El 29 de abril de 2020 se estrenaba en la plataforma Netflix el documental Un amor secreto (A Secret Love, 2020), dirigida por Chris Bolan, sobrino nieto de Terry Donahue, protagonista absoluta del mismo junto a su pareja Pat Henschel, con la que llevaba más de seis décadas como pareja, ocultando dicha relación lésbica a la sociedad en general y a su familia en particular, que las identificaba como dos buenas amigas viviendo juntas. Donahue, con más de noventa años, fue diagnosticada de Parkinson, y decidió que ya había llegado el momento de revelar la verdad. Y lo hizo de forma sublime en una producción conmovedora, un alegato crítico con la injusticia sufrida durante toda una vida, convirtiendo el documental en una palanca de representación prodigiosa hoy en día. Porque la representación importa.
Es evidente la invisibilidad del colectivo LGTBIQ+ en la ficción audiovisual durante décadas a lo largo del siglo XX. La representación es importante porque normaliza la diversidad y dota de representatividad al colectivo, generando de forma implícita una genealogía a los que buscan referencias, tan importantes en la formación del carácter, especialmente en la juventud. La evolución natural de la ficción en consonancia con la evolución del entorno provocó la aparición de personajes del colectivo, la mayoría como secundarios, aunque en muchas ocasiones con la losa de representarlos de forma estereotipada o sesgada, con comportamientos que rozaban la representación, en realidad, de enfermedades mentales. Pero, podía ser peor, prevalecen aún más las producciones donde la representación del colectivo aparece en el subtexto de la trama, no directamente por las evidencias y los diálogos, sino a través del comportamiento o pistas que podamos percibir. El subtexto, casi siempre, es percibido más claramente por aquellas personas sensibilizadas por el tema en cuestión, que identifican más fácilmente los patrones mostrados por los personajes.
Bueno, en realidad, hay algo peor que tener al menos el subtexto… que es no tener nada. Terry Donahue jugó en su juventud en la posición de receptora en la All-American Girls Professional Baseball League, organización deportiva que inspiró la película Ellas dan el golpe (A League of They Own, 1992), dirigida por Penny Marshall, y protagonizada, entre otras, por Geena Davis, Dottie Hinson, Lori Petty y Madonna. La película se inspiraba en los sucesos reales sucedidos en 1943, cuando se impulsó una liga de beisbol femenina en plena Segunda Guerra Mundial, cuando muchos de los jugadores masculinos estaban movilizados en el ejército. En la película, ni se intuía ni se vislumbraba que pudiera haber alguna jugadora lesbiana. Por cierto, el protagonista de la película en realidad era un singular entrenador interpretado por Tom Hanks.
El documental Un amor secreto se estrenó directamente en la plataforma Netflix, sin poder realizar un programado recorrido previo por festivales. El motivo fue por un problema imprevisto e inesperado: el confinamiento mundial provocado por la pandemia de la covid-19. Esta circunstancia no fue un obstáculo para que finalmente tuviera una gran aceptación por parte del público a nivel internacional. La vida en pareja de Terry Donahue y Pat Henschel dejó de ser un secreto. En el documental no solo las conocimos a través de sus entrevistas o de mostrar videos e imágenes familiares de su pasado, sino también por poner en evidencia las barreras socioculturales que las llevaron a ocultar su relación durante toda su vida. De golpe, dejaron de ser las dos amigas que vivían juntas para convertirse a ojos de todo el mundo en pareja.
El visionado del documental emocionó a Marina Velasco Marta, que identificó rápidamente una historia similar en su familia, en concreto de su tía abuela, que había fallecido recientemente, sin que hubiera llegado a tener una oportunidad como tuvieron Donahue y Henschel. Velasco se propuso contribuir a dar voz a personas de la tercera edad que pudieran convertirse en protagonistas de su propio relato, en un trabajo de visibilidad de la memoria de una generación que no lo tuvieron fácil. El resultado llega a las librerías como su ópera prima: la novela gráfica Que no se olvide (2023), publicado por el sello Salamandra Gaphic del Grupo Editorial Penguin Random House. La obra ganó el XVI Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra Graphic, que le permitió de disponer de un cuantía económica que le ayudó a llevar adelante el proyecto en el último año. En el veredicto, el jurado destacó Que no se olvide por ser «una historia que visibiliza un pasado oculto y perseguido, usando un grafismo personal y expresivo para narrar el testimonio íntimo de aquellos y aquellas que vivieron su identidad sexual desde la ausencia de referentes y el miedo a ser señalados en una sociedad que los rechazaba y relegaba al secreto». En esa edición se presentaron 57 proyectos, tanto de autores nacionales como internacionales.
