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“Participar en una mentoría es un apoyo para la reducción de tasas de abandono escolar”, asegura Verònica Jiménez, profesora de Psicología de la Educación de la Universidad de Vic (UVic-UCC) e investigadora principal del proyecto de mentoría profesional MES (Mentoría en Educación Secundaria), impulsado por la UVic y la Fundación Antiga Caixa Manlleu.
Esta prueba piloto se ha realizado en cinco centros educativos de la comarca barcelonesa de Osona durante los tres cursos escolares comprendidos entre los años 2021 y 2024. Inicialmente, participaron de forma voluntaria 38 alumnos de 3º y 4º de ESO en riesgo de abandono escolar prematuro (AEP) y cuatro mentores y mentoras profesionales. El número de participantes fue fluctuando, de manera que hubo nuevas incorporaciones y también bajas, y al finalizar el proyecto había 26 estudiantes de 4.º de ESO mentorizados.
De estos 26 jóvenes, 16 hicieron ciclos formativos de grado medio (CFGM), 5 cursaron bachillerato, 6 optaron por Programas de Formación e Inserción (PFI), 2 repitieron 4.º de ESO y 2 causaron baja por motivos de movilidad geográfica.
Hacen más los deberes
El análisis cualitativo indica que los y las mentorizadas hacen más los deberes, van a las clases lectivas con más seguridad y la mayoría opta por continuar estudiando. Estos estudiantes han recibido una hora y media de mentoría a la semana fuera del horario lectivo.
La investigación tuvo en cuenta diferentes aspectos, como los emocionales, personales, académicos y familiares, y tenía como objetivo identificar mejoras en la escolarización, así como cambios reales a raíz de la participación en la mentoría y qué barreras y facilitadores encontraba el propio proyecto.
Aumenta la autoestima
Los diferentes tests de autoconcepto y de autoestima realizados periódicamente señalan que, si bien durante los primeros meses las personas mentorizadas tenían un peor concepto de ellas mismas, al avanzar el curso los resultados se acercaban más al resto de compañeros y compañeras.
“Hemos observado una mejora en los estudiantes que disponen del apoyo del mentorado, los cuales acostumbran a tener un concepto de ellos mismos inferior, hecho que disminuye su rendimiento e impacta en su autoestima”, explica Jiménez.
Por otro lado, detectaron que las chicas mentorizadas tenían más casos de rechazo dentro del entorno social e incluso casos “preocupantes” de rechazo creciente.
Los resultados se mantienen estables o mejoran
En cuanto a la dimensión académica, el grupo de estudiantes mentorizados tiene cuatro veces más posibilidades de suspender tres asignaturas o más, una cifra que no ha empeorado, lo cual hace pensar que “el programa actúa de contención. Ser mentorizado hace que los resultados se mantengan estables o mejoren”, destaca la investigadora y miembro del Grupo de Investigación sobre Atención a la Diversidad (GRAD) de la UVic. “Hay que tener en cuenta la manera como cada centro educativo gestiona la atención a la diversidad y cómo se configuran los grupos clase, ya que eso condiciona la manera como el alumno se autopercibe”, añade.
A la hora de valorar las barreras y los facilitadores del programa MES, señala que, al hacerse la mentoría como actividad extraescolar, lo idóneo es programarla justo después de las clases ordinarias. El perfil profesional del mentor o mentora ha de ser el de una persona graduada y capacitada para responder a situaciones complejas que, como ha demostrado MES, pueden escaparse a los docentes, ya que es complicado atender toda la diversidad. La coordinación con el instituto y la participación de las familias ayudan a hacer un análisis riguroso de los resultados, si bien esta relación es desigual por las propias dinámicas educativas y familiares.
Durante la presentación del proyecto, la directora de la Fundación Antiga Caixa Manlleu, Helena Picó, ha mostrado la voluntad de ampliar este programa de apoyo al estudiante en otros institutos de la comarca porque la mentoría es “una herramienta clave para el éxito educativo”: “Este es un proyecto de presente y de futuro, y nuestro objetivo ahora es garantizar su continuidad y hacerlo llegar a nuevos centros, con complicidades institucionales y la voluntad de que pueda convertirse en un modelo reproducible a escala de país”.
Por su parte, el catedrático de Sociología de la Educación de la UVic-UCC, Jordi Collet, ha remarcado que “el proyecto MES ha puesto de manifiesto que el vínculo emocional y el acompañamiento personalizado son clave para revertir desigualdades educativas estructurales”. Según datos de 2021, la tasa de AEP en Cataluña era del 14,8%, lejos del 9% que la Unión Europea propone para 2030. Según Collet, el AEP “es un fenómeno complejo y de origen multicausal que plantea un reto que hay que abordar desde la política educativa, pero también, y con carácter urgente, desde los centros educativos de educación secundaria obligatoria”.
“La educación es la salud del país”
La jornada ha sido presidida por el rector de la UVic-UCC, Josep Eladi Baños, y el presidente de la Fundación Antiga Caixa Manlleu, Domènec Xicota. Ambos han puesto énfasis en la importancia de esta prueba piloto y de su continuidad porque, según ha dicho Baños, “la educación es la salud del país. Una sociedad será mejor o peor en función de la acción que puedan hacer los maestros”. Aumentar esfuerzos para reducir el abandono de los estudios, ha indicado el rector, es “absolutamente necesario”, como también lo es en el ámbito universitario. En este sentido, la UVic prepara un programa de apoyo al estudiante también en la universidad.
Xicota ha mostrado su convencimiento sobre la utilidad del programa desde sus inicios para investigar los factores que llevan al AEP y acompañar al alumnado desde el punto de vista emocional y académico para reducir las tasas de abandono escolar. “No es solo una cuestión de voluntad, sino una necesidad a cubrir”.
Los cinco institutos de Osona que han participado en la prueba piloto son el Instituto del Ter (Manlleu), La Salle (Manlleu), FEDAC Pare Coll (Vic), Instituto La Plana (Vic) e Instituto del Voltreganès (las Masías de Voltregà).