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Las cifras de Portugal, según informa la prensa portuguesa, no paran de bajar. El sistema sanitario está al borde del colapso, con un personal sanitario exahusto después de un año de trabajo incansable. Se les están acabando las fuerzas y las manos para hacer frente a la situación que no para de empeorar día por día.
Este crecimiento de contagios, de hospitalizados en las UCI y de fallecimientos es lo que ha empujado al primer ministro portugués a decretar el cierre de centros edutativos y universidades durante dos semanas. Un intento desesperado para contener la pandemia.
La opción escogida por el jefe del Ejecutivo ha sido la de declarar las próximas dos semanas como vacaciones, de manera que el alumnado no tendrá que realizar labores educativas y estas se recuperarán en las semanas de verano.
Una de las razones principales de la situación es la llegada de la mutación británica del virus, mucho más contagiosa que otras anteriores. La semana pasada, su incidencia en los contagios en el país vecino era de un 8%. Esta, de un 20% y se prevé que la próxima suponga el 60% de los casos.
Según informa el diario Publico portugués, estarán abiertos los centros educativos para que acudan las hijas e hijos del personal esencial como bomberos, policías o profesionales de la salud, así como para el alumnado con necesidades educativas especiales.
Para las madres y padres de menores de 12 años, habrá un permiso especial para ausentarse del trabajo (a no ser que ya estén teletrabajando), así como una ayuda económica del 66% de su salario, según anunción el primer ministro portugués.