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En 2010 Microsoft envió a Andalucía a uno de sus directivos en España para explorar las posibilidades de penetrar en la escuela pública. El gigante de las telecomunicaciones estaba desarrollando un área específica para herramientas educativas y Andalucía, con 1,8 millones de alumnos y 4.500 centros escolares, representaba un mercado potencial mayor que Finlandia, Suecia, Dinamarca, Irlanda o Austria. Pero el Gobierno andaluz se negó a abrir la puerta de los colegios a la multinacional de Bill Gates. Todos los edificios públicos de Andalucía, incluidas las escuelas, tienen instalada la red Guadalinex, funcionan con software libre y gratuito.
Este lunes 23, otro gigante de las telecomunicaciones, Google, va a hacer su primer gran desembarco en la escuela en España, y lo va a hacer en un centro privado de Madrid, el San Patricio, y en un instituto público de Andalucía, el IES Chaves Nogales, de Sevilla. El buscador más utilizado en internet ha creado un área específica de investigación y desarrollo enfocada a la enseñanza -Google for Education- que está invirtiendo mucho tiempo y dinero en crear herramientas educativas para dispositivos móviles, muy útiles para profesores y alumnos. Google ya ha entrado fuerte en la privada concertada y ahora prepara el asalto a la pública. Sus aplicaciones son gratuitas y están disponibles en internet, lo cual ha ayudado bastante a romper el hielo con la Consejería de Educación.
Los representantes de Google for Education en España desembarcan este lunes en el instituto Chaves Nogales con toda la espectacularidad visual de su imagen corporativa, preparan talleres, cursos y ponencias para explicar a los más de 70 centros educativos invitados cómo funcionan sus Apps para móviles. También asistirá la consejera, Sonia Gaya, la directora de la Agencia de Evaluación Educativa, Aurelia Calzada, y parte del equipo de la Consejería.
No es casual que la primera incursión de Google en la escuela pública sea en Andalucía -la comunidad con mayor población escolar, y donde el 80% de los colegios son públicos- y tampoco es casual que el elegido para la presentación sea el IES Chaves Nogales. Es un centro nuevo (se estrenó en el curso 2012-2013), con instalaciones modernas, cuyo equipo directivo fundacional apostó desde el primer día por una metodología indisolublemente unida a las nuevas tecnologías.
El instituto usa todas las Apps de Google for Education desde hace años. De hecho, el sobre de matriculación de los alumnos contiene un documento para que las familias autoricen a sus hijos a abrirse una cuenta corporativa de Gmail nada más acceder al centro, un correo electrónico personalizado con el dominio @ieschavesnogales.es que usarán diariamente en sus clases. Las asignaturas, los apuntes, los deberes, las tutorías, la organización interna del centro, la evaluación de cada estudiante, los claustros, la comunicación profesor-alumno en tiempo real (incluido fuera del horario lectivo), toda esa información está alojada en la nube de Google Drive, se mueve y se comparte a través de aplicaciones como Google Classroom (un aula virtual que permite diseñar lecciones, formular exámenes y deberes en forma de cuestionarios, asignar tareas, corregir trabajos en tiempo real).
El Chaves Nogales tiene seis líneas, casi mil alumnos, todos con móvil, todos conectados a internet. El instituto disfruta de una banda ancha de un gigabyte, todos sus estudiantes podrían estar viendo un vídeo en You Tube simultáneamente sin que la imagen se quedase colgada. En las aulas, cada alumno tiene la mirada fija en su tablet, responden a un cuestionario de Matemáticas o completan apuntes comunes de Lengua que luego compartirán todos. En los pasillos dos jóvenes se graban con el móvil, en vez de redactar la reseña del libro que acaban de leer, han optado por contarla en un vídeo editado por ellos mismos. A una alumna se le ha ocurrido usar Google Maps para trazar el recorrido que hizo el protagonista del Cantar del Mío Cid. Desde un despacho, la tutora de un grupo envía un mail al resto de profesores para que rellenen la evaluación de un alumno, cuyos padres le harán una visita esa tarde.
Niños sin móviles
Es el espacio perfecto para Google. Doscientos metros calle abajo no funcionaría. El colegio más cercano al Chaves Nogales vive otra realidad, allí los móviles representan una amenaza y están prohibidos en clase. El claustro los asocia a episodios de acoso y violencia escolar, si un chaval graba a otro en un pasillo, existe el riesgo de que suba a internet imágenes crueles o humillantes. En un mismo barrio, la misma ciudad, en el mismo sistema escolar que ha creado un plan específico contra el ciberacoso cohabitan profesores que vetan el uso de móviles, de internet y de redes sociales, con otros que han aprendido a darles un uso educativo.
