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Sinopsis
«Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería. A menudo pensaba: ”Le debo tanto.“ O: ”Sin ella, probablemente ya no estaría aquí.“ Pensaba: ”Es tan importante para mí.“ Importar, deber. ¿Es así como se mide la gratitud? En realidad, ¿fui suficientemente agradecida? ¿Le mostré mi agradecimiento como se merecía? ¿Estuve a su lado cuando me necesitó, le hice compañía, fui constante?», reflexiona Marie, una de las narradoras de este libro. Su voz se alterna con la de Jérôme, que trabaja en un geriátrico y nos cuenta: «Soy logopeda. Trabajo con las palabras y con el silencio. Con lo que no se dice. Trabajo con la vergüenza, con los secretos, con los remordimientos. Trabajo con la ausencia, con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Con las confidencias. Y con el miedo a morir. Forma parte de mi oficio.»
A Marie y Jérôme los une su relación con Michka Seld, una anciana que empieza a perder facultades y entra en un geriátrico. Marie es una vecina a la que ha cuidado Michka por dejadez o enfermedad de la madre; Jérôme es el logopeda que está en el geriátrico e intenta cuidar de la afasia que padece la anciana y que parece que está apareciendo a un ritmo rápido. Y ambos personajes se involucrarán en el último deseo de Michka: encontrar al matrimonio que, durante los años de la ocupación alemana, la salvó de morir en un campo de exterminio acogiéndola y ocultándola en su casa. Nunca les dio las gracias y ahora querría mostrarles su gratitud…
Escrita con un estilo contenido, casi austero, esta narración a dos voces nos habla de la memoria, el pasado, el envejecimiento, las palabras, la bondad y la gratitud hacia aquellos que fueron importantes en nuestras vidas. Son las respectivas gratitudes las que unen a los tres inolvidables personajes cuyas historias se entrelazan en esta conmovedora y deslumbrante novela.

Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. En Anagrama ha publicado Días sin hambre; Nada se opone a la noche, que la consagró internacionalmente, ha vendido en Francia más de ochocientos mil ejemplares, ha sido publicada por una veintena de editoriales extranjeras y ha recibido el Premio de Novela Fnac, el Premio de Novela de las Televisiones Francesas, el Premio Renaudot de los Institutos de Francia, el Gran Premio de la Heroína Madame Figaro y el Gran Premio de las Lectoras de Elle; y Basada en hechos reales, galardonada con el Premio Renaudot y el Goncourt de los Estudiantes, y llevada al cine por Roman Polanski y su más reciente novela Las lealtades.
Reseña
Una novela llena de sentimientos y momentos entrañables que surgen tras las conversaciones entre los tres protagonistas, Marie, Jérôme y Michka. Cuando vas perdiendo las palabras, el mundo se queda cada vez más reducido porque no puedes expresar tus pensamientos y quizás las personas que te acompañan no saben interpretar qué quieres decirles.
Todo el afán de Michka es encontrar a aquel matrimonio que la cuidó durante la guerra para poderles agradecer lo que habían hecho con ella. Es difícil percibir que las palabras se te están escondiendo y no vas a poder cumplir tu deseo.
La novela se lee muy bien porque el diálogo favorece el entendimiento. Es una situación tan cotidiana que te llega al alma. Yo personalmente viví esa situación de afasia con mi madre y la verdad es que es muy difícil saber interpretar qué te quiere decir y además sufriendo porque ella se daba cuenta que no pronunciaba lo que quería decir.
Michka es una mujer culta, ha sido correctora de revistas y periódicos, se lee la prensa diariamente, aunque últimamente no pasa de los titulares. Empieza a ver cómo al ir perdiendo facultades su mundo la empieza a infantilizar y mientras puede, se niega, por eso se niega a responder a los ejercicios que le propone el logopeda. Ella quiere conversar, quiere mantenerse activa intelectualmente y sobre todo quiere dar las gracias y encontrar al matrimonio que la estuvo cuidando durante la guerra.
A lo largo de la novela Delphine de Vigan nos va mostrando el acelerado deterioro de Michka y nos pone en situación de que pronto llegará un final de forma inesperada.
Dice Jérôme: “Cuando los veo por primera vez, siempre busco la misma imagen: la imagen de antes. Tras sus miradas borrosas, sus gestos inseguros, sus cuerpos encorvados o doblados por la mitad, busco al muchacho o la muchacha que fueron como quien pretende descubrir el esbozo original de un dibujo repasado torpemente con rotulador. Los observo y me digo: ella también, él también amó, gritó, gozó, nadó, corrió hasta perder el aliento, subió las escaleras de cuatro en cuatro, bailó toda la noche. Ella también, él también cogió trenes, metros… Me conmueve pensar en ello. Voy en busca de la imagen e intento resucitarla, no puedo evitarlo”.
Esta novela cala hasta los huesos, nos hace reflexionar sobre las personas mayores, sobre los viejos como a ella le gustaba decir, nos hace reflexionar sobre la vida y lo que necesitamos vivir en común, necesitamos de las personas para ir creciendo, para estar en buena sintonía en la comunidad. Además todo ese apoyo que nos damos los unos a los otros hay que agradecerlo que no cuesta nada y se hace un bien, un bien emocional que tanto necesitamos las personas.
Esta novela me ha recordado otro libro que leí del profesor Mora Teruel, Ser viejo no es estar muerto, en el que se habla del envejecimiento activo. No es solo un libro, es una llamada de atención a la sociedad, un proyecto con perspectivas, para que la ciudadanía piense que los viejos no son estorbos y mantienen vivas sus emociones, por eso hay que tenerlos en cuenta, hay que pensar en ellos en una vida que contemple sus intereses y los siga manteniendo como agentes activos dentro de la sociedad. La emoción no envejece, mueve al mundo y no se pierde, según las últimas investigaciones de la Neurociencia. Reavivar la emoción es una nueva cultura de envejecimiento activo y sano.
Para saber más
- La solapa. Las Gratitudes. Delphine de Vigan
- En Conversaciones de Matadero Madrid Delphine de Vigan es entrevistada por Anna Guitart, guionista y periodista cultural.