La obra de Velasco se estructura en forma de entrevistas entrelazadas, como si de un documental se tratase (narrando el proceso en que se concibieron y desarrollaron), realizadas de forma virtual durante aquel primer año de la pandemia. Recoge seis testimonios de seis personas muy diferentes entre sí, con experiencias vitales también muy diferentes, pero, a la vez, con muchas cosas en común. La novela gráfica está estructurada en seis partes que nos permitirá acompañar a los verdaderos protagonistas a lo largo de las diferentes etapas de sus respectivas vidas, mostrándolas de forma cronológica: encontrarse, en la que muestra la dificultad de encontrar referencias con las que pudieran identificarse o, simplemente, comprender lo que les estaba pasando en su infancia y juventud; salir, lo que supone o supondría «salir del armario», de forma voluntaria o involuntaria; consecuencias, mostrando algunas de las atrocidades sufridas explicadas en primera persona; evasión y libertad, o las drásticas soluciones para huir de las situaciones indeseados o el miedo perenne en el día a día (impresionante los testimonios de los que tuvieron que huir a una gran ciudad para ganar anonimato y respeto); amores, para narrar cómo fueron sus amoríos y/o su vida en pareja; y, finalmente, el presente, para reflexionar sobre cómo hemos llegado a donde estamos, los progresos conseguidos y lo que falta aún por recorrer. También para denunciar que algunos de los comportamientos reprochables y ataques injustificados, tanto verbales como físicos, se continúan produciendo en nuestra sociedad en la actualidad. Como ejemplo, una de las entrevistadas, comadrona de profesión actualmente, reconoce que en el hospital nadie sabe que su pareja es una mujer, y reproduce en una viñeta una conversación escuchada entre un enfermero y una enfermera en la planta: «—¿Ya está aquí el niño de la 302?». «—Sí. Es el de las dos madres, ¿no?». «—Si… Pobre…». «—Pues sí, porque un niño necesita una figura paterna».
En el blog de la autora, en artículos escritos justo al acabar la novela gráfica antes de su publicación, Velasco reconoce que la gestación de la obra «nació de la educación pública». Con estudios de Biología, siguió realizando estudios en la escuela de arte y fue en segundo curso de ilustración cuando propuso como proyecto final una novela gráfica que serviría de ejercicio académico y, también, de concepción de la idea y de anteproyecto muy elaborado para presentar en el Premio. Ese trabajo previo seguro que ayudó a convencer al jurado que se encontró ya con ideas muy claras de lo que sería la obra final.
En ese mismo artículo, la autora insiste en su lema de que «la belleza recae en la imperfección» que se traduce en un estilo personal caracterizado por la simplicidad en el trazo, huyendo del realismo para fomentar la expresividad de los personajes, con primeros planos de sus rostros y manos y rellenando las viñetas de una escenografía de objetos cotidianos que nos sitúan en un contexto temporal determinado y en una localización concreta. El ritmo y la composición de la página hace comprensible el discurso a pesar de los cambios temporales y los cambios de entrevistado, demostrando una gran madurez y experiencia en la planificación del guion, tanto textual como gráfico. El resultado es extremadamente respetuoso con los entrevistados, convirtiéndolos en aquellos protagonistas que ellos mismos no tuvieron para los que leamos la novela gráfica. Los tiempos han cambiado, afortunadamente, pero todavía quedan muchos pasos a dar. Como ejemplo, los protagonistas de la novela gráfica tienen cambiado el nombre y la fisionomía para no ser reconocidos por familiares y/o compañeros de trabajo… en noviembre de 2023.