Luces apagadas, resplandor de luz sobre la pantalla ennegrecida por la oscuridad, silencio… Barcelona, mediados del siglo XX, blanco y negro, silencio. Barrio Chino. Este podría ser el inicio de una de las sesiones del proyecto CinEd, un proyecto europeo de cine y educación que comienza su andadura en España de la mano de la asociación A bao a qu. De hecho lo es.
Se trata de los primeros compases de En construcción, filme de 2001 del director José Luis Guerín, una de las dos películas españolas que participan en este proyecto. La otra, El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, de 1973. Junto a ellas, filmes de otros siete países europeos. El objetivo: llevar el cine europeo de autor al mayor número de estudiantes posibles.
Desde hace algunos meses se está haciendo la prueba piloto en Galicia, de manos de Cgai, la filmoteca gallega, que ya ha pasado las dos películas españolas y que en los próximos meses continuará.
Y en Madrid, han estado trabajando también con En construcción. De hecho, hace unos días tuvieron un encuentro chicas y chicos con José Luis Guerín en el Cine Doré, la sala de la Filmoteca Nacional, en el que pudieron preguntarle dudas surgidas tras el visionado de su documental.
Preguntas sobre la elección de personajes, sobre los sonidos que se escuchan a lo largo del filme y su importancia a la hora de sostener parte de la historia, cómo se rodaron algunas de las secuencias o sobre los motivos para que unas historias se desarrollen más que otras.
Fanny Figueras es profesora de Visual y Plástica en el Instituto Broggi de Barcelona. Viene a Madrid para la presentación del programa, al igual que Guerín, con la intención de alentar a la participación. Ella lleva cinco años trabajando con el cine en su centro, de la mano también de A bao a qu, con el programa de Cine en curso. El uso del cine la ha hecho cambiar su práctica, «ahora trabajo con grupos más pequeños, incorporando el consenso, en vez de la votación», por ejemplo.
También, dice, usar el cine la ha ayudado a abrirse a otras formas de trabajar el currículo, tirando más del proceso que del contenido y a entrelazar materias dentro del centro, a crear «relaciones entre el cine con el dibujo artístico o con historia del arte». tirando de estas relaciones entre materias hace que el aprendizaje «tenga más sentido para el alumnado».
«El conocimiento no es tan parcelado por materias», dice, aunque admite que han sido 5 años de proceso de cambio de forma de trabajo. «Es algo que tiene que tocar alguna sensibilidad tuya, como docente, para que apuestes por ello». Ahora, que una vez hecho, constata «cómo puede cambiar la mirada a mis alumnos, cómo los transforma, cómo llegan en 1º de Bachillerato y cómo salen».
La piedra de toque, además del interés del docente, está en confiar en las capacidades del alumnado. «Cuando les das la consigna de ver algo desde el punto de vista de la luz, del encuadre, de la paleta de colores… ellos cambian». «Tienen una actitud más activa, les interpela lo que ven. Están acostumbrados a ser consumidores de cine».
– Hablabas también de su manera de expresarse.
– Sí, su lenguaje, su vocabulario. Cuando vemos algo, escriben, lo comentamos juntos en clase, qué hemos visto en un fragmento o en una peli, anotamos ideas en la pizarra y, luego, reescriben sus primeras impresiones.
Se trata de un trabajo con el que el alumnado mejora sus capacidades de expresión, pero además, puede ayudar en otras materias como Filosofía, o en su caso, en la clase de catalán o de castellano. «A través del cine aprenden a mirar, a escribir».
Núria Aidelman y Laia Colell son las culpables, o las responsables si se quiere, de buena parte de todo esto. Son las impulsoras de A bao a qu, la asociación que, por una parte, ha organizado los programas de Cine en curso, entre otros, y que, en España, es la responsable de CinEd. El proyecto está liderado por el Institut Francaise. Cuenta ya con películas francesas, portuguesas y rumanas, además de las españolas.
– A bao a qu es uno de los personajes de El libro de los seres imaginarios de Borges y Margarita Guerrero.
Se trata de un ser que acompaña a las personas de alma pura hasta la parte más alta de la Torre de la Victoria desde la que se divisa el paisaje más maravilloso del mundo. Ellas quieren hacer esa labor, acompañar a docentes y centros educativos en el viaje de la utilización del cine, de las artes en general, para ver el paisaje más maravilloso del mundo.
– El arte, la creación, la cultura es un paisaje maravilloso y el a bao a qu está esperando a quienes quieren descubrirlo, pero a la vez, todo depende del visitante, explican ambas.
Opinan que tanto CinEd como Cine en curso son proyectos complementarios. El segundo, que es el buque insignia, supone, entre otras cosas, la estancia continuada y regular de un cineasta a un centro educativo para trabajar con el alumnado, además de una formación y estrecha relación con el profesorado para compartir visiones e inquietudes. «Un proyecto que por definición puedes hacer en un número limitado de centros, con mucho acompañamiento».
CinEd, sin embargo, pretende un alcance mucho mayor. El visionado de las películas solo requiere la inscripción del centro educativo, pero también de cualquier entidad como Cgai en Galicia o la Cineteca de Matadero Madrid, para acoger visionados destinados a escolares. El trabajo de la asociación aquí será movilizar a la mayor cantidad de centros y polos posibles.
Algo, incluso, que podría verse como unas modernas Misiones Pedagógicas. Quieren dedicar un esfuerzo especial a los escolares de las localidades que presumiblemente lo tengan más complicado por no tener cerca ninguno de estos centros culturales.
Trabajo con concejalías de ayuntamientos pequeños y con docentes que quieran cambiar sus prácticas y que sean quienes acaben movilizando otro tipo de equipamientos culturales.
Confianza, tiempo, expectativas
Son tres claves que Laia, Nuria y Fanny destacan de los proyectos con cine y adolescentes. Sobre todo, cierto cine de autor que obliga al alumnado a enfrentar el cine de otra manera, con tiempos mucho más lentos, con imágenes y sonidos que ha de interpretar más allá de la obviedad de tanta imagen como les llega.
Confianza que adultos, tanto docentes, como familias han de tener o devolver, a sus adolescentes. «Parte de nuestro acompañamiento tiene que ver con que confíen en los alumnos. Vamos a tener expectativas; vamos a atrevernos a hacerlo». Y, claro, luego, ha de haber tiempo para la reflexión, «no se trata de lanzar dos o tres preguntas».
– Estuvimos 45 minutos para comentar un visionado de 3 minutos… 45 minutos. Pero es que no podíamos parar -explica Fanny.- Solo les tenemos que abrir la puerta. Si no se lo proponemos, no sabrán que existe.