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Hace unas semanas, el Ejecutivo del socialista, Salvador Illa, daba la sorpresa con el anuncio de un acuerdo con la OCDE con el que se pretende realizar un diagnóstico del sistema educativo catalán, así como la implementación de una serie de mejoras, al menos, durante cuatro años.
Pero, ¿No hay diagnósticos suficientes sobre la realidad educativa catalana? «Sí los hay», asegura por correo electrónico Pepín Beltran Bertomeu, secretaria de Mejora Educativa de la Generalitat. Pero, como explica «el convenio con la OCDE nos permitirá profundizar en esos diagnósticos y disponer de la comparativa con todos los países» de la organización.
Los resultados del último informe PISA han sido el detonante de esta situación. Cataluña, como buena parte del resto de los países y economías que participan, ha bajado, sin descanso, desde hace varias ediciones. Pero la caída catalana ha sido muy importante.
Tanto ha removido esta desición, a pesar de las palabras de la secretaria de Mejora Educativa, que el Parlament aprobó ayer pedirle al Govern que descarte el convenio, según informaba Europapress. La moción, presentada por las CUP, salió adelante con los votos a favor de Junts, ERC, Comuns y las propias CUP, el voto en contra de PSC-Units y Vox y la abstención de PP y Aliança Catalana (AC)
Motivos
Para docentes como Andreu Navarra, hoy portavoz adjunto del sindicato de Professors de Secundària (Aspepc – sps) el problema fundamental, claramente, es el paradigma de las competencias básicas con las que se viene trabajando desde hace años tanto desde la UE como en las pruebas estandarizadas internacionales como PISA. «Hay que abandonar las competencias», comenta por teléfono.
«No exagero si digo que el 99 % de los institutos no trabajan de manera competencial. En las escuelas de primaria de hace más», asegura Mar Hurtado, presidenta de la Asociación de Mestres Rosa Sensat. En esto concuerda Mònica Nadal, directora de investigación de la Fundació Bofill, cuando sentencia que «el sistema educativo catalán es muy poco competencial».
En cualquier caso, Beltran asegura que la OCDE «cuenta con una gran experiencia al haber puesto en marcha muchas mejoras en países distintos y saber cuáles han funcionado y en qué entornos». «Nos ayudarán a tener una abstracción con su visión mundial y contrastada de qué factores ayudan y cómo nos llevarán a la mejora educativa».
Para Hurtado así como para mucha otra gente, la noticia del convenio, no le cayó bien. Dejó la sensación de que se busca fuera una solución que ha de salir del propio sistema. Cree que se les ha tratado mal desde la Administración educativa.
Mar Hurtado una clásica de la renovación pedagógica catalana, cree que la decisión se relaciona con el anuncio de la consellera de enfrentar los datos de PISA. «Me pareció que tendría consecuencias rápidas», asegura aunque, añade, «si pones el foco solo en PISA, te equivocas de camino»
Mónica Nadal cree que responde a una búsqueda por parte de la Generalitat de una mayor legitimidad de sus políticas, sobre todo, en el «contexto catalán de mucha crispación» en el que «se hace difícil poner propuesta sobre la mesa que no sean contestadas».
«El diagnóstico está hecho», sentencia Nadal. En PISA «nos vimos viejos, deformes, pero no eran cosas que no supiéramos. Los datos no paraban de llegar, pero no se ha hecho nada».
Infrafinanciación y desigualdad
Mientras que algunos colectivos achacan la situación de la educación catalana, en cierta medida, a las competencias o a determinadas metodologías, tanto Hurtado como Nadal miran a un sistema infrafinanciado y con enormes retos.
Desde la Funcació Bofill, Nadal asegura que solo ahora se están recuperando determinados indicadores tras los recortes de 2008. «El presupuesto ha aumentado un 37 % en los últimos años, pero está en niveles de 2009», recuerda.
A esta falta de inversión se suma el reto de la diversidad en las aulas. Hurtado explica que aunque la llega de grandes cantidades de jóvenes migrantes a las aulas se recibe como una riqueza, no deja de suponer una complejidad en la acogida. También para seguir adquiriendo conocimientos por las diferencias de origen, de idioma o de nivel educativo previo.
«Coincide con un crecimiento de la complejidad social en Cataluña», explica Nadal. La investigadora insiste en que hay un importante nivel de desigualdad, mucha diversidad cultural y de origen étnico, a causa de una migración «intensa y más heterogénea que en otras partes», comenta
También señala a cierto señalamiento por parte de sectores más conservadores de la comunidad catalana que han criticado con dureza la situación del sistema, fruto de la fuerte polarización social que se vive.
Unas críticas que han ayudado a crear cierto desprestigio hacia el profesorado y a algunas metodologías. «Se ataca a parte del profesorado que sigue al pie del cañón y que se pone a la defensiva», asegura.
