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Àngels Martínez Bonafé, Tania Pulido , Cristina Gimeno, Andrea Cervera, Olga Vall, Yolanda Matalí, Empar Martínez Bonafé, Jordi Girard.
Hemos visto una escuela donde las maestras callan y observan, atienden y preguntan, fabrican y ofrecen materiales que abren los sentidos, la mente y el corazón, y ayudan a que cada niña busque y encuentre lo que necesita. Les importa saber lo que las alumnas sienten; vimos una hojita en todos los cuadernillos en la que se les pide que hablen de lo que han pensado y lo que han sentido mientras llevaban a cabo las tareas de tal proyecto.
Hemos visto una escuela en la que los adolescentes siguen sus clases bajo grandes árboles y empiezan el día en una asamblea que reúne, sentadas en grandes círculos, a 400 personas, alumnado y profesorado, para cantar juntos y para hacer silencio juntos, sintiendo la unidad; que cada cual, siendo una, forma parte del grupo.
Hemos visto una escuela en la que todas las aulas tienen dos puertas que dan al campo, para que las niñas y los niños puedan entrar y salir siempre que quieran. Al aula de educación infantil llegan dejándose caer por un tobogán, porque jugar y aprender va unido.
Hemos visto una escuelita rural con cuatro mesas: en la primera, cuatro niños y niñas hablan con el maestro y reciben su ayuda directa para iniciar el proyecto; en la segunda, otro grupito trabaja individualmente en sus tareas; en la tercera contrastan en grupo sus resoluciones y pareceres y reciben o dan ayuda y, en la cuarta, redactan o dibujan o expresan de algún modo sus conclusiones, guiados por los materiales que han fabricado los maestros y maestras de las aldeas colindantes.
En las paredes del aula hay una pizarra corrida dividida en tantas partes como niños y niñas hay en la clase, para que cada quien pueda escribir y dibujar en su pizarra con tiza blanca. La pizarra no es sólo del maestro.
Junto a cada pizarra personal había una bolsita de papel con una hojita enrollada en la que cada día el niño y niña anotan y valoran cómo fue ese día en su casa, el baño, el lavado de dientes, el cuidado de la ropa… y también el tiempo que pasó hablando con su mamá y con su papá… y comparten esa información semanalmente con su maestro porque a este le importa cómo es su vida fuera de la escuela y cómo aprender a cuidar su relación con las personas con las que convive.
A veces, si un chico o chica falta a clase, por enfermedad o por otras razones, cuando vuelve a clase retoma su tarea en el punto en que la había dejado y no se siente fuera de lugar porque hay alumnado de diferentes edades y niveles y cada uno sigue su ritmo, nadie se siente el último, y es normal que se ayuden entre sí.
Hemos visto una escuela en la que todos los alumnos y alumnas, algún día, son la maestra.
Hemos visto una escuela en la que todas las semanas un grupo de estudiantes va a la montaña a plantar árboles o a cuidar los que ya habían plantado.
Hemos visto una escuela en la que 300 alumnos son atendidos por 400 personas adultas , profesorado, instructoras , entrenadoras, ayudantes, colaboradoras,.. porque se ha organizado abriendo espacios de intervención para antiguos alumnos y alumnas, familias,vecinas que quieren ayudar en la educación de la infancia de su barrio porque la escuela forma parte de la comunidad y hace comunidad.
Hemos visto una escuela donde el alumnado de 12 años ha desarrollado su proyecto de aprendizaje construyendo casitas en la copa de los árboles , a las que podemos subir, para hablar, leer o jugar arriba , a la sombra.
Hemos estado en una escuela en la se enseña a desarrollar la conciencia de una misma a través del cuerpo. Claro que el profesorado también se ha formado y sigue haciéndolo en la observación y gestión de sus emociones, sus pensamientos y su conexión con el universo, buscando su equilibrio personal, para poder ayudar a su alumnado a crecer de ese modo.
He visto una escuela de la que salen universitarios artistas e ingenieras, donde lo más importante no es formar ingenieros y artistas famosos, sino formar buenas personas que puedan ser, si quieren, ingenieras o artistas, felices con su modo de hacer mundo.No estimulan la competitividad , sino la serenidad para escuchar en el interior de cada uno y darse el permiso de actuar conforme a sus sentimientos , las capacidades propias, no según los deseos y las expectativas de sus padres .
El profesorado tutora a su alumnado preguntándole lo mismo que se preguntaron a si mismos: quién soy yo?, qué cualidad valiosa tengo? cómo la puedo poner en el mundo?.
Hemos escuchado al director de una escuela presentarse como alguien que procura desarrollar la conciencia de sí mismo, observar las decisiones que toma y no olvidar que también protagoniza acciones tomadas desde el inconsciente, y que por ello, esta es una dimensión que la formación docente no puede dejar de atender.
Hemos visto una escuela en la que lo que más les importa es formar a los adolescentes para la libertad, para tomar decisiones desde el conocimiento de una misma , la conciencia de los propios deseos y de la influencia que causa en nosotros la valoración que los demás hacen de nosotros.
Hemos escuchado a la directora de una escuela explicar que en su pedagogía la enseñanza no crece de arriba a abajo, ni de abajo a arriba , sino de dentro a fuera.
La hemos escuchado afirmar rotundamente que cada niña, cada niño es una artista , un filósofo, una tecnóloga,…sólo les hace falta una maestra que los escuche y haga las preguntas adecuadas.
Hemos visto un profesor de danza en el orfanato de niños afectados por SIDA mostrar orgulloso la coreografía que ha preparado todo el grupo , y la alegría de todos los niños bailando unos con otros.
Hemos visto un grupo de mujeres campesinas analfabetas mostrar su alegría por poder tener una vaca con la que alimentar su libertad, por reunirse y aprender juntas que muchas cosas si se pueden, y por ver a sus hijas ir a la escuela.
