Somos una Fundación que ejercemos el periodismo en abierto, sin muros de pago. Pero no podemos hacerlo solos, como explicamos en este editorial.
¡Clica aquí y ayúdanos!
Desde el pasado lunes, niños y niñas ya no tienen que ir a la escuela. ¿Y qué harán? En algunos hogares hace tiempo que tienen reservados campus deportivos, campamentos o colonias. El verano con los abuelos en el pueblo hasta que los padres tengan vacaciones también suele ser la opción de muchas familias. Pero, ¿y si no se puede ir de colonias ni a ningún sitio y los padres trabajan todo el día? Cuando hay hermanos mayores, serán ellos quienes se encarguen de cuidar a los pequeños, pero, cuando los pequeños son los únicos sin una actividad fuera de casa, sus vacaciones pueden terminar consistiendo en largas horas frente a una pantalla, solos gran parte del día.
Es aquí donde los pediatras de Atención Primaria han querido poner su voz de alerta. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) reclama a las autoridades competentes en educación y servicios sociales —locales, autonómicas y estatales— que implementen medidas y ofrezcan alternativas accesibles a todas las familias para evitar que los menores pasen demasiado tiempo sin la compañía de adultos.
Aunque no existe una edad legal establecida para que los menores puedan quedarse solos en casa, ya que depende de su madurez, esta soledad está totalmente desaconsejada por los profesionales de la salud infantil. Entre otros argumentos, se basan en un informe de la Fundación Educo, publicado hace unas semanas, según el cual solo uno de cada cinco niños y niñas de familias con pocos recursos asiste a campamentos de verano que incluyen alimentación. La misma ONG y otras entidades como Unicef han alertado en varias ocasiones sobre las carencias en alimentación y la falta de actividades de ocio durante el verano, que afectan negativamente al bienestar infantil. Educo se refiere a esta realidad como “el olvido vacacional”. Los pediatras de la AEPap, que también han advertido sobre estas situaciones, ponen el foco en todo el tiempo que algunos menores pasan sin la compañía y supervisión de adultos.
Situaciones de vulnerabilidad
Desde la Fundación Pere Tarrés recuerdan que el verano es uno de los momentos del año en que más se evidencian las desigualdades sociales. Por eso, esta entidad beca cada año a niños, niñas y adolescentes para que puedan disfrutar de actividades como casales o colonias. En el último informe de la fundación sobre las condiciones socioeconómicas de las familias que solicitan becas para participar en actividades de verano, se constata que las situaciones de pobreza y vulnerabilidad en las que se han visto muchas familias por las crisis de los últimos años continúan creciendo. El año pasado, la campaña de becas permitió que 6.734 menores pudieran disfrutar de colonias y casales.
La mitad de las familias becadas por la Fundación Pere Tarrés se encuentran en situación de pobreza severa, es decir, viven con el 40% de los ingresos medios de una familia en Cataluña. El informe de la Fundación detecta situaciones de fragilidad muy cronificada, como que dos de cada tres hogares están por debajo del umbral de pobreza, mientras la renta media anual por persona se sitúa en 7.108 €, menos de la mitad que la catalana. La pobreza crece en todas las franjas y los ingresos medios de los hogares disminuyen respecto al año anterior.
Según Rafael Ruiz de Gauna, director adjunto de la Fundación Pere Tarrés, “hoy en día, acompañar a ciudadanos del futuro no pasa solo por la escuela. Todo lo que ocurre fuera del aula tiene un papel cada vez más relevante y, en este sentido, tender hacia la universalización del ocio educativo es un factor de éxito”. De hecho —añade— “que todos estos niños no puedan participar en actividades de ocio es educativamente equivalente a perder dos años de escolarización”. Son actividades, además, “que suponen una herramienta de equidad e inclusión para aquellos niños que más las necesitan: con el aumento de la neurodivergencia, hay menores con necesidades educativas especiales que también necesitan especialmente disfrutar de estas actividades”, dice Ruiz de Gauna. “Hacemos un llamamiento a movilizar recursos para atender a estos niños”, ha añadido.
