Ser interino o interina siempre es una circunstancia complicada, inestable, de cierta inseguridad (a pesar de que haya muchos que pasan años y años, incluso se jubilan, conservando esta situación). Parte de la pelea sindical pasa porque conserven o alcancen las mismas condiciones laborales que el personal funcionario, entre otras cosas, porque la labor que desarrolla ese 20% del personal docente es la misma que la de sus compañeros.
Si a estas circunstancias se le suma el que lo hagas en algunos de los servicios educativos españoles en el extranjeros, ya sea en un ALCE o en un centro puramente español o una sección, las cosas se vuelven más complicadas. Entre otras cosas, por el salto que hay en los salarios de quienes son funcionarios y quienes son interinos en ese mismo destino.
Hablamos con Gema. Está en Bogotá, capital de Colombia. Ahora mismo cobra unos 1.600 euros, aunque ha estado percibiendo durante algún tiempo 1.100 (las retenciones o el ser tutora hacen variar la nómica). Es maestra. Nos comenta por correo electrónico que, por ejemplo, el coste de la vivienda en la ciudad es elevado, más o menos en la línea de un alquiler en Madrid. Está «obligada» a compartir casa con un compañero del centro en el que trabaja. Otros, nos cuenta, alquilan alguna habitación para tener cierta capacidad económica en el país. «Mantener una casa amueblada y con todo es bastante costoso», asegura.
A pesar de las dificultades, «yo especialmente me siento afortunada, aunque es duro». «Mi horario es el mismo que el de mis compañeros», «trabajamos las mismas horas y en mi caso realizo las mismas tareas, por eso reclamamos cobrar algún complemento más».
Está contenta por la experiencia de vivir durante una temporada en un país extranjero, de viajar y conocer otra cultura. Pero no por ello deja de reclamar que se tenga en cuena que es personal desplazado. Pide, al menos, que se les pague el mismo compemento que al personal interino en Ceuta y Melilla, también dependiente directamente del Ministerio de Educación.
Jairo es profesor en Alemania. También cobra unos 1.600 euros, dependiendo del mes y de las retenciones que le hagan («De septiembre a diciembre, si repites, te retienen todo lo que no han retenido de enero a agosto»). Hay meses que roza los 1.400. » Yo gano más que otros interinos por el tema de sexenios y trienios. Los que se encuentran a tiempo parcial no llegan ni a 700€ al mes», nos cuenta.
Explica que compartir piso con alguien por menos de 600 euros al mes cada uno es toda una aventura. Además de que el coste de la vida, del supermercado, también es más elevado que en España. «Nuestro trabajo, si es a tiempo completo, es el mismo que el de un funcionario y, a veces, tenemos más aulas dispersas y viajamos más», explica
El truco de esta situación se encuentra en la normativa de 2007 que regula el trabajo de este colectivo que, según confirma Enrique González, responsable de Educación Exterior en CSIF, asciente a unas 180 personas. Fuentes del Ministerio de Educación y FP también confirman esta cifra; el Departamento «tiene 956 docentes en el exterior y 178 son interinos».
La Orden EDU/1481/2009, de 4 de junio, por la que se regula la formación de listas de aspirantes a desempeñar puestos en régimen de interinidad en plazas de los cuerpos docentes contemplados en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en centros y programas de la acción educativa española en el exterior es la «culpable» de la situación. Más concretamente el apartado c de su artículo 4 en el que se recogen los requisitos que deben cumplir quienes aspiren a uno de estos puestos: «Tener acreditada su residencia en el país en el momento en el que se le nombre como funcionario interino».
De esta manera, al tener acreditada su residencia en el país de destino no se les considera personal desplazado fuera de España. Por lo tanto, no se les paga el complemento de residencia en el extranjero. Un truco administrativo que supone que este personal se encuentre en posiciones muy dispares con respecto a los compañeros funcionarios en el mismo destino.
Hablamos con Pedro Andreu, responsable de Exterior en STEs. Nos explica, con una nómina delante, cuáles pueen llegar a ser las diferencias salariales entre el personal funcionario de carrera y el interino. Nos lee los datos de dos nóminas. Una de maestro interino: sueldo base: alrededor de 1.000 euros; otros 70por trienios; 500 más por complemento de destino y unos 300 por el complemento específico general. En total, 1.800 euros brutos, menos el 15% de IRPF, es decir, 1.350 euros de sueldo mensual.
En el otro lado, un profesor de secundaria con un salario base de 1.150 euros, más 177 de trienios, 600 de complemento de destino, 250 de complemento específico general y otros 130 de complemento específico de formación. Para terminar la cuenta, el complemento de residencia que asciende a 6.000 euros que, además, están exento del IRPF. Es decir, 8.300 euros brutos que se quedan en 7.750 netos al mes.
Aproximadamente el 20% del personal docente en el extranjero. Más o menos en la media del país, aunque en los tiempos más complicados de los recortes llegó a ascender al 30% e, incluso, más, según Andreu. Este sindicalista explica que la cifra óptima de interinidad debería estar sobre el 8% para poder suplir bajas y demás. El ahorro para Educación es enorme. Pero no es solo desde 2007, asegura que viene de antiguo.
A esto hay que sumar el hecho de que la atención sanitaria también es diferente. Por el mismo motivo. Mientras los funcionarios de carrera viajan con un seguro médico privado de DKV, el personal interino, al residir ya en el país d destino, viaja con los servicio sanitarios públicos del país. Y cuando esto ocurre en Francia o Alemania, el problema es algo menor (aunque han de pagar las consultas médicas que después le serán devueltas). Pero cuando se está en Marruecos o en Colombia, tal vez, las prestaciones médicas no sean las mejores.
Las diferencias entre un personal y otro se extienden también a otro tipo de gastos relacionados con los billetes de ida y vuelta a España al optener la plaza o los gastos de mudanza cuando el destino se alarga más de dos años. El personal interino, como residente previo en el país, tampoco se beneficia de esta situación. «El vuelo es muy costoso para nosotros. Yo solo vuelo en verano con la incógnita de que hasta agosto no sé si volveré», explica Gema. «Pero como digo soy afortunada y realmente me gusta mi trabajo, la gente y soy feliz con mis alumnos».
Andreu explica que gracias a la normativa de 2007 no se ha ganado ninguno de los pleitos que el personal interino en el exterior ha interpuesto para equiparar su situación a la del funcionario de carrera. En los últimos años intentan acogerse a la normativa europea que dice que a igual trabajo, igual salario. Pero de momento no parece haber funcionario. Andreu tiene claro que la situación es un fraude de ley y exige, como el resto de sindicatos, el pago de este complemento específico de residencia en el extranjero.