Autor: Albano De Alonso Paz

Director de instituto, profesor de Lengua y Literatura y miembro del Colectivo de Docentes DIME

En el capítulo X de la novela Óliver Twist, de Charles Dickens, una turba persigue al desvalido protagonista por las callejuelas de Londres, al grito de “¡Al ladrón!”, “¡Prendedle!, ¡Detenedle!”. El instinto depredador de la muchedumbre se aprovecha de la inocencia del protagonista que, al final del episodio, es apresado tras ser derribado por un puñetazo propinado por un viandante. Óliver no tendría más que nueve o diez años en esta inmortal obra de ficción.

Según el historiador francés Pierre Nora, la escuela no sólo debe ser planteada como lugar de aprendizaje, sino también como “lugar de memoria”. ¿Pueden ser nuestros centros escolares de hoy, rodeados de dificultades y condicionados por tensiones externas permanentes, espacios adecuados para construir de forma colectiva una memoria histórica educativa? Yo creo que sí.

Repensar la educación literaria tiene mucho de ir a la contra para entendernos mejor, comprender dónde hemos errado y empezar a escribir nuestros propios libros, invitando a cualquiera que nos rodee a ser partícipe de lo que en el fondo es un acto sumamente democrático: enseñar o aprender literatura.