenadores? No vienen.
Nos dijeron en el Ministerio que el medio millón de ordenadores llegarían a los centros alrededor del mes de diciembre, tres meses después del inicio de curso. Ahora, ¿dónde están los equipos?
Toda esta historia se lleva por delante a mucha gente. Pero lo que más me duele es el alumnado vulnerable… Es que se los llevan por delante, los abocamos a un fracaso brutal. Precisamente sería donde tendríamos que poner el foco. El único referentes para eso alumnado es la escuela, pero las escuelas, en el momento en el que bajas la ratio, puedes ventilar mejor, aumentar la distancia de seguridad, disminuimos el riesgo…
La ratio, otro de los grandes mantras sobre educación, su relación con el aprendizaje…
Aquí no estamos hablando de aprendizaje, estamos hablando de salud. Lo que está claro es que las distancias de seguridad son clave. Cuando los docentes hacemos una reivindicación parece que buscamos el beneficio propio, pero no va por ahí. El tema de disminuir la ratio este año iba para conseguir distancias de seguridad.
Hay cuatro capas de seguridad fundamentales en educación, de las cuales no controlamos dos: mascarillas, distancias de seguridad (con las ratios de ahora no funcionan), la ventilación y la higiene. Esta se leva más o menos bien, pero si quitas dos y la ventilación la disminuyes, estás desnudo frente al virus. Esto es lo que está pasando a día de hoy en los centros.
Te quería preguntar por los factores de riesgo psicosociales de llevar un año con pandemia. La mitad confinados y trabajando horas de más y ahora con el frío…
En prevención de riesgos laborales, la seguridad siempre ha sido importante, pero en ergonomía y riesgos psicosociales, eso sí que es la hermana pobre de la prevención, sobre todo en educación. No somos capaces de saber qué va a pasar en los próximos años o qué secuelas va a dejar. Va a dejar secuelas para cualquiera. En educación no somos capaces de imaginar las secuelas que vamos a tener en el futuro.
Imagimo que entre el estrés al principio, el desborde de programar la vuelta al cole, estos tres meses de miedo a ser contagiado en el centro de trabajo y la sensación de abandono, el frío…
Ahora mismo estamos en mitad de la guerra, porque esto no deja de ser una guerra biológica, pero una guerra. En mitad de la guerra, hablar de las secuelas que habrá después es difícil… Vamos a tener estrés postraumático, lo tengo clarísimo. Cuando nos relajemos y volvamos a una situación más o menos normal, aparecerán las patologías. No te diré que las tengamos como si hubiéramos estado en la guerra de Vietnam, ni mucho menos, pero que va a haberlas, totalmente.
Llevo 15 años diciendo en los cursos de formación que lso centros educativos son bombas biológicas. No le hemos hecho caso a esto. Compañeros a los que he formado me dicen ahora que se acuerdan de cuando les decía esto en las formaciones. Pasa lo mismo con la gripe y la ventilación. Ahora ponemos el foco en cuestiones que siempre han existido pero parece que ahora no exista otra cosa. Si en condiciones normales los riesgos psicosociales son brutales, pues evidentemente con esta situación… no somos capaces de evaluar cómo nos va a afectar psicológicamente a nosotros, a los docentes, pero sobre todo a los alumnos. Me pongo en su pellejo. Les pregunto cómo están, cómo llevan el frío y demás, porque las víctimas están siendo ellos. Más que nosotros.
Vosotros, al menos, controláis alguna de las cuatro claves que comentabas, pero el alumnado ninguna.
He impartido algún webinar sobre ventilación y ponía imágenes de la época de la gripe española y de las clases que se daban al aire libre en Nueva York. Decía que vamos a pasar frío y eso en Málaga. Pero de hablar de ese frío que íbamos a pasar a ver lo que están pasando los niños, eso es brutal. He visto a niños tiritando. Cuando me preguntas en qué condiciones damos clase, te digo que en las que se puede. ¿Crees que puedes explicar el teorema de Pitágoras en esas condiciones?
¿Hay manera de manejar los riesgos psicosociales para que el golpe, después de la pandemia, sea menor?
En el profesorado ha habido siempre el tema de burnout, profesor quemado. En principio, las pautas que se recomiendan para el estrés podrían llevarse a cabo. Cuando estás en una guerra no te planteas cómo estás psicológicamente, vas tirando hacia adelante. Esto me preocupa porque no estamos cayendo en los problemas psicológicos que vamos a acarrear en el futuro. Porque tampoco estamos utilizando la higiene mental, no cultivamos los espacios de desconectar. Porque cuando llegas a casa, tu hijos están estudiando, o tienes que ir al supermercado y ves lo que hay o tienes a tus padres que están enfermos… la televisión bombardeando con el tema. No existe una zona valle en la que tú puedas hacer un poco de higiene mental. Es complicado. Por eso digo que no sabemos cuáles serán las secuelas futuras.
¿Alguna última recomendación por ir cerrando?
España es reactiva, no preventiva y hay que ir pensando en prevención. Hay que empezar a valorar escenarios de aquí a 6 u 8 meses. No puede ser que hayan pasado cuatro meses desde el confinamiento y que hayamos llegado a septiembre en 0. Tendría que haber gente pensando la estrategia para el próximo curso. Que se soluciona esto, pues ya está, se hacen planes para tirarlos a la papelera muchas veces. El problema es llegar a septiembre próximo sin planes para la vuelta al cole. Lo veo fundamental. Y te digo, no se está trabajando en eso.