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Todos secundarán la huelga de estudiantes convocada para hoy, 24 de noviembre. Y, sin embargo, discrepan de los motivos.
Es miércoles, víspera de la jornada de paro, y, en su hora del recreo, un grupo de nueve estudiantes de 2º de Bachillerato del IES Lope de Vega de Madrid nos exponen sus visiones en un panorama, cuanto menos, confuso.
La huelga
¿Sigue estando justificada la huelga?
Para Nagore García (17 años, Bachillerato de Ciencias Sociales con vistas a un doble grado de Economía y Derecho), no lo está: “Está mal planteada, porque según está escrito va en contra de las reválidas. Y yo creo que alguna prueba tiene que haber, pero, también, que no sabemos cómo va a ser, qué nos van a preguntar, cómo… y estamos en diciembre, ya hemos dado temario y si ahora nos dicen que nos van a preguntar algo diferente, o de forma distinta… sería volver atrás, perder más tiempo, y más carga para nosotros”.
La secunda Rocío Martínez (17 años, también de Ciencias Sociales, con la intención de matricularse en Relaciones Internacionales): “No se está entendiendo bien el sentimiento de los estudiantes, porque la huelga es por las reválidas, y no es por eso por lo que la gente está ahogada en este curso, es por el caos que está habiendo con la indefinición de una ley que se tiene que implantar. En ese sentido, el tiempo va muy en nuestra contra. Puede que el mensaje que salga a la calle de los alumnos sea representado por la frase ‘Cuanto menos (esfuerzo), mejor’, pero la verdad no es esa, es que nos están asfixiando en un curso muy crítico”.
También Miriam Sierra (19 años, de Ciencias Sociales y que hoy duda entre Magisterio con Lenguaje de Sordomudos o Sociología con Terapia Ocupacional) está “a favor de la huelga, pero en contra de cómo está dirigida”: “A casi todos nos gustaría manifestarnos en contra de lo que supone la Lomce, no de la reválida, pues ya había una prueba antes y la gente no estaba en contra. Pero la Lomce… Por ejemplo, a los de Ciencias Sociales nos obligan a coger Matemáticas, y Filosofía, no, y no creo que sea justo. Teóricamente tienes cosas para elegir pero a la hora de la verdad no te dejan elegir. Es un descontrol”. En este mismo sentido se manifiesta su compañero Sergio Blanco (17 años, de Ciencias Sociales y pensando en estudiar Economía): “Es una manera de cargarse la Filosofía, una asignatura preciosa y muy necesaria, vayas a hacer una carrera de Ciencias o de Letras. Es bastante vergonzoso, y creo que la gente debería manifestarse por cosas así”.
La prueba final
Entonces, ¿no veis mal que haya una prueba externa en junio?
“Yo creo que es necesaria y que a nosotros, estudiantes de la pública nos beneficia, porque, en principio, la educación está para nivelar las desigualdades que pueden surgir en cuanto al entorno familiar, dónde hayas nacido, el barrio en que vivas… La prueba externa es necesaria, pero hay que ver de qué manera y cómo se valora también el desarrollo del alumno durante todo el curso académico, todo el Bachillerato, no solo último año y el último mes”, analiza Sergio.
“Desde que empezamos en septiembre nos han dicho que entran las asignaturas de 1º, luego que no, que puedes coger alguna optativa, luego que no… que tenemos una norma… luego, otra. Realmente ¿qué sabemos? Nada. ¿Que a lo mejor la semana que viene sale el decreto y nos dicen que va a ser diferente? Pues… No lo sabemos. De momento, estamos a expensas. Los profesores nos dicen que estemos tranquilos, que lo más probable es que sea lo más parecido a lo que había, pero que no nos lo pueden asegurar porque tampoco lo saben ellos”, recalca Nagore. “En nuestro libro de Filosofía hay un apartado de repaso de 1º… Como teníamos tan claro que entraba compramos ese libro. Hemos estado haciendo cosas que no sirven”, ejemplifica.
“Teníamos una idea de un Bachillerato al principio del curso y a lo largo del trimestre nos han ido cambiando los esquemas, también las asignaturas a las que te ibas a presentar en la prueba. Ayer nos dijeron que, como Filosofía de 1º, Psicología no entra en la reválida… Si nos hubieran avisado de eso antes o si se hubiera pactado eso antes… Pero nos lo dicen ahora, que acaba de terminar el primer trimestre… Hay mucha confusión e incertidumbre”, reflexiona Paloma Paniagua (17 años, Ciencias Sociales y con Magisterio Infantil bilingüe en mente).
