Somos una Fundación que ejercemos el periodismo en abierto, sin muros de pago. Pero no podemos hacerlo solos, como explicamos en este editorial.
¡Clica aquí y ayúdanos!
La formación del profesorado universitario
En nuestro país las universidades deben garantizar el acceso igualitario de todas las personas y ofrecer una educación de calidad que fomente el pleno desarrollo de todo el alumnado. Esta dirección hacia una educación más inclusiva y socialmente comprometida conlleva repensar la docencia impartida en las diferentes titulaciones para dar respuesta a la diversidad de estudiantes, lo que supone, a su vez, un gran reto para el profesorado universitario.
Ser personal docente de la universidad no implica disponer de una formación pedagógica en todos los casos. De hecho, en estas instituciones sigue prevaleciendo el conocimiento experto en una disciplina sobre el saber pedagógico para movilizar ese conocimiento en la enseñanza, lo que a menudo termina propiciando una docencia basada en la transmisión del saber, donde el alumnado asume un rol más pasivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si, además, pensamos en la apertura de las universidades para el acceso en igualdad de oportunidades, observamos un incremento de estudiantes que años atrás no accedían a estudios superiores. Es el caso, por ejemplo, de las personas con discapacidad o Trastorno del Espectro Autista (TEA). Es ahí cuando adquiere importancia el conocimiento pedagógico, aspecto fundamental para planificar la docencia pensando en todo el estudiantado.
En ese sentido, paradigmas como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) están ganando presencia en la educación superior. Esto supone un cambio de mirada en el currículo, la metodología y la evaluación, en el que se abandonan las propuestas únicas en las que cada estudiante debe aprender del mismo modo para integrar enfoques más flexibles y diversos que fomenten la autonomía del alumnado en su propio proceso de aprendizaje. Se asume pues, que cada estudiante aprende de una forma distinta a otro y manifiesta preferencias de aprendizaje diversas en cuanto al compromiso hacia el aprendizaje, la percepción de la información o las maneras de expresarla. Aunque en la actualidad este paradigma está recogido por la legislación educativa en las etapas iniciales, en la universidad está todavía difusa su conceptualización y concreción práctica.
Es por ello que en la literatura se reafirma constantemente la necesidad de formar al profesorado en DUA para garantizar entornos de aprendizaje accesibles para todo el alumnado. Aunque existen formaciones en diferentes universidades que se han canalizado por las unidades de formación pertinentes, su efectividad es dudosa en cuanto a la adopción de este enfoque en las prácticas docentes universitarias. Esto nos hace repensar el tipo de formación que ofrecemos al profesorado universitario, la cual, a ojos de este colectivo, debería ser más personalizada, contextualizada y con posibilidades de intercambio de recursos y estrategias efectivas anteriormente implementadas entre diferentes agentes de la comunidad universitaria.
La experiencia del Proyecto de Innovación Educativa ‘Encuentros’ de la Universitat Jaume I
Partiendo de lo anteriormente expuesto, a lo largo de los años 2023 y 2024 se ha desarrollado en Proyecto de Innovación Educativa en la Universitat Jaume I (Castellón de la Plana) titulado ‘Encuentros’ (con referencia 51333/24) cuyo objetivo principal ha sido favorecer un espacio de confluencia entre profesorado universitario, dos estudiantes con TEA, dos técnicos de la Unidad de Diversidad y Discapacidad y dos miembros de la asociación TEACast para compartir inquietudes, reflexiones y estrategias que fomenten la participación y aprendizaje, no solo de este estudiantado, sino de todos, desde la mirada del DUA.
Desde la influencia de otras acciones formativas como las Lesson Study (LS), la Investigación-Acción (IA), o los procesos de Indagación Colaborativa, los Encuentros se han constituido como una Comunidad de Práctica (CoP) en la que los diferentes agentes se han implicado colaborativamente para conseguir un objetivo común, en este caso, un entorno de aprendizaje más inclusivo en la universidad. Para ello, la iniciativa se desarrolló de forma híbrida, combinando espacios presenciales con entornos virtuales para favorecer una mayor participación de las personas vinculadas al proyecto. La filosofía de la iniciativa ha sido siempre participativa, flexible y abierta a las necesidades de las personas, fomentando que cada una pudiera participar activamente aportando sus conocimientos independientemente de su estatus.