A la falta de recursos se suma la escasa formación. «El gobierno ha cuidado poco la formación del profesorado», dice Hurtado quien continúa: «Las escuelas están sobreviviendo como pueden. Cansadas y poco reconocidas», afirma.
Una idea que suscribe Nadal cuando explica que en el anuario que publicaron en 2015 ya avisaban de que el sistema estaba aguantando, a pesar de los recortes y gracias «al sobreesfuerzo de los docentes y los centros. No era sostenible». Y de aquellos barros, estos lodos.
A esto, explica la responsable de Fundació Bofill, se suma que el modelo de financiación de centros no ayuda. Se trata de «un modelo lineal, todos reciben lo mismo en función del tamaño del centro. Sobre esta financiación se hacen parches relacionados con el alumnado migrante, las aulas de acogida, etc. No es una política de atención a la diversidad» sino que es una situación que hay que pelear año a año, con mucha burocracia y con unos «recursos que no siempre están disponibles».
Para Nadal, se identifica demasiado tarde dónde están los problemas, dónde hay alumnado que necesita más recursos. «Hacemos una autopsia», asegura.
Hace un año se presentó un documento elaborado por docentes y otro personal del sistema educativo catalán. Cerca de 80 medidas de mejora para poder abordar la situación que se está viviendo en la Comunidad. «Se invirtió tiempo y talento», defiende Hurtado.
Nadal explica que en ella trabajaron 20 personas: profesionales, docentes, directores, pedagogos, gente de aula… Y el resultado de su trabajo, «apuntaba a lo mismo: atención preferente a los centros de malos resultados con medidas de choque e intensivas -tenemos 400 centros con unos niveles de AET muy elevados, de fracaso, de bajos resultados-; más docentes y otros perfiles que aligeren la carga de profesorado para que pueda concentrase en garantizar aprendizajes. Mejora de las didácticas, con grupos reducidos en mates o lengua».
Desde Educació aseguran que ya se han implementado algunas medidas del citado documento. Beltrán afirma que «las mejoras implementadas en el curso 2024-2025, antes apuntadas, están fundamentadas en las propuestas de este grupo de expertos, que ha ayudado mucho, pero pensamos que la visión global que aporta OCDE nos puede ayudar todavía más».
Documento de medidas
Uno de los problemas más preocupantes del sistema es el alto índice de abandono escolar prematuro, situado en el 17 %. Para combatirlo, el documento Mesures per millorar l’educació a Catalunya (Medidas para mejorar la educación en Cataluña), planteaba estrategias como la ampliación de las Aulas de Acogida, que permitirán mejorar la integración del alumnado recién llegado. También la implementación de redes de trabajo entre centros educativos y servicios sociales para detectar y apoyar a los estudiantes en riesgo de exclusión. Además, apostaba por un refuerzo del personal docente y no docente, con un incremento del número de profesores para reducir las ratios en las aulas y fomentar la codocencia, especialmente en aquellos centros situados en entornos de mayor complejidad social.
Dado el papel del profesorado, el documento abogaba por la mejora de su formación inicial y continua, para asegurar que cuenten con herramientas eficaces para la enseñanza de competencias fundamentales como la lectura, la escritura y las matemáticas. También se defendía la bajada de la carga burocrática de los equipos directivos y docentes, para que se concentrasen en su labor pedagógica. En este sentido, se plantea una reorganización horaria en secundaria para facilitar la coordinación entre los profesionales sin aumentar su jornada laboral.
La estabilidad de los equipos es otro de los ejes prioritarios. La alta rotación en centros de alta y máxima complejidad dificulta la consolidación de proyectos educativos efectivos. Para paliar esta situación, se proponía la creación de incentivos que fomenten la permanencia, así como la implementación de un porcentaje máximo de renovación de plantilla para garantizar una mayor continuidad en la enseñanza. De forma complementaria, se buscaba avanzar hacia un modelo de educación a tiempo completo que garantizase el acceso del alumnado a actividades dentro y fuera del horario lectivo, y se asegurase que los estudiantes más vulnerables no quedasen excluidos por razones económicas.
Otra de las medidas era el aumento de la inversión hasta un 6% del PIB antes de 2029, en cumplimiento con lo establecido en la Ley de Educación de Cataluña (LEC). También se hablaba del acceso universal al servicio de comedor escolar para todo el alumnado en situación de vulnerabilidad. Se planteaban nuevas líneas de becas para estudios postobligatorios: una dirigida a estudiantes que necesiten apoyo financiero para continuar su formación y otra destinada a cubrir gastos de desplazamiento en zonas donde la oferta educativa es limitada.
El informe subrayaba que la mejora de la educación en Cataluña pasa por un esfuerzo coordinado que combine medidas inmediatas con reformas estructurales a largo plazo. La apuesta por la inclusión, la estabilidad docente, el refuerzo de aprendizajes esenciales y una inversión adecuada en el sistema educativo son elementos clave para garantizar que ningún estudiante quede atrás y que la educación en Cataluña avance hacia un modelo más equitativo y de calidad.