Me he visto a mi y a mis amigas emocionándonos con tanta riqueza de alma, con tanta tierra y aire y sol y luna alimentando la esperanza y el coraje de los corazones indios de los que nos encontraban y nos regalaban su sonrisa, porque sí, porque los humanos sonreímos.
Esto era en India, en el sureste de la India, en los estados de Andra Pradesh y Tamil Nadu.
En la Escuela Montessori Patasola, en Chennai, donde vimos a Krishna y las demàs maestras acompañar silenciosamente a sus alumnas, observarlas y ayudarlas sólo en lo que cada una necesitaba para trabajar con un exquisito equilibrio de calma y alegría montessori.patasala@gmail.com
En Auroville, Sanjeev ( sanjeev.ranganathan@gmaim.com ), el coordinador de las escuelas de este lugar especial, nos contó que había dejado su trabajo en Nueva York con salario de 6 cifras porque había sido capaz de escuchar su corazón y ver que las escuelas de Auroville( https://isaiambalamschool.wordpress.com ) le daban la verdadera felicidad.También nos habló de esa otra concepción del progreso que se defiende en Auroville, y se extiende más allá de lo educativo , por ejemplo, a una empresa de alta tecnología de Bangalore en la que los empleados están comprometidos a dedicar un 20% de su tiempo de trabajo a colaborar con las escuelas, por el bien de la enseñanza, en beneficio del proyecto Auroville, pero también en provecho de los propios ingenieros o tecnológos que recuerdan así el sentido social de su conocimiento, y la necesidad de equilibrar en su desarrollo personal y profesional lo que aporta la mente, lo que dice el corazón y lo que llega el alma.
En Tiruvannamalai, los alumnos y alumnas de la Escuela Marudam Farm School, cocinaron para nosotras el arroz y las hortalizas que allí mismo cultivan. Ashima, la joven profesora que nos acompañó, nos contó que bajó desde el Norte de la India buscando una comunidad de maestros con la que compartir sus ideas y sus deseos y aquí encontró , “su lugar en el mundo” como en la película de Adolfo Aristarian (1992). Arun (arun.turtle@gmail.com ), el director y también padre de alumnos , como el resto de docentes vive en pequeñas casas de barro construidas alrededor de las aulas, nos comentaba que esa semana habían visto la película Tierra y Libertad de Ken Loach y les había emocionado ese episodio de la historia de España. Venía a cuento por la relación amable y a la vez difícil con su entorno social , que no siempre acepta decisiones como dar educación sexual al alumnado,pero reconoce que la escuela beneficia al pueblo.
En el ashram de Sri Aurobindo y la Madre (saice@sriaurobindoashram.org), en Pondichery,nos recibió Gayatri, una mujer mayor que ejemplificaba la asumpción de la filosofía como herramienta de pensar y hablar en el dia a dia, pues ella hablaba con tanta calma y suavidad, como profundas eran sus palabras.
En Rishi Valley,Geetha,(sailendrageetha@gmail.com) que habitaba la misma casa donde Jiddu Krisnamurthi, el maestro y filósofo fundador de la escuela, vivió, escribió y desarrolló muchas conversaciones y charlas; no quería ser un gurú ni nadie que provocara adoración o subordinación, y no quiso dejar ningún objeto personal en su casa porque le horrorizaba que se convirtiera en un museo. El objetivo de su escuela había de ser el crecimiento de la autonomía personal , la libertad interior, la capacidad de discernir y de escuchar todas las voces de una misma y evitar cualquier dependencia intelectual , afectiva o econòmica .
Las escuelas rurales, Rural Schools River System, son sostenidas con los fondos de la Rishi Valley school, el profesor Anil, Anil.duth@river-rishivalley.org , aclaraba que uno de los criterios para que los niños de e 3 a 12 años sean admitidos es que si tienen una hermana esta niña también ha de ir a la escuela, donde encontrar`pa ademàs de educación, comida , vestido y atención médica,independientemente de la casta a la que pertenezcan. (Rama Anumula, directora, rama.anumula@river-rishivalley.org)
En la Fundación Vicente Ferrer( mdaltimiras@fundacionvicenteferrer.org), las compañeras organizadoras hablaban fluidamente el castellano y algunas el catalán, y en el comedor era habitual oír hablar en lenguas del estado español. Aquí tropezamos con nuestra idea preconcebida de escuela como un grupo de aulas en un edificio con maestros y maestras que explican temas y ponen notas. La educación que desarrolla la FVF es acción y conciencia social con las personas más desfavorecidas, las que nadie vería por su pobreza, su enfermedad, su discapacidad física o mental o por ser mujer, campesina y analfabeta. La FVF educa creando grupos de mujeres en las aldeas , escuelas de enfermeras, formación profesional y lingüística para para jóvenes que puedan encontrar trabajo lejos de terratenientes, aulas de desarrollo sensorial para las que tienen lesiones cerebrales, y entorno afectivo para niños y niñas afectados por el SIDA. Esta es una escuela para empoderar a las personas que están despojadas de todo poder que me recuerda la pedagogía de Paulo Freire en la otra punta del mundo, para hacerlas visibles con la cabeza alta diciendo al mundo: “Somos capaces de hacer una sociedad más justa, somos una escuela de esperanza. Si se puede.”
* Jordi Rigas (médico Ayurveda) y Miriam Castelló (maestra de Yoga ) www.terrakiaviatges.com son los que han pensado y organizado este viaje, y nos han llevado desde Lérida a la India, ayudándonos a abrir la mirada, el corazón y el alma, a pasear un trocito de India de la mano de personas que allí viven, sueñan y trabajan por un mundo mejor.