El 30 de enero es el Día Escolar de la No Violencia y la Paz que celebra y visibiliza lo que muchos profesores y profesoras y comunidades educativas trabajan a lo largo de todo el año promoviendo la resolución pacífica de los conflictos: desde los internacionales hasta el que se da cotidianamente en cada centro y en cada momento de la vida.
Pero difícilmente se puede promover en nuestros centros educativos la educación para la paz, como aparece en los proyectos educativos de centro, o desarrollar planes de mediación y programas de convivencia y resolución pacífica de conflictos, si los Consejeros de Educación de las Comunidades gobernadas por el PP promocionan concursos literarios escolares militares, en estrecha colaboración con las Áreas de Reclutamiento de cada provincia del Ministerio de Defensa. En donde, el alumnado debe escribir una carta a un militar, describiendo su visión sobre la “importancia que tiene la labor que desarrolla” y cómo contribuye su valor en los países donde ahora bombardear e invadir los denominan “labores humanitarias”. La ganadora del año pasado decía textualmente “Disculpas por si alguna vez he tenido una mala visión de tu trabajo, de tu valentía y de tu dedicación, por tener miedo a confiar en alguien que mata y muere por defender su país”.
En mayo, las plazas de toros de algunas capitales acogen a miles de escolares traídos de centros educativos de las provincias, para que contemplen el desfile de una muestra de las armas y efectivos de las fuerzas de seguridad, e incluso un simulacro de detención, con explosivos incluidos. Aunque no solo en las plazas de toros, sino que este tipo de demostraciones se producen de forma habitual, mediante la organización de actividades como charlas, conferencias o exhibiciones en los colegios.
En este contexto, no es de extrañar que las Consejerías de Educación de Castilla y León y, en la anterior legislatura de María Dolores de Cospedal, Castilla-La Mancha hayan tenido la ocurrencia de introducir la formación militar en los centros educativos. Ya que los jóvenes huyen de las armas, la mili, la guerra, los responsables de la educación pública de estas Comunidades Autónomas Patrióticas, regidas por el PP y su ideología transgresora y antisistema, han pensado que es necesario, en una época de recortes económicos en los presupuestos educativos y de personal docente, cuando han desmantelado los centros de formación del profesorado, impartir “formación militar a los docentes a través de talleres y cursos que contribuyan a la formación permanente de los docentes”, con el fin de que el espíritu patriótico y la defensa “formen parte de la educación de nuestros jóvenes”. Cuando los premios de “pintura militar” tienen una dotación de 6.000 euros el primero y de 4.000 euros el segundo, por poner solo un ejemplo, mientras hay centros educativos que funcionan con apenas 17.000 euros y el PP ha recortado tanto en materiales escolares como en personal docente hasta límites bochornosos.
Un “avance pedagógico incuestionable e imprescindible” para instaurar de nuevo la educación patriótica militar en las nuevas generaciones. Con los valores claros y cuerpo a tierra. Parecen considerar necesario que la ideología de la sumisión y la “obediencia debida” vaya siendo asumida por las futuras generaciones y qué mejor medio que el sistema educativo. Formar al profesorado por militares, para que a su vez los primeros formen al alumnado en esa ideología, parece ser la nueva moda de esta reforma encubierta y experimental del Partido Popular en el campo educativo. Será con el fin de educar en consonancia con la ley mordaza y otras leyes de represión que se necesitan imponer en la España de los recortes y el rescate multimillonario de los bancos, para que la población se mantenga sumisa y acallada hasta límites insospechados.
Mientras suprimen la mayor parte de los Centros de Formación del Profesorado, donde expertos y expertas en educación daban la formación demandada por el profesorado sobre estrategias de resolución de conflictos, habilidades de comunicación y educación para la paz. Simultáneamente se fomenta la formación del “espíritu militar” en los centros, a cargo de militares cuya temática, según los responsables de educación, será geopolítica, seguridad y panorama estratégico de ámbito militar para que el alumnado «forme parte de esta cultura». Por supuesto, todos estos cursos se denominan eufemísticamente “Una Educación para la Paz y la Seguridad” y afirman que su finalidad es desarrollar “una educación de futuro que proporcione valores de justicia, tolerancia y diálogo a sus alumnos y proporcionar los recursos necesarios para llevar a cabo prácticas sobre educación para la paz en las aulas” a cargo de militares. Lo propio para este 30 de enero, que próximamente se pasará a denominar en estas comunidades autónomas, “día escolar del espíritu militar”.
Parece una contradicción radical la formación en el espíritu militar y el ardor guerrero, por parte de militares profesionales, al profesorado y a las comunidades educativas, como forma de promover la paz y la no violencia. Es la escuela al revés, que decía Eduardo Galeano. Donde los militares imparten clases y los estudiantes y el profesorado son criminalizados, sancionados y multados por defender la escuela pública, reivindicar derechos sociales y un mundo en paz y con justicia.
El Ministerio de “Defensa”, se ha unido a esta “batalla” ideológica, y creó la Academia Central de Defensa con el fin de concentrar los servicios administrativos de las escuelas militares que la componen, entre las cuales está la Escuela Militar de Ciencias de la Educación. Por supuesto, ya hay tradición en este tipo de militarización progresiva de la educación en todos los ámbitos. La Resolución de 29 de agosto de 2014, de la Subsecretaría del Ministerio de “Defensa”, establecía convenios de colaboración con el Ministerio Educación, para impartir las enseñanzas de formación profesional de grado superior en centros docentes militares de formación de suboficiales de las Fuerzas Armadas.
En este Día Escolar de la No Violencia y la Paz, que se practica el 30 de enero de cada año, en el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi, deberíamos proponer actos y exhibiciones para educar a los Consejeros de Educación, a los políticos y militares que han tenido estas “geniales ocurrencias” para que, como dice el exdirector general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, “seamos conscientes de que estamos a tiempo de cambiar una cultura de imposición, del miedo, culturas basadas en la especulación económica, de deslocalización de la producción de la guerra, en una cultura del diálogo, de la reconciliación de la sociedad, en una cultura de la paz”.
El dicho belicista “si quieres la paz, prepara la guerra”, solo sirve para justificar la industria bélica y el incremento del gasto militar (recordemos que el Gobierno español se ha comprometido con la OTAN a incrementar en más de un 80% su actual gasto militar en los próximos siete años, hasta rondar los 18.000 millones de euros, incrementado la deuda pública de forma exponencial). Si preparas la guerra, la acabarás provocando en un lugar u otro, puesto que necesitas consumir todo ese material que has generado. Por eso los gobiernos neoliberales alientan el discurso del miedo y la seguridad, para “normalizar” la barbarie. Aunque el mismo Papa Francisco recuerda que las guerras y quienes las financian son la causa principal de los atentados y del drama de los refugiados y refugiadas, porque “los fabricantes de armas quieren sangre y no paz”.
Por eso este 30 de enero, más que nunca, debemos comprometernos en cada centro educativo a exigir la salida de la formación militar a los docentes en las escuelas y a educar para la paz a nuestros Consejeros y Ministros de Educación. Sería casi una obra de “misericordia”: educar a quien realmente lo necesita.
Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León, Coordinador del Área Federal de Educación de IU y miembro del Foro de Sevilla.