Los conflictos son connaturales a la convivencia humana. Vivir en relación con los demás supone transitar constantemente conflictos de todo tipo, desde los más cotidianos y sencillos a otros que nos afectan de manera más radical y comprometen seriamente nuestro bienestar. Y ello hablando de nuestro ámbito de relaciones, sin adentrarnos en conflictos de carácter “macro”: sociales, políticos, etc.