Cuando se está en edad escolar se aprende a cada instante, del ambiente, de las personas que nos rodean, de lo que vemos, oímos, imitamos; de los modelos, las imágenes y las palabras, de nuestra propia curiosidad que nos impele a intentar y probar múltiples experiencias y a conseguir destrezas y habilidades.
Las niñas y niños pasan una gran parte de sus horas en aulas y patios de recreo, pero otra buena parte (cada vez mayor) realizando actividades y tareas no regladas, que solemos llamar complementarias o extraescolares, tanto durante el curso escolar como en vacaciones. Y eso es lo que ocurre ahora, que son vacaciones.
Escuelas de verano, colonias, programas en parques y polideportivos, talleres, campamentos, juegos, el apartado infantil que tienen todas las fiestas populares. Las extraescolares están por todas partes.
Y, ¿qué se aprende aquí? ¿Cómo? ¿Qué lenguajes corporales, simbólicos y verbales entran en juego? ¿Y los gustos, las elecciones y las expectativas?
Las extraescolares se han convertido en negocios y se han privatizado. Dicho de otro modo: las llevan a cabo empresas -especializadas o no- con personal no especialmente entrenado ni formado en valores democráticos, de igualdad y de atención a la diversidad. Empresas de procedencia diversa, que han proliferado enormemente, que están dentro de los colegios públicos y en las zonas municipales que preparan y ofrecen extraescolares. Contratan a jóvenes en precario y les ofrecen trabajar a salto de mata en lo que salga: un roto o un descosido. Por supuesto que existen excepciones.
Las extraescolares siguen esquemas sexistas. Lo mismo que las escuelas. Pero aquí todo es currículum oculto, porque no está reglado. El pequeño detalle es que también hay mucho currículum omitido: cosas que deberían aprenderse en estas extraescolares y que obvian o se dan por supuestas y sabidas.
Hace algunos años, cuando publiqué en Narcea (2010) mi libro La Igualdad también se aprende. Cuestión de Coeducación, lo hacía motivada por alguna pregunta que flota en el aire: ¿Dónde se aprende la Igualdad? ¿Pero, esta Igualdad no estaba ya enseñada y aprendida, conseguida y consolidada?
Y, comencé a examinar dónde se aprendía: ¿En las familias? No. ¿En las pantallas? No, ¿Entre iguales? No. ¿En las redes sociales? No. Pues será en la escuela, me preguntaba y llegaba a la conclusión de que tampoco. Entonces, ¿será en todas las actividades grupales que niñas y niños realizan como diversión y entretenimiento? Puesto que estos son espacios menos encorsetados, quizás sea ahí.
Pero mire Ud. por dónde: las extraescolares también están sesgadas por el género.
Si nos parece excesiva esta afirmación observemos un poco o preguntemos a niñas y niños que realicen este tipo de actividades:
- ¿En cuántas de ellas hay un número equilibrado de niñas y niños?
- ¿Consideran que hay extraescolares masculinas y femeninas?
- ¿Les gusta más tener grupos unisexuales o mixtos?
- ¿Les consideran raras o raros si eligen una actividad en la que estén en inmensa minoría en razón de su sexo y de su género?
Y, también tenemos que indagar qué metodología y lenguaje se utiliza en esos espacios extraescolares:
- ¿Cómo se presenta la oferta?
- ¿Hay algún intento de motivar a niñas o niños para que no elijan las actividades estereotipadas?
- ¿Prima la competitividad o la cooperación?
- ¿Se usa lenguaje sexista o lenguaje incluyente?
- ¿Se comparan cualidades estereotipadas, según la actividad?
- ¿Se corrigen conductas sexistas?
- ¿Se incentiva lo unisex?
Y, por supuesto, tendríamos que repasar si en los contratos con esas empresas se pide y exige que haya objetivos de igualdad y que el personal esté formado en esta especialidad.
¿Quieren que les ponga deberes para vacaciones? Observen y anoten. Hagan un repaso, sigan estas pautas de observación y saquen sus conclusiones:
¿Se aprende igualdad en las extraescolares o se refuerzan los roles y estereotipos diferenciales, azules y rosas?
Quizás si lo observamos tendremos más lucidez para exigir que la Igualdad forme parte de la educación, tanto reglada como no reglada, desde la primera infancia. Para ello tenemos bastantes ideas. Sólo faltan tres cosas: prioridad, presupuesto y personal preparado.