Los alumnos se quejan de que, a día de hoy, no se conozcan las ponderaciones, lo que les contarán las asignaturas a las que se presenten en función de la carrera que quieran hacer, y de que, aunque se hable de una prueba “idéntica a Selectividad” esto no sirva de mucho para asignaturas de las que los estudiantes se examinarán por primera vez este curso, como Cultura Audiovisual o Fundamentos del Arte, lamenta Ana Ramos (17), del Bachillerato de Artes Escénicas, con la intención de seguir con Enseñanzas Superiores Artísticas o, en su defecto, Traducción e Interpretación.
La Lomce
Todos coinciden en que los chicos y chicas de su promoción han sido los auténticos conejillos de Indias de la Lomce en sus dos últimos cursos en el instituto. Hablan de batallas particulares, como las de los alumnos del Bachillerato de Artes, que vieron cómo se fusionaban las Plásticas y las Escénicas: “No tiene sentido. De hecho, en los trabajos nos dividen: los de escénicas están haciendo una cosa y los de plásticas, estamos con otras”, explica Ana Abad (16 años, con la intención de estudiar Diseño). O cómo las asignaturas prácticas, como Lenguaje y práctica musical, Artes Escénicas o Análisis Musical, perdían horas y se volvían más teóricas, añade Ana Ramos. También, cómo se veían obligados a renunciar a materias más útiles para su especialidad, “pensando en las que iban a entrar en la reválida”.
Pero hablan también de un sentir más general: “El problema es que hacen una reforma educativa y ni siquiera la tienen bien definida, presenta cabos sueltos…”, señala Ahlam Birrai (20 años, por Letras, próxima estudiante de Historia). “Cuando arrancó esta ley se dijo que lucharía contra el excesivo abandono escolar, y creo que está consiguiendo lo contrario, no está motivando a la gente a seguir con su FP, con su carrera. Te lo están poniendo más difícil, con tanta incertidumbre”, le respalda Sergio.
“Lo que consigue es clasificar: Tú vas a estudiar, tú no”, ahonda Nagore. “Por no hablar de la gente que está cursando la ESO…”, continúa Ahlam. Los alumnos consideran que sus compañeros de cursos inferiores “son demasiado jóvenes” para decidir qué Matemáticas van a cursar, si orientadas a Bachillerato o a FP, en 3º de ESO, con 14 años.
Los recortes
No solo la Lomce les ha pasado por encima, también los recortes. En este tiempo, la ratio máxima de alumnos por profesor en ESO ha pasado de 28 a 30 y, en Bachillerato, de 35 a 38 y medio. Al tiempo, las horas de clase semanales por docente se han incrementado de 20 a 21. Una estampa que relatan los alumnos ejemplifica bastante bien lo que ha supuesto este “apretarse el cinturón”: “Hubo un momento en que en un aula, en clase de Matemáticas, estábamos 50 alumnos, entre los de Ciencias Sociales, los de Humanidades, los repetidores… Hasta que se dieron cuenta y la desdoblaron, con un grupo que entraba más tarde y se quedaba después a séptima hora para dar la asignatura”, recuerda Miriam. Y sigue: “Y es el profesor, que es solo uno… pero incluso es el espacio. La clase no es tan grande. El primer día íbamos entrando según pasaban lista y yo, que soy de la S, me quedé sentada en el suelo, igual que cuatro o cinco más detrás. Al final nos tuvieron que cambiar a otra clase porque no entrábamos. Ni las aulas ni los profesores están preparados para tantos alumnos”.
“A mí me resulta bastante ilógico que un Estado no invierta en educación, en educación pública… En unos años esos alumnos irán a una Universidad y si tienen las posibilidades de quedarse en España no tendrán que migrar… Y el país, lo que no consiga dentro lo tendrá que buscar fuera…”, sentencia Sergio.
El pacto
¿Creéis que los que vengan detrás lo tendrán mejor, que no pasarán por tres leyes en su educación preuniversitaria, como vosotros?
