Los gobiernos locales tienen un rol central en la lucha contra el Abandono Escolar Prematuro (AEP). En tanto que Administración más próxima a la ciudadanía, son los espacios de proximidad por excelencia y, por tanto, se convierten en el ámbito administrativo clave para dar una respuesta integral al AEP. Es desde el territorio donde mejor se puede diagnosticar la realidad del AEP y desde donde se pueden poner en funcionamiento, de forma coordinada, todos aquellos recursos y servicios de proximidad para hacer frente a las necesidades de prevención, intervención y compensación del abandono. De hecho, la consecución del éxito escolar implica, inevitablemente, un trabajo de proximidad y en red que cuente con una gran diversidad de actores: jóvenes, familias, centros educativos, servicios sociales y la propia Administración. De este modo, el factor proximidad que aporta la Administración local tiene un papel crucial en la articulación de acciones socioeducativas en el territorio que aborden los riesgos de fracaso y abandono escolar desde una mirada amplia, integral e intersectorial.
Es más, el reconocimiento del contexto es fundamental para garantizar el éxito de cualquier acción encaminada a reducir el AEP, ya que las particularidades del abandono varían en función de las características territoriales. La oferta educativa, los niveles de pobreza, paro o desigualdad social, la estructura del mercado laboral, la presencia de diferentes servicios socioeducativos o las prioridades políticas de las mismas administraciones locales son, entre otros, elementos clave para entender la realidad del AEP y para planificar cualquier acción frente a él. En este contexto, el gobierno local aparece de nuevo como agente central para desarrollar políticas educativas encaminadas a la consecución del éxito educativo para todos.
Porque conseguir el éxito educativo para todos no es sólo un objetivo deseable sino que además es, o debe ser, posible y viable. En la denominada sociedad del conocimiento no nos podemos permitir que cerca de un 20% de jóvenes abandonen los estudios sin obtener la credencial que se considera mínima para la inclusión social y laboral. Y tampoco podemos normalizar o naturalizar esta situación. Porque el AEP no es ni ‘normal’ ni ‘natural’. Es el resultado de un proceso de exclusión social que afecta especialmente a los jóvenes más desaventajados social, económica y culturalmente. Es también el resultado de contextos educativos que generan oportunidades de enseñanza y aprendizaje profundamente desiguales. Avanzar hacia la consecución del éxito educativo para todos implica, pues, actuar sobre los contextos generadores de los riesgos de AEP e implica, también, flexibilizar y ampliar el propio concepto de éxito escolar, adaptándolo a los perfiles, particularidades y necesidades de los y las jóvenes.
A continuación, exponemos cuatro grandes líneas de intervención para luchar contra el AEP desde la escala local. Las estrategias que se señalan no son exhaustivas sino que pretenden ilustrar la importancia de la acción municipal en la vertebración de entornos educativos que generen oportunidades de éxito para todos.
Políticas de lucha contra la segregación escolar. La segregación escolar genera contextos de enseñanza y aprendizaje profundamente desiguales que se traducen en una distribución también desigual de los riesgos de AEP entre los centros educativos de un mismo territorio. En este sentido, es responsabilidad de los gobiernos locales -junto con el apoyo y complicidad de las administraciones autonómicas- asegurar una distribución equilibrada del alumnado entre todos los centros educativos de un mismo territorio y garantizar la ‘protección’ de los que concentran más complejidad social. Ello pasa, entre otras medidas, por garantizar el equilibrio en la distribución del alumnado con Necesidades Educativas Especiales y de matrícula viva, por blindar ratios en los centros más afectados por la segregación escolar, por ampliar las horas de atención de los Equipos de Atención Psicopedagógica y por acompañar de forma permanente y sistemática a los docentes que trabajan en entornos de máxima complejidad que, a menudo, se sienten solos frente al gran número de emergencias sociales, psicológicas y emocionales a las que tienen que hacer frente en su día a día. Luchar contra la segregación escolar tiene que ser una prioridad de cualquier gobierno local que quiera hacer frente al abandono escolar.
Programas de acompañamiento a la escolaridad. Las políticas orientadas a reforzar los vínculos entre familia, escuela y comunidad tienen un rol clave en la prevención del abandono escolar. En este sentido, es crucial que los gobiernos locales desarrollen y refuercen programas de apoyo a las familias y de acompañamiento integral al proceso de escolarización de los jóvenes. Estos programas, destinados a dar apoyo a la función educativa de las familias, establecen las sinergias necesarias entre padres, madres y profesionales de la educación para garantizar las oportunidades educativas de todos los jóvenes. Así, es imprescindible que las políticas de acompañamiento a la escolaridad se desarrollen desde una lógica de reconocimiento y respeto de diferentes modelos y prácticas familiares y que, sobre todo, se orienten a garantizar las condiciones familiares que hacen posible el apoyo y el acompañamiento educativo de sus hijos e hijas. Porque acompañar a los jóvenes en su escolaridad es un hecho profundamente marcado por las dinámicas de desigualdad social.
Planes Educativos de Entorno. Los riesgos de abandono escolar no se explican sólo por el contexto escolar y familiar del alumnado, sino también por las oportunidades que se desprenden de su contexto socioeducativo más amplio. Las actividades desarrolladas durante el tiempo de ocio, en particular, tienen un papel central para garantizar el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes y, sin embargo, su acceso de distribuye de forma muy desigual entre diferentes grupos sociales. Así, los Planes Educativos de Entorno, en tanto que coordinan y dinamizan a los diferentes agentes y recursos del territorio, tienen un rol clave en la prevención del AEP. Sólo desde un territorio cohesionado, con acciones y prácticas coordinadas entre diferentes agentes sociales, capaz de generar sinergias y de promover y capitalizar su potencial educativo se puede avanzar de forma sistemática en la lucha contra el AEP.
Programas de orientación a los y las jóvenes. Los sistemas de orientación a los y las jóvenes son fundamentales para acompañar sus transiciones y elecciones educativa. Más allá de proveer de información, estos programas deben encaminarse a dar apoyo a los jóvenes en todo lo que comportan los procesos de elección educativa y, por tanto, deben ser capaces de articular las necesidades individuales de cada individuo con las características y posibilidades de sus contextos de referencia. Los gobiernos locales, por tanto, tienen un ámbito privilegiado de intervención en este campo, ya sea a través de la sistematización y difusión de todos los recursos educativos existentes en el territorio, coordinando la acción de las diferentes entidades que desarrollan prácticas de orientación, contribuyendo a diseñar hojas de ruta y proyectos educativos, laborales y, sobre todo, personales entre los jóvenes. Porque la existencia de un proyecto, un camino, un futuro, esperado o esperable es esencial para orientar las elecciones educativas y, como tal, es fundamental para garantizar los procesos de éxito escolar.
Aina Tarabini. Socióloga, miembro de GEPS UAB
Este artículo parte y profundiza en análisis previas sobre este tema publicados en: Generalitat de Catalunya, Butlletí d’Inf@ncia núm 97 (http://treballiaferssocials.gencat.cat/ca/actualitat/butlletins_electronics/butlleti_infancia/Num.97/) y Diputació de Barcelona, Observatori de les Polítiques Educatives Locals, Informe 2016 (https://www.diba.cat/web/oel/publicacions).