“No se le puede poner puertas al campo. Todos los chavales tienen móviles, están conectados todo el rato, no podemos aislarnos de esa realidad en la escuela, hay que saber usarla con nuestro propósito que es educar”, dice Juanma Díaz, coordinador TIC del Chaves Nogales. “Aquí nadie hace fotocopias. Y trabajar con documentos de Word es paleolítico. No todo lo que se hace aquí lo decidimos los profesores, los alumnos tienen sus móviles y son muy autónomos y creativos a la hora de aprender y organizar sus clases”, apunta María Muñoz, jefa de estudios adjunta.
Pero no todos los chavales tienen móvil. Lo tienen en este instituto, en este barrio, que se ubica en una de las zonas más acomodadas de Sevilla capital, donde el nivel socioeconómico de las familias es medio alto. Las Apps de Google de nada sirven en los colegios que hay diez kilómetros al sur del Chaves Nogales, un barrio deprimido donde las escuelas están más preocupadas por poder contar con su profesor de refuerzo para los alumnos con dificultades de aprendizaje que por la banda ancha. No es que la metodología no sea exportable o que las herramientas digitales no funcionen tan bien allí como aquí, es que las familias no tienen dinero para comprarle un smartphone a sus hijos. Algunas no tienen ni para pagar tres comidas calientes al día, por eso el acento en estas escuelas está en los servicios complementarios que aportan los colegios: el aula matinal y los desayunos, el comedor escolar, las actividades extraescolares.
Google va a desembarcar en la escuela pública, donde el contexto familiar es mucho más heterogéneo que en la escuela privada. Las administraciones no serán reticentes al uso de aplicaciones móviles que faciliten el trabajo docente, la participación de las familias, la creatividad digital de los alumnos (al menos mientras esas herramientas sean gratuitas). Pero tampoco puede permitir una escuela pública a dos velocidades, aunque se trate de dos velocidades de internet.
El director del Chaves Nogales, José Garrido, es consciente de que el proyecto que han implementado en su centro “funciona en el contexto socioeconómico de este barrio”, pero no vale para cualquiera. Aun así, la red de centros TIC de Andalucía es muy extensa y no todas las escuelas han sabido o han querido exprimir al máximo las posibilidades pedagógicas que aportan las tecnologías. Hay pizarras digitales que apenas se han encendido desde que se instalaron, y ordenadores almacenados sin apenas uso. A los profesores del Chaves Nogales les ocurre lo contrario: la red Guadalinex se les quedó obsoleta enseguida. “Sólo la usamos para encender el ordenador”, bromea Díaz.
Juanma Díaz es el verdadero enlace entre Google y el IES Chaves Nogales. Normalmente estos proyectos de gran envergadura empiezan siempre por la osadía y el afán de curiosidad de un solo profesor. Díaz fue quien envió un email al departamento de Educación de Google en Londres, cuando aún no existía ese área de negocio en España. Pidió autorización para que el Chaves Nogales accediera formalmente a todas sus aplicaciones. Un permiso necesario para acceder a cuentas sin publicidad y con espacio de almacenamiento ilimitado, pero sobre todo para legalizar en su escuela el uso del correo electrónico (los menores de 14 años tienen prohibido abrirse una cuenta). Le exigieron que se documentara oficialmente y les envió una fotocopia de la página del Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) donde aparece la creación de su instituto.
Ahora, cada profesor nuevo destinado al Chaves Nogales se enfrenta a una primera semana de septiembre de formación intensiva para hacerse con el manejo de las Apps de Google y el uso que se le da en esta escuela. “Algunos de forma intensiva y otros menos. Nuestra metodología es híbrida, aún usamos el papel y los libros de texto”, dice Nani Parrilla, jefa de estudios. Juanma Díaz es quien pilota la formación de los nuevos profesores del instituto. La paradoja es que, al principio, el CEP de Sevilla no reconocía las horas de formación que se autoimponían los docentes del Chaves Nogales al inicio de cada curso, a pesar de que el mismo CEP contaba con Díaz para que formara a docentes de otros centros en el uso de las TIC.
Es habitual que los profesores con más inquietudes, con más ganas de inventar, terminen por arrancarse el corsé del exceso burocrático, los programas tan tasados, uniformes para toda la escuela, la metodología tan oxidada… Estos terminan buscando nuevas formas de educar y a veces se adelantan a la propia Administración educativa. El gran logro del Chaves Nogales es haber predefinido el concepto del móvil en la escuela: ha conseguido que los profesores y los padres le pierdan el miedo, y que los alumnos interioricen el uso didáctico de esos aparatos. Google le ha facilitado las herramientas y ahora espera que sus maestros les sirvan de cicerones para extenderse por toda la escuela pública.