“La educación es lo más político que hay, está marcada por la sociedad que se quiera educar. Lo veo difícil”, asevera Sergio. “Básicamente lo que hacen es: ‘Yo pongo esto’. Llega el siguiente y ‘Yo lo quito y pongo otra cosa’. Es lo que hacen, no se sientan y dicen:’“Venga, vamos a llegar a un consenso: ¿Qué sería lo mejor para todos los alumnos, no lo que a nosotros nos interesa por llevarles la contraria?'», apostilla Nagore.
Si ellos fueran ministros de Educación, acabarían con el cambio constante, y optarían por otro modo de enfocar la educación: “No tienes que dar clase para que los alumnos memoricen y suelten en la hoja, sino para que realmente aprendan”, continúa Nagore. “En 2º de Bachillerato va todo súper rápido, y dices: ‘No sé si estoy aprendiendo algo o solamente me estoy preparando para un examen’”, le secunda Ahlam: “Ese es el problema del sistema educativo, estudias para aprobar y luego te dan la nota y ya está, y ya está todo olvidado”.
“Cambiaría el enfoque, y cambiaría las pruebas, cómo plasmar lo aprendido. En Filosofía, por ejemplo, en vez de machacarte con lo que te meten, sería algo así como ‘Aristóteles pensaba tal cosa; luego, definir una situación y preguntar: ¿Cómo la plantearías según Aristóteles?’ Sería más lúdico e implicaría aprender de verdad, pero es muy muy muy complicado… Muy utópico”, plantea Miriam.
Mientras, en la sala de profesores…
Los profesores respaldan a sus alumnos, consideran que los chicos y chicas de 2º de Bachillerato de este curso han sido quienes más han sufrido la implantación atragantada de la Lomce. Por la sala de profesores han ido desfilando normativas, como el RD 310/2016 de evaluaciones, de julio, y los borradores de orden que se han ido conociendo en estos primeros meses del curso, el del 23 de septiembre, el del 11 de noviembre… “No nos había dado tiempo de leer uno, de 170 páginas, y ya teníamos el otro, y así hasta el último”. El último borrador de decreto, conocido el viernes pasado, plantea que la prueba de 4º de ESO sea de diagnóstico (muestral y voluntaria para los centros) y la prueba de 2º de Bachillerato, similar a la de otros cursos pero adaptada a la Lomce. Se perfilará el próximo lunes en la Conferencia Sectorial de Educación, con las aportaciones de las comunidades autónomas.
Sin embargo, los profesores, que añoran los modelos de las universidades con los que contaban otros años a principio de curso, con ejemplos, exámenes corregidos, ponderaciones… creen que la indefinición no se ha acabado. Cuestionan qué pasará finalmente con los repetidores de asignaturas sueltas (del currículo LOE), a los que se les daba la salida transitoria de poder acceder a la Universidad solo con aprobar las suspensas, sin prueba final (era voluntaria para ellos): ¿Seguirá siendo esto así?
Es solo un ejemplo de las dudas que siguen flotando en el ambiente, en un curso en que ha habido más autogestión que nunca. En los departamentos se han tenido que devanar los sesos, poner en común… como no lo habían hecho antes. Ha sucedido así, por ejemplo, en Filosofía, donde otros cursos la programación era sobre 12 textos de 12 autores. A falta de esta selección, este año han tenido que decidir entre todos qué textos eran los más convenientes para abordar metafísica, ética, política, lógica… eligiéndolos, además, con una dificultad creciente.
De Bachillerato critican la precipitación y el hecho de que “la mayor capacidad de elegir en la práctica no es tal”. De la ESO, que, al final, se haya conseguido lo contrario de lo que se pretendía, que un alumno pueda pasar de curso con cuatro suspensas si no son Matemáticas y Lengua, con casos reales como el de un alumno que ha promocionado este año con Matemáticas, Geografía y dos optativas suspensas (las asignaturas computan por bloques, si se tienen dos optativas suspensas cuenta como una sola, y tampoco computa la específica de la comunidad autónoma, en este caso Tecnología, Robótica y Programación). Se preguntan, también, cómo funcionarán los Programas de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento, concebidos solo para 2º y 3º de ESO, si esos alumnos que han ido a clases con una ratio máxima de 15 se adaptan a clases con 33, y sin un profesor encima para que recuperen… Si, tras dos cursos con adaptaciones, alcanzarán el mismo nivel y lograrán enfrentar con éxito un 4º de ESO ordinario.
Pero eso se verá en 2017-2018. Y ese, será otro curso.