Por eso, un año más, bajo el lema “Transforma su verano”, la Fundación lanzó una campaña de becas para garantizar el acceso a las actividades de verano a menores en situación de vulnerabilidad. El verano pasado lograron 2.184.576,71 € para becar a 6.734 niños y jóvenes, la cifra más alta alcanzada por la entidad. Desde 2020, la Fundación ha ofrecido un 82% más de becas y espera superar esas cifras este verano y alcanzar al menos 7.000 becas. Las ayudas son posibles gracias al apoyo de administraciones, empresas y particulares.
¿A qué edad pueden quedarse solos en casa los niños?
Aunque la legislación española no regula la edad a partir de la cual un niño o adolescente puede quedarse solo en casa, según el Dr. Ignacio Pérez Candás, coordinador del Grupo de Pediatría Social de AEPap, “cuando las familias nos consultan, solemos decir que depende mucho de la madurez de cada menor, aunque, como norma general, no recomendamos dejar a un menor sin supervisión por debajo de los 12 años”.
El Dr. Pérez Candás señala que, aunque no hay cifras concretas, tienen la certeza de que esta situación es común durante el verano. Aunque afecta especialmente a familias en situación de vulnerabilidad o con un círculo familiar más reducido —como personas que viven fuera de su país o ciudad de origen—, también se da en otros tipos de familias, incluso con una situación acomodada. “Algunas familias consideran que su hijo o hija es suficientemente responsable, ya los han dejado solos alguna vez, y creen que ya han resuelto los problemas de conciliación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no es lo mismo dejarlo solo para hacer un recado que dejarlo solo durante todas las vacaciones mientras los padres trabajan. Esta segunda opción implica que los menores pasen largos periodos de tiempo solos, lo cual puede ser perjudicial, al menos en algunos casos”.
En concreto, AEPap alerta sobre ciertas situaciones de riesgo que pueden darse y que tanto las familias como las administraciones deben considerar. “Puede que un menor de 14 años sea responsable para quedarse solo un día de trabajo, pero a veces se les asigna el cuidado de hermanos más pequeños. La madurez también debería evaluarse en ese sentido”, explica el responsable del Grupo de Pediatría Social. “En piscinas y otros espacios de ocio acuático, por ejemplo, siempre incluimos entre las recomendaciones no dejar a niños al cuidado de otros más mayores. Esta situación puede darse cuando se deja a menores solos durante las vacaciones”, añade.
Por todo ello, AEPap hace un llamamiento a las autoridades para ofrecer alternativas de ocio para las familias, y también que sean atractivas para los adolescentes. “Permanecer largos periodos sin supervisión, pero sobre todo sin la compañía de adultos de referencia, puede ser perjudicial para los niños y niñas, que necesitan socializar con sus iguales, pero también contar con referentes para su correcto desarrollo”, explica la Dra. Carmen Fidalgo, secretaria de la Junta Directiva de AEPap. “A veces, los servicios que se ofrecen son meramente asistenciales, pensados para los niños y niñas más pequeños. Se olvidan de los adolescentes y, a veces, son los que más necesitan guía y apoyo de familiares o educadores”, afirma.
Desafíos para las familias en verano
Las vacaciones escolares son el momento más esperado del año para muchos niños y niñas. Sin embargo, AEPap recuerda que persisten desafíos. En primer lugar, el 33,4% de los hogares españoles no pudo permitirse salir de vacaciones al menos una semana al año, según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2024, por lo que esta época no ofrece las mismas oportunidades de descanso y ocio para todos los menores.
Este período también representa un desafío para la alimentación de los menores. La Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de AEPap y miembro de su Grupo de Gastroenterología y Nutrición, explica que “en esta época, hay niños que pueden sufrir malnutrición. Esta puede ser por defecto o por exceso, con nutrientes insuficientes o con obesidad. Cuando la alimentación no es saludable, algo que ocurre a menudo en familias con pocos recursos, muchas veces es porque una alimentación no saludable resulta más barata”.
Los profesionales también tienen en cuenta aspectos como la temperatura en los hogares. Para todos estos problemas, AEPap tiende la mano a las familias, la comunidad educativa y las administraciones para ofrecer la ayuda de los pediatras de atención primaria en una época pensada para la expansión y el ocio de la infancia.