Específicamente, en los ocho encuentros que se han realizado a lo largo de las dos anualidades se han abordado algunas cuestiones relacionadas con el TEA, como su origen o su sintomatología, a partir del acompañamiento de dos miembros de la asociación TEACast. También se reflexionó sobre los facilitadores o limitadores que encuentra este alumnado a lo largo de su trayectoria universitaria y que entorpecen su participación y aprendizaje en esta institución, y sobre posibles estrategias docentes que ayudasen a superar esos obstáculos: «No sé si hacerle trabajar en grupo o individualmente… ¿Qué hago?». En ese sentido, el apoyo de la Unidad de Diversidad y Discapacidad fue clave al compartir con las personas participantes los procedimientos seguidos para facilitar entornos de aprendizaje accesibles para este estudiantado.
El proyecto ha tratado de ser inclusivo en sí mismo por cuanto en todas las sesiones se ha abierto un espacio de diálogo igualitario y reflexión, no solo sobre el marco teórico del TEA o el DUA, sino para generar un intercambio de conocimientos y experiencias vividas por las distintas voces. De hecho, emergieron algunas cuestiones dilemáticas, como las inquietudes del profesorado acerca de cómo acompañar a este alumnado sin invadir su espacio personal: «Yo no sabía si el estudiante seguía mis explicaciones, pero le animé a venir a tutorías, pero tampoco sabía cómo hacerlo». Reflexionaron también sobre el papel del profesorado en el desarrollo de las habilidades sociales en la universidad, lo cual no estaba claro para el profesorado y, sin embargo, sí para el estudiantado, posicionándose en la importancia de abordar esta temática en el contexto universitario: «Se asume que las habilidades sociales se enseñan en la escuela y el instituto, pero como no es así, al llegar a la universidad y trabajar tanto en grupo, hay algunas cosas que no terminan de funcionar».
Por otra parte, escapando de la predominante visión dicotómica sobre ser o no inclusivo, lo que provoca a menudo frustración y una limitada autoeficacia docente en estas cuestiones, durante el proyecto propiciamos una autoevaluación de las prácticas docentes desde el marco del DUA.
Creímos fundamental partir de aquello que ya se estaba haciendo en las aulas para poner el foco en los aspectos que se podían potenciar y los que se podían mejorar desde una perspectiva más inclusiva. Todo ello con el objetivo de que cada docente realizara un plan de mejora en sus asignaturas desde el DUA y lo compartiera con el resto para favorecer un intercambio de las estrategias adoptadas y servir de inspiración para otros docentes. Por ejemplo, algunos se centraron en escribir claramente los contenidos de la materia para evitar interpretaciones erróneas: «Modificar la redacción de algunos contenidos para que sean más directos, evitando que se tuviesen que hacer interpretaciones, evitar frases con dobles sentido, etc.». Otros, en cambio, se focalizaron en incluir los intereses del alumnado en las asignaturas: «Yo doy cine e intento conectar las películas que me dicen con lo que imparto. Intento hacerles sentir partícipes y que vean que la asignatura es flexible. Creo que se puede seguir la ruta que marca la guía y al mismo tiempo hacer eso, que vean que su saber es válido».
La necesidad de «encontrarse» en la universidad
Esta experiencia pone de manifiesto que encontrarse en la universidad es una estrategia realmente enriquecedora, no solo para la construcción de conocimiento sino también para adentrarse en procesos reflexivos sobre la propia práctica, lo cual no es siempre posible en otras propuestas formativas. Este espacio de encuentro a distintas voces ha permitido el intercambio de experiencias y estrategias en pro de la inclusión del alumnado en el contexto universitario. Desde la participación y el diálogo igualitario, diferentes agentes de la comunidad universitaria han entremezclado sus voces para someter a debate sus vivencias y creencias con el fin de buscar colaborativamente estrategias que permitan avanzar en la planificación del proceso de enseñanza y aprendizaje desde una perspectiva más universal acorde al paradigma del DUA.
Sin embargo, avanzar en esa dirección requiere de un desarrollo institucional más inclusivo en el sentido de propiciar los espacios y los tiempos adecuados para favorecer estas iniciativas, lo cual, en la universidad, es todavía un reto complejo. Por tanto, creemos vital poner en valor este tipo de proyectos y visibilizarlos con tal de manifestar que otras alternativas formativas son posibles.