Los gobiernos neoliberales y neoconservadores proclaman que los servicios públicos son un lastre para el desarrollo económico de los países. El déficit cero, el techo de gasto público y los planes de ajuste se han adueñado de los discursos políticos y técnicos. Lo cual les ha servido de coartada para intentar reducir al máximo sus políticas redistributivas y sus compromisos sociales, dado que su prioridad parece ser rescatar a los bancos causantes de la crisis o a las autopistas deficitarias en manos de grandes empresas a las que subvencionan con los impuestos de toda la ciudadanía, así como reducir las imposiciones fiscales al capital internacional itinerante y decretar amnistías fiscales a los grandes defraudadores, amparando los paraísos fiscales. Con estas políticas, les resulta imposible a los Estados garantizar la protección social y los derechos sociales: seguridad social pública, sanidad pública, educación pública, servicios sociales públicos, pensiones, etc. Los recortes de los gastos del Estado, descenso de los salarios y eliminación de prestaciones sociales es una tendencia global que está aplicándose en la mayoría de países.
El primer paso de este proceso de invasión de lo privado en educación, por lo tanto, se asienta en los recortes educativos. De tal forma que, si hay una política pública de estrangulamiento de la financiación en la educación pública, los centros educativos se ven ante el dilema de ver su deterioro continuado o conseguir financiación de agentes externos para tratar de equilibrar sus presupuestos. Muchos centros se sienten así tentados a buscar formas de financiación externa provenientes de empresas o fundaciones privadas. Pero también algunas de estas multinacionales, como Amazon, utilizan los recortes educativos que han contribuido a provocar también con su evasión de impuestos, para incitar a las familias y a los centros educativos a que compren sus productos y así “donarles” una limosna, a quienes le sean fieles como consumidores de su marca, como la campaña “Un clic para el cole”. En este contexto los acuerdos de asociación y de patrocinio con empresas parecen ser una opción cada vez más “atractiva”.
En el artículo publicado por la revista Journal of Supranational Policies of Education de la Universidad Autónoma de Madrid, analizo las estrategias que están utilizando estos nuevos actores no estatales en el nuevo “mercado educativo” de cara a mapear el estado actual y comprender las consecuencias en las políticas educativas de esta penetración donde se están introduciendo lógicas privatizadoras y de gestión de mercado en lo que hasta ahora se había considerado un derecho esencial que los Estados debían garantizar a toda su ciudadanía. Un cambio radical que se está normalizando y asumiendo por las actuales políticas educativas y que puede configurar un cambio sustancial en el futuro de la educación.
La estructura del artículo se organiza en torno a algunos de los principales focos de estas lógicas de invasión de estos nuevos actores no estatales:
- El patrocinio y la esponsorización empresarial de centros, eventos y programas educativos por parte de estos actores no estatales;
- El nacimiento de las nuevas superestrellas del espectáculo educativo (los ‘superdocentes’) en la nueva “educación espectáculo” promocionada por estos actores no estatales;
- La incursión de la autodenominada ‘filantropía educativa’ en las decisiones sobre políticas educativas exigiendo una gobernanza híbrida compartida y cada vez más exigente por parte de estos actores no estatales sobre las políticas públicas educativas;
- y el incipiente negocio ‘edtech’ controlado férreamente por las multinacionales tecnológicas que penetran en centros educativos y universidades, secuestrando nuestra soberanía digital, convirtiéndolos en granjas extractivistas del nuevo oro blanco del siglo XXI: los datos de los futuros clientes a quienes fidelizan y aseguran como consumidores fieles y asimilados a las reglas de sus plataformas.
Finalizando, el último apartado de conclusión, planteando que quizá debamos retomar el debate sobre la educación que queremos, el para qué educamos y la finalidad de las políticas educativas. Volviendo a poner en la agenda educativa qué es una buena educación y en manos de quién debe estar: si bajo la decisión democrática de las comunidades educativas y de la sociedad a través de sus representantes elegidos democráticamente, o en manos de esos actores no estatales que aportan financiación, tecnología o patrocinio a cambio de orientar la política educativa en función de sus intereses financieros y corporativos, sus lógicas neoliberales y su definición del mundo, de la educación y la sociedad en el marco del capitalismo, que entienden como único e irreemplazable.
Se puede leer más al respecto en el artículo “Invasión en Educación” publicado en mayo de 2022 en la revista Journal of Supranational Policies of Education de la Universidad Autónoma de Madrid.